No hay nada que hacer con estos insecticidas tan respetuosos de hoy día. Dos chufchufs y ya están las moscas perfumadas y listas para ir de boda. De nada sirve rociar la habitación unos minutos antes de ir a dormir con una eau d'insecticide que firmaría Cagolina Heguega. Y aquí estoy, ahora, a la una de la madrugada, aquí, con la luz encendida, sentado en la cama con el cojín de respaldo en el cabecero, esperando a que lo que sea que me ha desvelado ose revolotear otra vez por la oreja.

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¿Qué ha sido? ¿Mosca o mosquito? Zumban diferente, sí. Pero sea una u otro, mil veces en mil noches me habré abofeteado la oreja al oír, medio dormido, su zumbido y mil veces habré fracasado en el intento de matarlo.
Y ella, durmiendo tan plácidamente al lado. Siempre con el sueño profundo, sin enterarse de...
–Qué haces con la luz encendida.
–Un mosquito. O una mosca, no lo sé.
–¡Ya estamos otra vez! “Sol, calor y moscas, empieza el verano. A disfrutar, sean felices”, que decía aquel. Déjalo. Resígnate, estírate y ponte a dormir.
–¡Ni hablar! Desde mayo que me torturan. Una picadura de mosquito más y me saco el carnet de donante de sangre prémium. Ya te lo he dicho varias veces: Breaking bad, capít...
–Capítulo 10, tercera temporada. Sí, ya lo sé...
–¿Y este tono condescendiente con la mejor serie de la historia? Walter White a Jesse Pinkman, en su laboratorio metanfetamínico clandestino: “Hay una mosca. Hay un elemento contaminante. Queremos pureza. No cocinaremos más meta hasta que no la matemos”. Pues lo mismo, para evitar más alteraciones del sueño...
Se ha vuelto a dormir. Tapada incluso la cabeza. No podré usarla de cebo... Podría tener razón con eso de que lo deje. Total, si es mosca, pues mira, no pica. Tampoco si es mosquito macho. Son las hembras las que muerden, y estadísticamente hay más probabilidades de que el de hoy sea macho. Hace cuatro días liberaron 28 millones de mosquitos tigre estériles en España para que los huevos no fructifiquen. Es parte de una estrategia innovadora para acabar con la especie a años vista.
¿Qué insecticida tengo? ¿Casa Jardín? ¡Adónde vas con ese nombre! Es el mismo que usó ese, el @perrete, en Bluesky: “Me he gastado medio bote... pero al final he conseguido que todas las moscas olieran a rosas”.
Por lo menos que el nombre del matamoscas sea onomatopéyico, que en el nombre está la cosa: Bloom, Zum, Raid... Trump.
Vaya con Trump. Solo por ser él el presidente de EE.UU., Netanyahu y Putin se han visto con las manos libres para hacer lo que les plazca en Gaza y Ucrania. Va por el mundo como el gran insecticida contra los malos bichos. Irán, ahora. Pero es justo lo contrario: la mosca que toca tanta porquería que lo contamina todo allí donde luego se posa. El día que no esté será necesario recomponerlo todo. “Trump es como una mosca que caga por todas partes y deja la superficie sucia para que la limpies”, le leí en X a @WackyThot.
Trump es mosca. No de las comunes, sino un tábano, una mosca cojonera. De las que muerden. Como Netanyahu, como Putin, como El Assad, como tantos otros señores de la guerra. De acuerdo, la que pica es la hembra del mosquito, pero quien pica en realidad son hombres. Son ellos los que hacen la guerra. En la inmensa mayoría. Incluso ahora, cuando las estructuras de poder ya no son tan masculinas como antaño. Son ellos los que nos quitan el sueño. Y no hay señales de que estén en peligro de extinción.
–Eso es falso, cariño. Las guerras no son una cuestión de género, sino de circunstancias.
–¿No dormías? ¡Mierda! ¡Otra vez revoloteando por la oreja y se escapa! Que no te pille... Mil y una veces fracasando, ya. En fin. A dormir.