¿Y si este fuera el último miércoles con horario de verano de la historia? ¿Y si el próximo 29 de marzo, a las dos siguen siendo las dos? ¿Y si, a partir del domingo que viene, el reloj del horno marca la hora correcta para siempre porque no hay otra? ¿Y si el 22 de octubre del 2026, en este mismo momento, es una hora antes? ¿No leeremos más el clásico artículo bianual sobre Franco cambiando el huso horario español en 1940 para alinearse con el de la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini? ¿Y aquel otro, no menos clásico, sobre que los relojes empezaron a adelantarse y retrasarse en 1918 para ahorrar energía durante la Primera Guerra Mundial?
¿No volveremos a oír que en verano andamos dos horas desajustados? ¿Ya no habrá reportajes sobre Benjamin Franklin, precursor del cambio de hora en 1784, y que proponía que las campanas de la iglesia repicaran al amanecer para que todos los ciudadanos se levantaran a la vez? ¿No leeremos más opiniones de expertos sobre los efectos del cambio horario en nuestro biorritmo? ¿Se acabaron los testimonios acerca de bebés, perros, ovejas y gallinas que siguen levantándose independientemente de cuándo suene el despertador?
¿Lo de cambiar la hora se convertirá en otra de esas batallitas que contar a los nietos?
¿Es este el punto final del eterno debate sobre si es mejor el horario de verano o el de invierno? ¿Se han acabado las encuestas a pie de calle en que cada uno dice su preferencia? ¿Y las excusas poco verosímiles por haber llegado tarde? ¿Qué será de los atardeceres infinitos hasta bien entrada la noche? ¿No pasaremos mucho calor en verano si a las ocho de la mañana ya será pleno día? ¿Lo de cambiar la hora se convertirá en otra de esas batallitas que contaremos a nuestros nietos junto a la pandemia y el funcionamiento de los teléfonos de rueda?
¿Con qué se llenarán las tertulias en esta época del año y a principios de primavera? ¿Y las redes sociales? ¿Se acabaron los chistes malos sobre horarios a la carta y la relatividad del tiempo? ¿De verdad que los políticos prescindirán de este comodín para cambiar de tema cada vez que necesiten una maniobra de distracción mediática? ¿No hemos vivido esto antes? ¿Podré reciclar esta columna el año que viene? ¿O ahora la cosa va en serio? ¿Es la definitiva? ¿La madrugada del domingo, a las tres serán las dos y ya siempre serán las dos? ¿Seguro? ¿Nos lo creemos?
