Las mujeres están infrarrepresentadas en la mayor parte de las profesiones, pero hay una en la que lo están particularmente: la informática. A pesar de que algunas de las grandes pioneras de la tecnología fueron mujeres, la cantidad que hay ahora mismo trabajando en el campo es sensiblemente menor a la de hombres. Esta desigualdad suele atribuirse a la forma en que se socializa a las niñas desde pequeñas, transmitiéndoles de manera sutil —y persistente— la idea de que la informática “no es para ellas”. Una creencia tan extendida como falsa.
Una de las personas que más ha trabajado para combatir esta idea y fomentar la presencia de mujeres en la informática es Reshma Saujani, CEO y fundadora de Girls Who Code. Sin embargo, su labor como activista va mucho más allá: también ha tenido un papel destacado en la política estadounidense, donde ha contribuido a dar forma a algunas de las ideas más progresistas del actual Partido Demócrata.
La particular historia de Reshma
Unos inicios entre las élites
Antes de entrar en el meollo de la cuestión, conviene conocer un poco de su historia. Nacida en 1975, Reshma Saujani es descendiente de una familia india originaria del estado de Guyarat. Sus padres residían en Uganda hasta que, a principios de los años setenta, el presidente Idi Amin ordenó la expulsión de la comunidad india del país y la expropiación de sus negocios y propiedades. Forzados al exilio, se establecieron en Estados Unidos, donde tiempo después nacería Reshma, en la ciudad de Chicago.
Aunque su estrecha relación con la tecnología podría hacer pensar que estudió alguna carrera técnica, la realidad es otra muy distinta. Saujani se licenció en Ciencias Políticas y Comunicación Discursiva por la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign en 1997. Más tarde obtuvo un máster en Políticas Públicas en la John F. Kennedy School of Government de Harvard (1999) y, en 2002, se graduó en Derecho por la Facultad de Derecho de Yale.
Todo ese recorrido académico la situaba en una posición ideal para desarrollar una carrera completamente alejada de la política, al menos en apariencia. Sin embargo, desde sus primeros pasos profesionales, Reshma Saujani mostró un fuerte compromiso con las causas sociales y con la defensa de los más desfavorecidos.
Tras graduarse, trabajó en la firma Davis Polk & Wardwell LLP, un histórico bufete fundado en 1849 y especializado en delitos financieros. Allí ejerció como abogada defensora en casos de fraude de inversión, pero también llevó a cabo trabajo pro bono, gestionando solicitudes de asilo político.
En 2012 fundó Girls Who Code, una organización sin ánimo de lucro dedicada a apoyar y aumentar la presencia de mujeres en las ciencias informáticas
Más tarde dio el salto al sector privado, incorporándose a distintas empresas de inversión, donde ascendió con rapidez en la jerarquía corporativa. No obstante, su verdadera proyección pública llegaría cuando decidió dar el salto a la política, tanto en el terreno electoral como en el activismo.
El camino político de Reshma Saujani no puede entenderse sin su labor activista, y viceversa. Pero conviene empezar por esta última para comprender mejor la primera. En 2012 fundó Girls Who Code, una organización sin ánimo de lucro dedicada a apoyar y aumentar la presencia de mujeres en las ciencias informáticas.
Su misión es clara: cerrar la brecha de género en la tecnología mediante programas educativos y de inmersión en programación, tanto dentro de las escuelas —en todos los niveles— como fuera del sistema educativo formal. De este modo, la organización busca que niñas y jóvenes puedan acceder a las mismas oportunidades, derribando las barreras culturales y sociales que históricamente han limitado su participación en el sector.
Reshma Saujani, creadora de Girls Who Code.
Las mujeres también programan
Luchando contra la brecha de género
¿Cómo surgió la idea? En 2012, Saujani estaba intentando ser elegida para el Congreso de los Estados Unidos. En ese momento, en las escuelas que había en la ruta de su campaña, se percató de que había una preocupante ausencia de representación femenina en las clases de ciencias informáticas. Al darse cuenta, decidió crear esta organización bajo una idea explícita que le gusta formalizar como “enseñar a las chicas valentía, no perfección”.
Comenzando bajo el paraguas de la Iniciativa de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca, el proyecto creció rápidamente. Para diciembre de 2014 ya había 1.500 clubs de Girls Who Code y 3.000 estudiantes habían completado el programa, con el 95% de ellas queriendo hacer una carrera universitaria en la materia. A lo largo de los años, esto se ha extendido de forma prodigiosa. Ya son 185.000 las mujeres en edad escolar o postescolar que han completado el programa.
Girls Who Code se basa, esencialmente, en dos programas. El primero son los clubs, que son programas extraescolares para chicas de entre 13 y 18 años que son dirigidos por profesoras, bibliotecarias, estudiantes universitarias o profesionales de la industria de la tecnología. Con un curriculum de 20 semanas de reuniones de 2 horas por semana, este se basa en cuatro conceptos fundacionales: loops, condicionales, variables y funciones.
El segundo de los programas es más intensivo: el Summer Immersion Program, o SIP, que es básicamente un campamento para chicas de entre 15 y 17 años para estudiar programación de forma intensiva durante una semana. Estos campamentos de verano se paralizaron tras la pandemia, pero incluían lecciones de programación en lenguajes básicos y un proyecto grupal de final de curso, además de basarse en empresas tecnológicas importantes de los Estados Unidos como Facebook, Twitter, Adobe o Sephora.
Girls Who Code ha desarrollado numerosas iniciativas y campañas para visibilizar el papel de las mujeres en la informática y promover su participación en el sector
Además de sus programas educativos, Girls Who Code ha desarrollado numerosas iniciativas y campañas para visibilizar el papel de las mujeres en la informática y promover su participación en el sector. La organización ha publicado libros y materiales divulgativos escritos por y sobre mujeres programadoras, ha impulsado campañas públicas que reivindican la presencia femenina en la tecnología y ha llevado su modelo más allá de las fronteras estadounidenses, con sucursales en Canadá (2018) e India (2022).
A lo largo del tiempo, su objetivo ha sido siempre el mismo: reducir la brecha de género en la tecnología de la forma más decidida posible. Como suele decir Reshma Saujani, “en lugar de sentirnos intimidados por una mujer asertiva y criticarla a sus espaldas, deberíamos hablar de lo mucho que la admiramos”.
Pero como hemos señalado, la implicación activista de Reshma Saujani no se acaba en Girls Who Code. Siempre ha tenido un pie dentro de la política, incluso antes de fundar esta organización sin ánimo de lucro. Y que pudiera hacerlo tiene mucho que ver con los lazos que creó durante el tiempo en que lo hizo.
Reshma Saujani, creadora de Girls Who Code.
Una carrera política sin lustre
El fallido intento de destacar en política
Sus primeros pasos en política se remontan a 2004, cuando, durante las elecciones presidenciales, fundó la plataforma South Asians for Kerry, con el objetivo de movilizar el voto de la comunidad surasiática en apoyo al candidato demócrata John Kerry. Aunque aquellos comicios fueron ganados por George W. Bush, la derrota no la desanimó. Al contrario: pareció impulsarla a involucrarse aún más en la vida pública.
En 2008, participó en la campaña presidencial de Hillary Clinton, donde formó parte del Consejo Nacional de Finanzas y, tras la Convención Nacional Demócrata de Denver, fue nombrada vicepresidenta de la delegación de Nueva York.
Contaba con apoyos de alto perfil, entre ellos los de Jack Dorsey, Randi Zuckerberg y Chris Hughes
Bien posicionada dentro del Partido Demócrata y respaldada por buena parte de su estructura, Reshma Saujani decidió presentarse a las elecciones del Congreso de 2010 por el distrito 14 de Nueva York. Contaba con apoyos de alto perfil, entre ellos los de Jack Dorsey (cofundador y presidente de Twitter), Randi Zuckerberg (entonces directora de desarrollo de mercado en Facebook y hermana de Mark Zuckerberg) y Chris Hughes (también cofundador de Facebook).
Todo apuntaba a que sería una candidata fuerte. Sin embargo, el resultado fue muy distinto. En un distrito donde las relaciones personales y la cercanía con el electorado pesan más que los vínculos empresariales, sus conexiones con Wall Street y Silicon Valley fueron percibidas como una amenaza más que como una ventaja. Su rival, la veterana congresista Carolyn Maloney, la derrotó con un 80,85 % de los votos, un resultado contundente que marcaría un punto de inflexión en su carrera política.
Reshma Saujani, creadora de Girls Who Code.
Pero no fue aquella su derrota más reveladora. El verdadero punto de inflexión llegó con su candidatura a las elecciones para la Presidencia del Consejo de la Ciudad de Nueva York, un cargo que actúa como defensor público —una figura que sirve de puente entre el alcalde y la ciudadanía— y que a menudo se considera un trampolín hacia la alcaldía.
Decidida a no repetir los errores del pasado, Reshma Saujani intentó controlar la narrativa sobre su trayectoria. Sin embargo, cometió un error estratégico: modificar su propia página de Wikipedia para eliminar las referencias a sus vínculos con Wall Street y Silicon Valley. La maniobra fue detectada casi de inmediato por la prensa y por los votantes, obligándola a justificarse públicamente. “No me gusta lo que dicen sobre mí”, llegó a declarar.
El intento de limpiar su imagen acabó por empeorar la situación. En aquellos comicios, la vencedora fue Letitia James, con un 36,10 % de los votos, seguida de Daniel Squadron con un 33,61 %. Saujani apenas alcanzó un 14,52 %, un resultado que la llevó a reconocer que su carrera política había llegado a su fin. Aun así, se mantuvo fiel a uno de sus lemas más conocidos: “Si no has fallado alguna vez, es porque no has intentado nada nuevo.”
Sin estos fracasos no tendríamos sus éxitos
La virtud de saber ver las oportunidades
Pero de aquel fracaso también surgió algo bueno. Todo lo que no logró cambiar desde la política, Reshma Saujani lo ha conseguido a través del activismo. Tal vez en aquel momento no tuviera lo necesario para convencer a los votantes, pero sí la visión y la determinación para transformar realidades desde fuera del poder institucional.
Con Girls Who Code, ha logrado reducir la brecha de género en la informática más que la mayoría de los gobiernos estadounidenses en décadas. Una hazaña que, probablemente, nunca habría podido conseguir ni como congresista ni desde un cargo local en Nueva York.
Puede que su carrera política no estuviera destinada a brillar, pero su labor en favor de las mujeres en la tecnología sí lo ha hecho —y con una proyección global—. Y quién sabe: quizás ese reconocimiento y esa coherencia acaben siendo, algún día, la base sobre la que construya la carrera política que siempre soñó.




