Carlos García, arquitecto, sobre la falta de mano de obra cualificada: “Reformar se está convirtiendo en un lujo”

Precio reformas

El encarecimiento de las reformas no sólo responde a materiales más caros, sino a la escasez de profesionales cualificados

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Carlos García es arquitecto

Carlos García es arquitecto

Carlos García

En los últimos años, reformar una vivienda en España ha pasado de ser una inversión a medio/largo plazo a convertirse, para muchos, en un verdadero lujo. Lo confirma el arquitecto Carlos García en su LinkedIn, quien alerta desde su experiencia profesional: “Reformar se está convirtiendo en un lujo, no por los materiales, sino porque ya no queda gente que sepa instalarlos”. Esta escasez de mano de obra cualificada está impactando de lleno en los presupuestos y en los plazos de ejecución.

La reforma, cada vez más cara y más lenta

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No hace falta hacer una reforma a fondo, pero renovar las pinturas de la casa puede ser efectivo

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Los datos respaldan esta percepción. Según Vivienda Deprisa, el coste medio de una reforma estándar ha subido más de un 50 % en cinco años, pasando de 500 €/m² en 2020 a los actuales 750 €/m². En el caso de reformas premium, los precios se han disparado hasta los 950 €/m². Y no solo eso. Los tiempos de ejecución también se alargan: para un piso de 70 m², una reforma integral puede tardar unos dos meses; si se trata de una superficie mayor, como un inmueble de 200 m², los trabajos pueden extenderse hasta seis. “Cada caso es un mundo. Pero reformar acelera la venta y revaloriza el activo”, explican. Los propietarios lo saben, y por eso, cuando pueden, asumen el sobrecoste y los plazos con tal de evitar reformas propias.

Carlos García, desde su labor diaria en Calculaby, ha visto cómo esta falta de relevo generacional está haciendo temblar los cimientos del sector. “La edad media en la construcción roza los 50 años. Se jubilan tres albañiles y no entra ni medio aprendiz”, lamenta. A esto lo llama el “Desierto Demográfico”. Y es que la renovación generacional en los oficios tradicionales no se está produciendo.

A ello se suma lo que denomina el “Espejismo universitario”: “Llevamos 20 años diciéndole a nuestros hijos que si no vas a la universidad, fracasas”, reflexiona. Esto ha provocado una paradoja cruel: mientras hay titulados mileuristas, los oficios como la fontanería o la electricidad viven su propio auge económico.

Un ejemplo concreto lo deja claro: “Hoy he trabajado 12 horas y he facturado 2.540 euros”, comenta García, citando el testimonio de un fontanero. “Este señor ha entendido el mercado mejor que muchos economistas”, añade. No es que ese profesional sea caro, insiste el arquitecto, es que es escaso. La demanda supera con creces la oferta, y en este escenario, el valor ya no reside sólo en el diseño o en los acabados de lujo, sino en encontrar a alguien que sepa hacer bien el trabajo y que pueda empezar en un plazo razonable. Y eso, ahora mismo, es casi una utopía.

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Carlos García advierte: “La gente se escandaliza cuando ve que cambiar el baño cuesta casi lo mismo que un coche”. No es una exageración, sino una realidad alimentada por años de desprecio a los oficios manuales. Mientras tanto, quienes necesitan reformar, hacen números, esperan meses... Y cruzan los dedos para encontrar a un buen profesional.

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