En Extremadura, el PSOE ha acabado pareciéndose demasiado a Los santos inocentes en el reparto de papeles. Eso en política suele acabar mal. Pedro Sánchez no es bien recibido en la España mesetaria. Ni ahora ni quizá nunca. Lo curioso es que no lo dicen solo sus adversarios, sino los suyos. Todos los presidentes autonómicos extremeños, del PP y del PSOE, han acabado criticándolo. Juan Carlos Rodríguez Ibarra,desagradable opositor interno a Sánchez, pidió “una alternativa urgente al secretario general del PSOE”. Tiempo antes de morir, el también socialista extremeño Guillermo Fernández Vara confesó el dolor de ver a Otegi influyendo en los presupuestos. Cuando los tuyos hablan así, ganar es una broma.
El candidato socialista, Miguel Ángel Gallardo, vota en las elecciones de Extremadura este domingo
En Los santos inocentes todo funciona mientras cada uno acepta su papel. El bueno de Azarías calla, el sumiso Paco obedece y el prepotente señorito Iván manda sin dar explicaciones. El problema empieza cuando alguien cree que puede tensar la cuerda eternamente. En Extremadura una parte del votante socialista ha sufrido una sensación persistente de ser tratado como figurante. (Ayer ninguna televisión en España ofreció sondeos y solo La 1 y La Sexta emitieron un programa especial al cierre de los colegios.)
El votante del PSOE extremeño ha pasado de ser el partido de casa a sonar como voz lejana
El giro a la derecha de Extremadura no es ideológico, es narrativo. El PSOE ha pasado de ser el partido de casa a sonar como una voz lejana, y cuando eso ocurre, el voto no se va enfadado, se va cansado. No hay bronca, hay silencio. El descenso de la participación retrata una Extremadura rural de izquierdas aburrida, encerrada en casa sin nadie que solucione sus problemas pensando, como dice el narrador de Los santos inocentes : “Nunca pensaron que pudiera ser de otra manera”.
El resultado del PSOE es pésimo pero milagroso. Con todos los anteriores presidentes desatados contra Sánchez, con el Madrid DF desmelenado a favor de la marea (ultra)conservadora a pesar del fiasco de la convocatoria de la popular María Guardiola agigantando a Vox, un 20% de los votos es poco menos que sobrevivir agarrado a la inercia. Ya no es apoyo, es costumbre. Y en Los santos inocentes ya sabemos cómo acaba la historia: el señorito confunde paciencia con lealtad. En Extremadura el aviso a Pedro Sánchez ya está dado.
