Toda desilusión es hija de una ilusión. Ejemplos vitales:
-Berto Romero lanza la frase más motivacional de las frases motivacionales, “los cincuenta son la adolescencia de la vejez”, y poco después Joaquín Luna lo tritura anunciando que la discoteca Luz de Gas deja de tener un espacio para los maduros y se reservará el derecho de admisión de los mayores de 45.
Agentes policiales en las protestas en Los Ángeles.
–Nueve, diez, once meses de vida laboral esperan ser compensados gracias a la ilusión de treinta días de vacaciones de verano... hasta que la sucesión de olas de calor lo manda todo al traste y te obliga a limitar tus festivos a competir para ver a quién se le mueren menos plantas en Hundir la flora.
–Las ganas de una primera cita se esfuman tras comprobar que detrás de la cara que te ha inducido a concertarla no hay más que serrín e ignorancia. “Un tínder con fotos de las librerías de cada persona me habría ahorrado muchos errores”, dice @carlosdiurarte.
Todos estos ejemplos son domésticos. Pueden tener más o menos afectación en nuestras propias vidas y no sobrepasan nuestra intimidad. Pero las desilusiones pueden ser globales. Una de ellas es Trump. Ha sido la ilusión de unos cuantos millones de votantes, pero cada día que pasa demuestra que la desconexión entre lo que cree que es y lo que es en realidad es total.
Lo ha evidenciado ante las protestas estos días en Los Ángeles por sus políticas antiinmigratorias. El presidente de EE.UU. se cree que es ley y orden. Sin embargo, su decisión de enviar marines y la Guardia Nacional no ha hecho más que provocar disturbios y caos.
Se lo hace notar Gavin Newsom, el gobernador de California. Se ha enfrentado tanto a Trump que este le ha amenazado con encerrarlo. Hoy Newsom es la esperanza del Partido Demócrata. Pero sus maneras de decir y de hacer flirtean con el populismo y el peligro de que la ilusión vuelva a tener por hija la desilusión es plausible.
A saber: “Arréstame. Acabamos con esto, tipo duro”, respondió y replicó Newsom en X al presidente del EE.UU., como si estuviera en un western. Luego está su equipo, que ha hecho recitar al emperador Palpatine un post de Trump en el que asegura que liberará “la gran ciudad estadounidense que una vez fue Los Ángeles”, que “ha sido invadida y ocupada por inmigrantes indocumentados y criminales”.
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“Hace veinte años nos lamentábamos de lo incapaces que eran algunos de los hombres más poderosos del mundo; si los comparamos con los de hoy, el nivel ha bajado en picado”. Lo expresa el periodista y escritor Pino Aprile en una entrevista. Eso es aplicable a Trump perfectamente. “[Las redes sociales] Nos nivelan globalmente al nivel más bajo, multiplicando el poder de los estúpidos”, subraya Aprile justo antes. Es el caso, ya no solo del presidente de EE.UU. También lo es de Newsom.
Del espectro político de Trump en casa tenemos a Abascal, la excepción que confirma la regla: es el único caso en el mundo cuya desilusión es inherente, autoengendrada, que no ha tenido de madre la ilusión. Estos días, X ha descubierto que domina menos el francés que Franco el inglés. Estuvo en un acto de apoyo a Marine Le Pen. En todo caso, lo que debería darnos risa no es su nivel, sino, como señala @eljukebox, “su impúdica exhibición” de tratar de hablar francés en público sin tener ni idea, “que es lo que realmente da la medida del personaje”.
- Abascal hablando en “francés”…bueno francés, francés…también podría ser esperanto!! 🤣🤣🤣🤣
— Andrea Gaveiras🐬 (@andreagaveiras.bsky.social) 10 de juny del 2025, a les 15:18
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Desilusiones domésticas, desilusiones más globales. Todas son hijas de ilusiones. Hoy por hoy, el refugio es el mercado de fichajes del fútbol.
Es cierto: es ilusionante para los culés que Joan Garcia solo tenga que coger la línea 5 del metro para llegar desde el estadio de Cornellà, pero es desilusión para los pericos. Sin embargo, en el ámbito deportivo hay algo que genera ilusión en todos lados, en la izquierda y la derecha, a trumpistas y newsomianos, a antiabascalistes y abascaliens qui défendent une vision identitaire de l’Espagne: que el nuevo fichaje del Madrid, el argentino Franco Mastantuono, sea considerado y escriba 'Franco' en la parte trasera de la camiseta. Una ilusión compartida: culés y no tan culés, unidos por fin. “Puede ser récord de ventas, y no lo digo en coña”, afirma @MrGafan. Que esta Ilusión se haga célibe y renuncie a tener descendencia.
