Sin cadáver, también hay delito

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Un acusado de homicidio puede ser condenado en España, aunque el cuerpo de la víctima no aparezca nunca

El descuartizamiento es uno de los modos de ocultación de cadáver usados por los asesinos

El descuartizamiento es uno de los modos de ocultación de cadáver usado por los asesinos 

Oriol Malet

Aquel viejo axioma que rezaba “sin cadáver no hay delito” está completamente obsoleto por mucho que guiones de cine y argumentos literarios lo hayan esparcido durante años por doquier. La ley y la jurisprudencia españolas reconocen hace tiempo la posibilidad de condenar a un sospecho de homicidio o asesinato por mucho que el cuerpo de la víctima o víctimas no hayan aparecido. Es una excepcionalidad penal que también se da en el Reino Unido, Estados Unidos, Australia o diversos países de América Latina, como México. El caso de Piedad Moya, desaparecida en la ciudad de Mataró en 2014, es una de estas investigaciones por desaparición forzosa con trasfondo criminal que acabó en una condena. Dossier Negro se ha ocupado de recordar el caso con varios de sus protagonistas.

Una de las investigaciones criminales más conocidas de España por haberse tratado de un doble crimen y porque los cuerpos de cuyas víctimas nunca han aparecido es el que acabó con el psicópata Ramón Laso en prisión. Se le acusó de matar al marido de su amante y a su propia novia porque suponían un obstáculo para iniciar una nueva relación con quien mantenía una relación secreta: la hermana de su novia. Laso ya había cometido dos crímenes varios años atrás.

Miguel Carcaño

Miguel Carcaño, asesino de Marta del Castillo 

EUROPA PRESS/ARCHIVO / Europa Press

· Mentira sobre mentira. Miguel Carcaño es la úncia persona condenado por la muerte de la joven Marta del Castillo, desaparecida en Sevilla en enero de 2009. Sus restos jamás han aparecido a pesar de la enorme cantidad de recursos destinados a buscarla. Las continuas versiones de Carcaño sobre qué pasó con el cadáver de la chica no han ayudado en absoluto. Marta sigue sin aparecer.

· En bolsas de basura. Manuel Enrique Adán descuartizó y repartió en bolsas de basura a su ex novia por Barcelona en 2012 empujado por su hipersexualidad obsesiva en buena medida derivada de su problema de eyaculación precoz. Estaba tan turbado cuando los Mossos lo detuvieron que no supo ni precisar en qué contenedores había ido repartiendo las bolsas con los restos de Cisne María Chimborazo Guamán.

· Celos criminales. Fue en Gran Canaria donde se dio uno de los primeros casos de condena por homicidio sin que el aparato judicial hubiera localizado el cadáver de la víctima. El acusado citó al nuevo novio de su expareja, especialista en electrodomésticos, con el falso pretexto de que le arreglara una lavadora. Lo llamó desde un locutorio para que no lo relacionaran con el encargo. Lo golpeó hasta la muerte e hizo desaparecer el cuerpo, que nunca ha aparecido.

· Silencio maligno. Jorge Ignacio Palma mató a la joven valenciana Marta Calvo en 2019 y jamás ha aclarado dónde escondió el cuerpo por mucho que la madre de la chica lo haya emplazado públicamente a que revele el auténtico paradero del cadáver. Palma dijo que la descuertizó y que diseminó los restos en diversos contenedores, pero los investigadores creen que esa versión es falaz y que el condenado oculta la ubicación de una cámara de los horrores que lo relacionaría con otros crímenes.

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