Durante la última cumbre de la OTAN, en la que los aliados —con la ambigua excepción de España— firmaron la promesa de elevar su gasto en defensa al 5% del PIB, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, defendió que cumpliría con los compromisos de la Alianza destinando un 2,1% del PIB. “Ni más ni menos”, aseguró. Pero además, defendió que ese número no salía de Moncloa, sino que era una cifra que había sido fijada por las Fuerzas Armadas. Durante esa rueda de prensa, tanto la ministra de Defensa, Margarita Robles, como el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Teodoro López Calderón, estaban en primera fila, pero no se pronunciaron. Este miércoles el Jemad ha roto su silencio, confirmando que España sí cumplirá con los llamados objetivos de capacidades con el 2,1% del PIB.
Durante un desayuno informativo del Foro de la Nueva Defensa y el Espacio, el máximo representante de la cúpula militar ha hecho un repaso sobre la “convulsa” situación geopolítica que atraviesa el mundo: desde el incierto fin de la Guerra de Ucrania, al auge de la zona del Indopacífico, pasando por el polvorín de Oriente Medio o los grandes bloques orbitando entre Estados Unidos y China. Y sea cual sea la evolución de esos escenarios, lo que el Jemad ve claro es que tanto la Unión Europea como la OTAN pederán relevancia. Por tanto, considera fundamental fortalecer los vínculos entre los aliados, a la vez que cada uno de los países tratan de alcanzar altos niveles de defensa que permitan cubrir las necesidades de disuasión.
En cualquier escenario, la UE y la OTAN perderían relevancia. Por tanto, fortalecer el vinculo de la OTAN; cohesión interno de la UE y alcanzar los niveles de defensa que permitan alcanzar los niveles de disuasión. Y ahí, entran en juego los objetivos de capacidades, que constan en un documento secreto por razones obvias de seguridad, se revisan cada cuatro años. Se diseñan en función de escenarios plausibles, atendiendo a la geopolítica del momento. El último, vigente hasta el 2029, pone el foco en el ciberespacio, las amenazas híbridas y la desinformación, sin olvidar la amenaza rusa en el flanco este. De lo que se trata es de que cada país cumpla con unidades terrestres, apoyo logístico, defensa aérea, sistemas de inteligencia o reservas de munición, entre un sinfín elementos para hacer frente a las amenazas de manera cohesionada.
“A la vista de la cumbre de la Haya, hicimos un trabajo con todas las hipótesis y aproximaciones que, con los nuevos objetivos de capacidades que nos han asignado a España como nación, necesitaríamos desde el punto de vista financiero para poder lograrlos en el tiempo que marca el proceso de planteamiento de la OTAN, ha detallado el Jemad, quien ha señalado que esos cálculos “con todas las aproximaciones que se quieran”, porque “hay que tener en cuenta el crecimiento del PIB a largo plazo o los problemas de inflación”, pero “nos sale que, aproximadamente con ese 2% de PIB asignado a Defensa, España, con sus precios, podría cumplir con las capacidades que la Alianza Atlántica nos exige”.
El Jemad ha puesto en valor que “nuestros despliegues están, como mínimo, al nivel que nos corresponde como país, donde estaremos entre el sexto y séptimo país de las Fuerzas Armadas de la Alianza Atlántica y estamos respondiendo ante las exigencias que ha provocado la guerra en Ucrania”.
Por ello, ha asegurado que la valoración es “óptima”, pero “no solo por nuestro despliegue en Letonia, Rumania o Eslovaquia”, sino también por los despliegues aéreos y navales. De este modo, ha indicado que puede confirmar “que la forma de actuar en esos despliegues de nuestras Fuerzas Armadas es muy valorada”, comentó antes de insistir en que “estamos muy bien considerados en la aportación de fuerzas y en la calidad de nuestro personal en el cumplimiento de sus misiones”.