Después de las elecciones de 1982, con la mayoría absolutísima de Felipe González y el hundimiento de la UCD, Miquel Roca trasladó a Jordi Pujol la conveniencia de poner en marcha un proyecto reformista. En el espacio de centro había proliferación de grupúsculos y AP no estaba en condiciones de contrarrestar al PSOE. Según las memorias de Jordi Pujol –Tiempo de construir (Destino) –, Roca sostenía que “durante mucho tiempo la política española estará desequilibrada” y, sin esa suma reformista, “lo tenemos muy mal”. El espacio político existía, pero el Partido Reformista Democrático fracasó estrepitosamente en las elecciones de 1986 pese a la alta reputación de Roca como candidato. A CiU en Catalunya le fue bien, eso sí. Obtuvo los mejores resultados de su historia en unas elecciones generales con 18 escaños.
Las operaciones de suma artificial generan buenos titulares y empatía genérica –la unidad siempre vende–, pero naufragan en las urnas. El reparto de poder y los intereses territoriales convierten las alianzas supuestamente lógicas en vodevil constante. La operación de Gabriel Rufián en busca de una lista plurinacional de izquierdas parte del mismo diagnóstico de fondo que la de Roca: Del “lo tenemos muy mal” al “si no nos ponemos de acuerdo, nos van a matar por separado políticamente”. El portavoz de ERC en el Congreso aspira a aglutinar una masa social que ocupe el hueco a la izquierda del PSOE y lo hace explotando la notoriedad de su cargo y su experiencia mediática. Pero al margen de ERC y consciente de que los números no salen.

Entrevista a Gabriel Rufian. Juan Gabriel Rufián Romero, más conocido como Gabriel Rufián, es un político, entrevistador y activista español.
En 2023, Pedro Sánchez necesitó el apoyo de ocho partidos para su última investidura. Con el desmembramiento de Sumar, ahora serían más de diez. La coalición Ahora Repúblicas de las últimas elecciones europeas, que unió a ERC, Bildu, BNG y Ara Més, fue un éxito porque la circunscripción única genera una suma neta de votos, pero hasta en la dirección republicana señalan que “alguien no se ha leído la ley D’Hondt”, que rige las elecciones generales.
Rufián es tan reincidente en los llamamientos a la unidad de la izquierda como promotor de la división del independentismo catalán. Y la prudencia de Oriol Junqueras al ordenar la desautorización de la propuesta tiene más de mala digestión del plato servido por su protegido que de condescendencia. Ni ERC, ni Bildu tienen más interés que la colaboración en las diferentes cámaras. Intercambio de información, presión coordinada y respeto a las posiciones territoriales propias.
Mientras los republicanos intentan salir del pozo, la izquierda abertzale tiene en su normalización institucional un objetivo y en llegar a la Lehendakaritza, su meta. El concierto vasco evita choques en materia de financiación que las agendas del resto de formaciones “periféricas” sí explotan. Compromís, el BNG o la CHA se han manifestado en contra de las banderas de ERC esta legislatura: la financiación singular o la quita de la deuda del FLA. Añadir a Podemos es un sapo que la dirección republicana hoy no puede tragarse tras el enfrentamiento público entre Junqueras y Pablo Iglesias.
La lista plurinacional ha destapado la asincronía entre ERC y su portavoz en Madrid
La lista plurinacional ha tenido un recorrido corto y ha destapado la asincronía de los intereses de Rufián y los tempos de la dirección de ERC. Ha sido candidato en cinco elecciones y su posible relevo en el cartel electoral es ya una discusión pública, no participa de muchos de los grupos de coordinación y la diputada por Lleida Inés Granollers lo sustituye en las reuniones de la dirección permanente a la que asisten los portavoces institucionales. Las negociaciones con el Gobierno las dirigen Junqueras y Lluís Salvadó desde la sede de ERC en la calle Calàbria.
Su estatus chirría tanto como la disparidad en las referencias políticas: ¿España o Catalunya? La propuesta de Rufián, desde su escaño en el Congreso, pretende dar respuesta a la ola reaccionaria con la alianza PP-Vox en el horizonte. En el PSOE están encantados con su papel. “Menos pureza y más cabeza”, dice Rufián, pero la militancia de ERC aún es más independentista que de izquierdas, por mucho que Joan Tardà –“maestro” de Rufián– insista en que deben dejar de ser un partido exclusivamente independentista.