Pablo Chiapella, más conocido por su inconfundible papel de Amador Rivas en La que se avecina, se dejó caer por La Revuelta con David Broncano en una entrevista cargada de humor, anécdotas rurales y hasta confesiones íntimas. “Me gusta nadar, pescar, he hecho vela… Y sí, sigo fuerte. Hago bici, incluso spinning en casa”, aseguraba el actor mientras presumía de cuádriceps y piernas entrenadas.
“¡Menudo morrillo, parece un toro de lidia!”, bromeaba Broncano al verle, antes de iniciar una escena de lo más surrealista: tocamiento de gemelos, planes de autosuficiencia con agua natural y gallinas en Valencia, e incluso la rotura simbólica de un castillo de arena en plató.
Pero no todo fueron bromas físicas. Chiapella presentó con entusiasmo El Casoplón, su nueva comedia familiar veraniega que coprotagoniza con Raquel Guerrero y que se estrena el próximo 16 de abril. En ella interpreta a un jardinero de Vallecas que, tras una avería en casa, traslada a su familia a un chalet de lujo en La Moraleja… sin permiso. “Una comedia para ver en familia, con mensaje: hay que colaborar, cuidarse y no dejar todo en manos de uno solo”, resumió el actor.
Amador Rivas y “El Casoplón”: de la locura a la familia
“Capitán Salami” y el legado de Amador
Broncano aprovechó para preguntarle por La que se avecina, donde Pablo lleva interpretando al icónico Amador desde 2007. “Vamos a rodar la temporada 16. Yo me sigo riendo con los guiones, y al personaje le tengo mucho cariño. Es un descerebrado total, literal: en la última temporada se descubre que no tiene cerebro”, contaba divertido. En la nueva entrega, Amador abrirá una empresa de tuk-tuks y, cuando cierra, los usará para llevar borrachos a casa. “Y los va perdiendo…”, añadió.
Durante la charla, Chiapella regaló a Broncano un cojín de “Capitán Salami”, su peculiar superhéroe, y se mostró encantado con su faceta como actor polivalente: “Tengo tiempo para hacer buenas pelis como El Casoplón, y sigo disfrutando mucho de lo que hago”.
Aunque su apellido de raíces italianas sigue despertando bromas —“Hoy me cruzáis con otro italiano (Damiano David), como los mastines cuando se enganchan”—, Chiapella defendió con humor su identidad manchega: “Me crie en Albacete, que tiene agua, internet… ya tiene de todo”, dijo entre risas. También reivindicó su conexión con el campo: “He vendimiado, recogido oliva… pero lo más duro fue la cebolla”.
Preguntas clásicas
Confesiones de pareja y castillos rotos
Al ser preguntado por su vida sexual, Pablo Chiapella no se escondió y respondió con total naturalidad y sentido del humor: “Llevo 18 años con Natalia. Es una relación adulta. Hay épocas mejores y peores, pero sigo aprobando”. Con esa mezcla de honestidad y retranca que le caracteriza, añadió: “Ahora lo llamamos ‘echar un Broncano’. Yo le digo: ‘Vamos a echar un Broncano’, y alguno ha caído”. El actor explicó que, después de tantos años juntos, el deseo sigue presente, aunque en formas diferentes: “Ella lleva ese tema. Es quien decide. Yo lanzo la propuesta, pero la última palabra la tiene ella”.
Pablo no dudó en entrar al detalle con la escala de puntuaciones que maneja habitualmente el programa para medir la frecuencia sexual. “Follar es un punto, petting es 0,6 y la masturbación cuenta como 0,5”, recordó Broncano, dando pie a una confesión más precisa del actor. “Yo voy aprobando, los decimales los llevo bien”, bromeó Chiapella, dejando claro que, aunque la intensidad ya no es la de los primeros años de relación, la constancia —especialmente en lo que al autoplacer se refiere— le mantiene con buena nota. “Las unidades ya dependen del mes, pero en los decimales estoy fuerte”, remató entre carcajadas, arrancando una ovación del público.