Agendar el sexo en parejas de más de 60: “Nos sirvió para reconstruir nuestra confianza”

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Aunque cada persona debe vivir su sexualidad como quiera, existen estereotipos sociales y factores psicológicos y fisiológicos que determinan cómo se experimenta y la necesidad de algún tipo de ayuda

sexo mayores

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La sexualidad es un aspecto relevante en la vida de las personas. Ocurre que a lo largo de nuestras relaciones aparecen condicionantes que pueden llegar a “ahogar” de algún modo nuestra parcela más íntima y erótica. Esto les ocurrió a Miriam, de 61 años, nutricionista y Javier, de 62 años, que trabaja como administrativo.

Esta pareja, que lleva 35 años juntos, vive en Madrid y se ha animado a contarnos su historia para ayudar a otras personas de su edad a que hablen busquen apoyo y no dejen de disfrutar del amor a esa etapa. Ellos habían sido muy activos sexualmente, pero cuando nacieron sus hijos, el sexo pasó a un segundo plano. Actualmente afirman practicarlo una vez por semana o cada 15 días aproximadamente.

Aprendimos a acariciarnos con otra intención, a mirarnos, a recuperar la complicidad de una manera distinta. Como si nos volviéramos a conquistar

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Europa Press

Hace unos pocos años, sus dos hijos dejaron de vivir con ellos. Eso les hizo sentirse extraños, vacíos y descolocados. Se dieron cuenta que la distancia se había instalado entre ellos. No sabían qué hacer solos. Esa etapa coincidió con la menopausia de Miriam, que empezó a hacerse más presente a través de sofocos, cansancio y falta de deseo sexual. Javier creyó que ya no lo deseaba. Ese pensamiento lo llevó a ser infiel a su mujer en un intento de sentirse vivo y no renunciar a su sexualidad. Cuando Miriam descubrió el engañó le causó un enorme daño a su autoestima.

“Fue muy duro aceptarlo, yo me sentía muy mal, me sentía fea, horrible, vieja...”, explica la mujer Se plantearon el divorcio. Hace un año buscaron ayuda en la psicóloga especialista en parejas, Lara Ferreiro. La experiencia resultó muy positiva para los dos. “Empezamos a trabajar la comunicación. La terapia nos sirvió también para reconstruir nuestra confianza”, opina Miriam.

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Ferreiro les habló del “sexo programado”. Es decir, agendar una cita romántica, un plan de pareja para reconectar y sacar tiempo para mantener las relaciones sexuales. “Aprendimos a acariciarnos con otra intención, a mirarnos, a recuperar la complicidad de una manera distinta. Fue como si nos volviéramos a reconquistar”, dice él. Miriam probó una terapia hormonal suave, y volvió a conectar con su cuerpo haciendo yoga y aprendiendo a escucharse sin culpas. Javier aprendió a no medir el amor exclusivamente en encuentros sexuales y a disfrutar sin comparar con el pasado.

“Ahora, cuando intimamos, es mucho más consciente, más bonito. Nos cuidamos y nos deseamos desde otro lugar y también hemos aprendido que la sexualidad no solo consiste en la penetración, y que las parejas también necesitan evolucionar, que el amor y el deseo cambian de forma, y la importancia de pedir ayuda”, expresa ella.

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Expertos como Lara Ferreiro sostienen que es necesario vivir la sexualidad de un modo sano, y el sexo superados los 60 años existe. Revela que una de las estrategias más efectivas que utiliza en terapia de pareja con los pacientes senior es programar el acto sexual. En terapia lo llama las ‘Las Horas Rojas’, cuyo objetivo primero no es la penetración, sino los momentos de contacto físico que pueden derivar en ello. “Lo ideal es salir por un momento, del modelo ‘coitocentrista’ para no generarse más presión e instalar un ambiente romántico”, declara.

“Casi la mitad de las personas mayores de 60 años son sexualmente activas. En el caso de los hombres, un 55% es el que se mantiene más activo sexualmente, frente al 40% de las mujeres”, certifica. En palabras de Ferreiro, “la espontaneidad está sobrevalorada e idealizada” y agendar el sexo permite dar al erotismo el lugar que merece en la relación. Por otro lado, ayuda a evitar excusas como “hoy no me apetece” o “mañana mejor” porque, al estar en el calendario, se convierte en un compromiso con la pareja y con uno mismo.

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“A partir de los 60, es común que la lubricación vaginal y la respuesta eréctil no sean las mismas. Saber que hay una cita programada permite prepararse con tiempo con cremas hidratantes, lubricantes, ejercicios de suelo pélvico, medicación si es necesaria... El acto sexual deja de ser un “vamos a ver si sale” y se convierte en un “lo vamos a hacer bien” ”, recalca Ferreiro. Agendar el sexo visibiliza que la intimidad sexual sigue siendo una parte importante de la vida, incluso después de los 60. “Significa asegurarse una dosis de bienestar y reducción del estrés y la ansiedad gracias a que se liberan endorfinas y oxitocina, y se duerme mejor”, señala.

Para que funcione, Ferreiro destaca que tiene que haber mucha comunicación entre los dos y llegar a acuerdos sobre qué se quiere explorar. “Favorece, incluso, mantener un buen estado físico con ejercicios como el running o el pilates para mejorar la capacidad pulmonar, la flexibilidad y la resistencia física”, apunta.

Abandonar las expectativas rígidas

Encontrar tiempo para la intimidad en pareja puede resultar un reto incluso tras la jubilación, advierte Para Celia Rubio Boscà, psicóloga general sanitaria especializada en sexología y terapia de parejas. Ella también ve útil y saludable programar los encuentros sexuales. Sin embargo, observa en consulta que esa planificación, en ocasiones, enfría el deseo. Sobre todo si desaparece la espontaneidad. “Resultará crucial recuperar el juego, la seducción, incluso tras décadas juntos”, subraya.

Además, indica que en el caso de muchos hombres aparece la presión de “rendir” en esos momentos, algo que puede generar ansiedad y disfunciones. “Es fundamental volver a asociar el sexo con el disfrute, el placer y el estar presente, sin expectativas rígidas ni exigencias”, comparte.

María Orosan, psicóloga sanitaria, sexóloga y terapeuta de parejas recuerda que el sexo es un proceso evolutivo. Para ella, es normal que, con la edad, frecuencia y dinámicas de las relaciones íntimas cambien. “Con el paso de los años pueden aumentar las inseguridades por los cambios físicos y los clichés”, manifiesta. “Conviene pensar que el propio envejecimiento y la disminución de facultades físicas, a su vez relacionadas con la toma de medicamentos o enfermedades como la hipertensión o la diabetes, hacen que el deseo sexual disminuya”, remarca.

Para Orosan, los conocimientos adquiridos y tener la capacidad de conectar con lo que gusta a nivel personal y con la otra persona son aliados de la sexualidad en la edad adulta. “No es tan significativo el cómo, sino conseguir estar a gusto y sentirse ambos cómodos. Igualmente, tener relaciones sexuales libera endorfinas, aumenta la seguridad en uno mismo y lleva a conectar emocionalmente con la pareja”, asegura.

Admitir los cambios

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Xavi Ponseti, psicólogo, sexólogo y terapeuta de parejas cree que la sexualidad a partir de los 60 sigue siendo un aspecto significativo en la mayoría de parejas. Pero matiza su importancia puede cambiar dependiendo de la historia y las necesidades individuales en cada relación.

Refiere que, en esa etapa, la intimidad, la compañía y la conexión emocional pueden cobrar mayor consideración, y la actividad sexual puede adaptarse o disminuir de manera natural. “La disminución de la testosterona en los hombres y de los estrógenos en las mujeres o trastornos neurológicos, entre otros aspectos, pueden influir en la respuesta sexual”, expone.

En el apartado psicológico, Ponseti resalta que también afecta la percepción negativa del propio cuerpo. La aparición de arrugas o la disminución de la energía puede generar inseguridad y dañar la autoestima. De igual modo, explica que las relaciones con conflictos prolongados o falta de comunicación pueden llevar a un distanciamiento afectivo y físico, mermar la actividad sexual. Por otro lado, trastornos como la depresión y la ansiedad pueden disminuir la libido y el interés en la intimidad.

“Si una pareja relega su vida sexual a un segundo plano se mantendrá ahí para siempre. La sociedad influye en la visión que se tiene del sexo y es necesario romper con determinados estereotipos, como que solo intiman las personas jóvenes, para poder disfrutar de una vida plena y satisfactoria”, identifica Arola Poch, psicóloga y sexóloga.

Según esta profesional, conviene quitarse prejuicios y dar cabida al apartado sensorial, donde también puede hallarse el placer. La edad no es un impedimento. Poch insta a interiorizar que agendar los encuentros no ha de implicar obligación. “Se trata de buscar momentos para compartir sensaciones físicas, intimidad, tiempo de calidad y, a partir de ahí, que pase lo que tenga que pasar”, concluye.

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