Hoy conviene abordar uno de esos asuntos que preocupan de verdad a la ciudadanía de Catalunya (y a los socios de la Peña Azulgrana Villanueva de los Caballeros): la formación espiritual, la instrucción moral y el sentido del ocio sano de Lamine Yamal, a fin de que sea un hombre de provecho el día de mañana.
Hay mucha ciudadanía preocupada por el porvenir del joven ahora que no será llamado a filas sino llamado a dar ejemplo fuera del césped, a diferencia de taxidermistas, cocineros y cabareteras del mismo Berlín.
 
            
La preocupación es palpable aunque muy pilla: ¿de verdad importa que sea un hombre de provecho o lo que cuenta es que siga rejoneando al Real Madrid y temen que rinda menos si se divierte y gasta el dineral que le damos?
La fiesta de entrada en la vida adulta transcurrió el sábado y ya ha disparado las alarmas porque intervino un cantante y un grupo de enanos cuya profesión es actuar allí donde los contratan –imagino yo que por voluntad propia, la misma que nos lleva a elegir si queremos ser matasanos, poetas urbanos o chupatintas del registro–.
A la ciudadanía lo que le importa de verdad no es el sistema educativo, sino la educación del '10'
Una ley impide que sean protagonistas en espectáculos, ley pensada en su día para acabar con “los enanitos toreros”, prohibición que fue una tragedia personal para la mayoría de ellos porque les gustaba sentirse toreros. Nadie contó con su opinión... Ahora, tampoco pueden ser artistas, aunque no haya mofa ni escarnio y el público aplauda con cariño.
El caso es que hay que salvar a Lamine Yamal de sí mismo y procurar que solo viva para meter goles –salvo si ficha por el RCE Espanyol–, haga anuncios solidarios y contribuya a mirar a otra parte en lo que a la gestión del FC Barcelona se refiere.
A la ciudadanía parece importarle más la educación de Yamal que el sistema educativo, de ahí la inquietud por su vida personal, parentela, amigos y, llegado el momento, planes de boda. ¿Le gustará la mujer que elija o se llevará un disgusto si la muy arpía le obliga a hacer la cama? Y a todo esto, ¿piensa tutelar la Administración el crecimiento personal del futbolista, patrimonio nacional?
 
            

