* La autora forma parte de la comunidad de lectores de Guyana Guardian
Desde la Rioja Alavesa continúo mi anterior escrito siguiendo un colorido paisaje de viñedos para entrar en Cenicero, pequeño pueblo con gran tradición vitivinícola que destaca por tener bodegas tan famosas como las de Marqués de Cáceres, que dejamos a un lado de la carretera para seguir avanzando hasta llegar a Nájera.
Fue aquí donde paramos un buen rato para ver un monasterio de la Rioja lleno de leyendas donde descansan dos dinastías de reyes. Se trata de Santa María la Real, el monumento más emblemático de la ciudad.
Se cuenta que en el siglo XI, mientras el rey cazaba, su halcón persiguió a una presa hasta una cueva, donde el monarca encontró una Virgen junto a un jarrón de azucenas, una campana y una lámpara, lugar donde se mandó construir el monasterio. Hasta la desamortización de Mendizábal perteneció a la orden benedictina de Cluny, aunque a finales del siglo XIX pasó a manos de los frailes franciscanos.
A nuestra pregunta de si había alguna comunidad de monjes actualmente, la respuesta fue que no, que hoy en día se trata de un monumento histórico y turístico. El conjunto arquitectónico que se puede visitar fue realizado principalmente entre los siglos XV y XVI.
La iglesia, de estilo gótico, destaca por su majestuosidad, con un impresionante retablo mayor, que capturó nuestra atención, con escenas bíblicas de gran colorido. Esto hace suponer la importancia que ha tenido como centro de culto y de cultura a través de los tiempos. Recorrimos la parte donde se encuentran los mausoleos de los reyes e infantes del reino de Nájera- Pamplona, antecesor del que fuera reino de Navarra.
Vista del río Najerilla a su paso por Nájera.
El Claustro de los Caballeros, después de una primera visita hace años, me sigue pareciendo una de las joyas del monasterio. El gótico florido y el plateresco crean una simbiosis artística a la altura de la importancia del edificio. Aunque esta vez no pudimos visitar el coro, cuando lo hice, recuerdo que superó totalmente mis expectativas.
La siguiente parada, en Ezcaray, fue más gastronómica, ya que era mediodía y aprovechamos para comer de picoteo. Casa Masip, ubicada en el corazón del centro, nos sorprendió con un ambiente acogedor y una variedad de tapas generosas elaboradas con productos de la zona. Ideal para seguir la ruta con energía.
Nos encantó pasear por el pueblo contemplando sus plazuelas que no nos dejaron indiferentes, sus calles con soportales, sus palacetes señoriales y la arquitectura popular de un pueblo situado en plena sierra de la Demanda. Las flores decoraban la mayoría de los balcones de las casas.
Animados a hacer una última parada, antes de regresar a Laguardia, quisimos culminar el recorrido por la Rioja con la visita a Santo Domingo de la Calzada. El parador fue nuestra opción al llegar, agradeciendo poder estar en un ambiente de relax mientras tomamos el postre disfrutando de unas instalaciones excelentes.
A continuación, nos detuvimos en la plaza donde está el Ayuntamiento y desde donde hay una vista preciosa de la catedral y de edificios de distintos estilos arquitectónicos que la rodean. Ya conocíamos algunos de los sitios cuyo interior merece la pena visitar, así que no entramos porque era algo tarde. Siguiendo con las leyendas, incluyo una más famosa y oída que la citada anteriormente que hace referencia al gallo y la gallina de Santo Domingo de la Calzada:
“Cuenta la tradición que, entre los muchos peregrinos compostelanos que hacen alto en Santo Domingo de la Calzada para venerar las reliquias del santo, llegó un matrimonio con su hijo de dieciocho años, llamado Hugonell, procedente de Alemania. La chica del mesón donde se hospedaron, se enamoró del joven Hugonell pero, ante la indiferencia del muchacho, decidió vengarse. Metió una copa de plata en su equipaje y cuando los peregrinos siguieron su camino, la muchacha denunció el robo al corregidor. Las Leyes de entonces (Fuero de Alfonso X el Sabio) castigaron con pena de muerte el delito de hurto y una vez prendido y juzgado, el inocente peregrino fue ahorcado. Al salir sus padres camino de Santiago de Compostela fueron a ver a su hijo que pensaban que había muerto y, cuando llegaron al lugar donde se encontraba, escucharon su voz que les anunciaba que Santo Domingo de la Calzada le había conservado la vida. Fueron inmediatamente a casa del Corregidor de la Ciudad y le contaron el prodigio. Incrédulo el Corregidor les contestó que “su hijo estaba tan vivo como el gallo y la gallina asados que él se disponía a comer. En ese preciso instante el gallo y la gallina saltando del plato se pusieron a cantar. Y desde entonces se dicen los famosos versos:
“SANTO DOMINGO DE LA CALZADA QUE CANTÓ LA GALLINA DESPUÉS DE ASADA”.
Vista de la catedral de Santo Domingo de la Calzada. Detalle del campanario.
En recuerdo de este suceso se mantienen en la Catedral un gallo y una gallina vivos y siempre de color blanco durante todo el año. Proceden de donaciones y se realiza el cambio de las parejas cada mes. Frente a esta hornacina, que se construyó en 1445, y debajo de la ventana de la Catedral, se conserva un trozo de madera de la horca del peregrino.
Para quedarnos con buen sabor de boca del viaje, al cambiar de Comunidad Autónoma, comimos en un restaurante de Tudela que nos ofreció excelente producto de la huerta de Navarra con una calidad-precio inmejorable y muy buen trato.
Puerta del Juicio de la catedral de Tudela.
Sólo me queda decir que La Rioja es vino, bodegas y bares. Pero, fuera del vino, los monasterios, catedrales, un sinfín de rincones rurales y su riqueza natural constituyen una parte muy importante de esta maravillosa tierra.
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