Una ópera para Melania

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Una ópera para Melania
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En lo único que se pueden parecer Winston Churchill y Donald Trump es en que disfrutan de la ópera. El premier británico, con pasión; el presidente americano, sin tanto entusiasmo. Churchill se extasiaba con Maria Callas, Trump ha sido un admirador de Luciano Pavarotti.

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Kevin Lamarque / Reuters

Cuando Trump se presentó a las primeras elecciones a la presidencia, le gustaba concluir sus mítines con el Nessum dorma, cantado por el tenor italiano, hasta que la familia de Pavarotti puso problemas. Le había conocido en Nueva York y mantuvieron siempre una excelente relación. Cuando Trump viajó a Italia en el 2017, se entrevistó en el palacio Chigi con Paolo Gentiloni, miembro del Partido Demócrata, y supo crear un buen ambiente relatando anécdotas vividas junto a Pavarotti. Le explicó que el tenor incluso le había cocinado un plato de pasta como acto de amistad.

Londres estrenaba anoche una distopía musical en la que la primera dama se enfrenta a Putin

A Trump le encanta poner música de su iPad a los invitados a su residencia de Mar-a-Lago, entre la que, a menudo, cuela alguna conocida aria operística. Y ha convencido a sus amigos republicanos para que el Kennedy Center de Washington cambie de nombre y se convierta en la First Lady Melania Trump Opera House, lo que ha indignado a la familia Kennedy, con la excepción del secretario de Salud, uno de sus personajes más próximos. Y disparatados.

Lo que no pensaba Trump es que la primera dama tendría su propia ópera, escrita, compuesta y protagonizada por Melinda Hughes, que no es precisamente una trumpista. La soprano londinense interpretó alguna parodia de Melania en un cabaret, donde se ironizaba sobre sus silencios, mientras gritaba: “¡Melania, parpadea dos veces si necesitas ayuda!”. La ópera, que se preveía estrenar anoche en el Cockpit Theatre de Londres, transcurre en un distópico 2027, donde Vladímir Putin invade Eslovenia, el país natal de la esposa de Trump, mientras él se desentiende del ataque y sigue jugando al golf en su finca. En cambio, ella se rebela.

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