Sánchez es Houdini, ¿y Puigdemont?

En paralelo

Unas gafas ochenteras y un reiterado “no me consta” es suficiente para que Pedro Sánchez salga indemne de la comisión de investigación del caso Koldo. El presidente es reincidente en hacer de la necesidad virtud. Los expertos en estilismo ven imagen de responsabilidad en sus gafas para la presbicia, y el PP ha demostrado que nadie, ni Alberto Núñez Feijóo ni el senador Alejo Miranda de Larra, está en condiciones de llevar a Sánchez a donde él no quiere. Tampoco Carles Puigdemont con las amenazas de ruptura del pacto de investidura. Quizás los tribunales…

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia ante la comisión de investigación del caso Koldo, este jueves en el Senado.

Mariscal / EFE

Sánchez “es Houdini; no era un mago, era un escapista”. Esa fue la definición que hizo el portavoz de Junts en la Cámara Alta, Eduard Pujol, para justificar el portazo independentista al Gobierno, aunque aún sin consecuencias prácticas. Nadie confiaba en aprobar presupuestos, y el botón electoral está en manos de Sánchez. De momento, el presidente se parapeta en el sarcasmo frente a las acusaciones de corruptelas, pero también ante la escenificación de la ruptura posconvergente. La mano tendida ministerial del inicio de semana se ha convertido en el recordatorio de Sánchez a Junts de que sus diputados siempre han actuado como oposición: el cúmulo de ultimátums ha convertido la supuesta ruptura final en “una escenificación más” a ojos de los propios cargos del partido.

Puigdemont y su núcleo duro llegaron el lunes a la reunión de la ejecutiva en Perpiñán con la decisión tomada y la consulta anunciada, así que solo faltaba por definir el “y ahora qué”. ¿Es un no a todo? ¿Para qué sirve Junts? Entre las filas de la formación no se discute el acabar la negociación con el Gobierno –tampoco se cuestionó la vuelta al pragmatismo–, pero sí las formas y la incertidumbre sobre el papel que jugarán ahora los siete diputados posconvergentes una vez se ha descartado apoyar una moción de censura del PP. Si el Gobierno aún no da por perdido el apoyo de Junts, entre los cargos del partido también hay quien cree que Puigdemont, perdiendo épica, podría estar esperando una reacción de última hora de Sánchez. ¿Y el mediador internacional? El diplomático Francisco Galindo Vélez intercedió para que Junts renunciara a pedir que Sánchez se sometiera a una cuestión de confianza, pero calla sobre la ruptura.

El mediador internacional abortó la cuestión de confianza y calla sobre la ruptura

Lo que se aplica ahora es el “método Junts”. El voto en el Congreso dependerá de si la medida “ayuda” a Catalunya, respeta las competencias y si es útil para avanzar hacia la independencia. Puigdemont pretende así sacudirse la etiqueta de partido “vendido” al PSOE que le atribuye Aliança Catalana (AC) y que, a falta de logros contantes y sonantes y con el expresident aún en Waterloo, está haciendo mella en las bases posconvergentes.

Miembros de la ejecutiva lamentan que el debate sobre cómo combatir el avance de Sílvia Orriols en las encuestas no se afronta de forma abierta. Diputados y alcaldes lo han intentado en sus reuniones con Puigdemont, pero se había invertido tanto tiempo y esfuerzos en alimentar el valor de los votos en Madrid que no se ha visto en el retrovisor la velocidad a la que se acercaba Aliança Catalana.

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En el seno del partido hay división sobre la estrategia. Quienes abogan por mantener el cordón sanitario sin fisuras y menospreciar la presencia ultra y quienes consideran que se debe ir a la confrontación pública con Orriols y contraponer sus recetas con el modelo de Junts. Puigdemont, por ahora, se ha limitado a denunciar un vídeo hecho con IA en el que Orriols dispara al expresident. En paralelo, los alcaldes se cuestionan si pueden perder el cargo tras las elecciones municipales por no pactar con Aliança mientras las izquierdas les señalan y tampoco les facilitan la gobernabilidad.

La foto de las derechas en Catalunya se ha institucionalizado tanto en el hemiciclo del Parlament como en los despachos. Los diputados de Junts comparten bloque de escaños con PP, Vox y AC, mientras que en las anteriores legislaturas, durante el procés, el eje en la distribución de los grupos era el independentista. Puigdemont, diputado desde Waterloo, no ha podido salir aún en esa foto.

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