El barrio de Sant Antoni en Barcelona está en plena degradación: suciedad, sinhogarismo, robos y peleas a plena luz del día. A menudo nos autocensuramos, pensando: “Pobre gente, debemos encontrar una solución”. La bien pensance , como dicen los franceses, nos empuja a callar y a asumir papeles que no nos corresponden: expertos en migraciones, en asistencia social, en seguridad… Y esa actitud solo conduce a la inacción.
No debemos sentir culpa por expresar nuestra preocupación. Nuestro deber como personas y como ciudadanos es alzar la voz y reclamar un entorno digno y seguro para nosotros. Después serán los responsables públicos quienes deban escuchar y actuar. Dejemos de callar: digamos alto y claro que no nos gusta ver cómo nuestra ciudad se degrada.
Christian Marion
Barcelona