Los atentados del 11-S en Nueva York nos volvieron unos paranoicos de la seguridad. Desde ese día, viajar ya no volvió a ser lo mismo -sobre todo en avión- y pasar el control de seguridad en los aeropuertos, la peor de nuestras pesadillas. Quizás el mundo se volvió más seguro -ya les digo yo que ni en broma-, pero también más inhóspito y poco amable. Después llegó la pandemia de covid, que nos puso ante el espejo de nuestra propia vulnerabilidad. No hacía falta un escuadrón suicida de yihadistas para sentirnos amenazados. Bastaba con algo mucho más pequeño: un virus. Fue entonces, cuando convertimos a la salud en el nuevo patrón oro, la medida de todas las cosas. Lo importante -casi lo único- para ser felices es estar sanos. Y en pos de este ideal, no importan los sacrificios y las renuncias que haya que hacer. Se trata de dejar un hermoso cadáver a nuestra muerte -paradójicamente la muestra más palmaria de falta de salud- y de vivir cuantos más años mejor. Nos hemos olvidado de la eudemonía y del justo medio que Aristóteles le enseñó a Alejandro.
Hemos decidido perseguir la vida eterna y olvidarnos del límite de Hayflick, esa edad a partir de la cual las células normales no se dividen indefinidamente y que hace que el límite biológico de la vida humana esté en los 120 años. El récord de longevidad está en poder de Jeanne Louise Calment, una francesa que vivió 122 años y 164 días, aunque hay sospechas de que se trata de un fraude. Calamet habría muerto en 1934 a los 59 años, y que su hija Yvonne, para ahorrarse pagar el impuesto sobre la renta, la suplantó hasta su propia muerte en 1997. El récord de longevidad para hombres es para Jiroemon Kimura, quien vivió 116 años y 54 días.
Jeanne Calment, el día de su 121 aniversario (Photo by Georges GOBET / AFP)
Entre tanto, la normalidad y el sentido común se nos han ido al garete. Hay que volver al cinismo bien entendido, para vivir sensata, libre y dignamente en este mundo. “El cinismo se levanta como una filosofía que invita a luchar contra el desánimo, a recuperar nuestra vida y a entender que vivir en plenitud depende enteramente de nosotros mismos y no de las modas, de los bienes externos o del consumo. No sabemos vivir bien, porque no sabemos qué es lo bueno para el ser humano”, explica el filósofo Eduardo Infante. Hemos perdido el sentido de lo que es, de verdad, la buena vida. La mayor de las incertezas, el mayor misterio, es la muerte, y por eso perseguimos la vida terna, porque no entendemos que en la incerteza, en la duda, también hay esperanza, pues si no sabemos qué nos aguarda, tampoco tiene sentido esperar lo peor.
Memento mori es un dicho en latín que significa, literalmente, “recuerda que morirás”. Se empleaba, por ejemplo, para recordarle al general triunfante en una batalla que no se viniera muy arriba, pues la condición mortal es infranqueable y nos alcanza a todos, sin importar logros y éxitos del pasado. Si un día fuimos importantes, llegará aquel en el que seremos irrelevantes. Tampoco se trata de entregarse al hedonismo más vulgar. Eso tampoco se corresponde con la buena vida. El tabaco, el alcohol, comer mal, trabajar demasiado y no hacer nada de ejercicio no son cosas recomendables, eso lo sabemos todos. Se trata de hacer lo que hay que hacer y evitar lo que hay que evitar, y que para ello no hay ”guru, no method, no teacher”, como cantaba Van Morrison, más allá del sentido común.
· Las discotecas, ¿relevo o edadismo? Son discriminados los mayores de 50 años en el ocio nocturno? ¿Edadismo? La pregunta parece pertinente en Barcelona, donde no hay ya ninguna discoteca, a diferencia de Madrid, a la medida de los baby boomers, nacidos en los sesenta y los setenta, los mismos que “crearon” estas salas que hoy les empiezan a poner pegas y excusas.
· Seguros de salud. “El seguro de salud se vuelve más inaccesible precisamente cuando más lo necesitas” explica José Luis Fernández Santillana, presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma) sobre los altos precios que aplican las compañías a las personas de más de 65 años, que prácticamente triplican los que pagan los usuarios de 40 años, con un sobrecoste de unos 100 euros al mes que sitúa el pago mensual para estos asegurados en el entorno de los 180 euros.
· Pérdida de olfato y Parkinson. La pérdida del olfato parcial (hiposmia) o total (anosmia) es un marcador temprano del Parkinson. “Probablemente, la degeneración cerebral ha empezado muchos años antes de que empiece la enfermedad desde un punto de vista motor, con el temblor o la rigidez, y han ido apareciendo pequeños síntomas no motores que hasta ahora no sabíamos reconocer”, explica Maria Josep Martí, neuróloga del hospital Clínic.
Y ADEMÁS
Imagen de archivo
· Yellow day. Ayer fue el que se considera el día más feliz del año, pero el individualismo, la productividad incesante, las relaciones interpersonales insatisfactorias y la positividad malentendida hacen de la sociedad actual la más insatisfecha de la historia. La Organización Mundial de la Salud estima que aproximadamente 280 millones de personas sufren depresión: el 3,8% de la población mundial.
· Perros en el hospital. Recibir la visita del perro mientras se está hospitalizado empieza a ser una realidad en los centros sanitarios de España. El País Vasco acaba de implementar de manera oficial un protocolo que permite la entrada de canes a los centros sanitarios y que se basa en el beneficio anímico para los pacientes.
ENTREVISTA
Sonia Encinas
· Sonia Encinas, sexóloga. Esta terapeuta de pareja divulga en redes sobre bienestar y salud sexual desde una perspectiva social y feminista: “El sexo está interiorizado como un espacio de poder: de poder masculino, para ser exactos”. Y asegura que “antes de preocuparnos por el deseo sexual, tendríamos que construir vidas más amables”.
INSPIRACIONES
· Runnoréxicos. Médicos e investigadores advierten sobre la obsesión por el rendimiento deportivo en edades adultas: “Genera problemas físicos, de lesiones; y psicológicos y de relaciones, porque puede llevar al aislamiento”. No sean ustedes runnoréxicos. Hagan ejercicio, por supuesto, pero sin enloquecer.
· Ir en bici eléctrica. ¿Hasta qué punto contribuye el uso de la bicicleta eléctrica a un buen estado de salud? Los expertos afirman que su uso tiene beneficios a nivel cardiológico, pero no tanto como las tradicionales; también destacan otras utilidades, como la “democratización” de la práctica deportiva en la vida cotidiana. De todas formas, no sean vagos y pedaleen.
· Samuráis. El código ético, moral y estético de los guerreros del antiguo Japón proporciona algunas claves de comportamiento para estos tiempos confusos, de cambios y gobernados por el miedo y la incertidumbre. Cuidarse a uno mismo y estar al servicio de los demás.
