El doctor Pedro Guillén sigue siendo una referencia indiscutible en la traumatología en España. Ha realizado más de 36.000 artroscopias y por sus manos han pasado numerosos deportistas de élite, entre ellos Juan Carlos Valerón, Michel, Sanchís, Asenjo, Luis Arconada, Hugo Sánchez o José Mari Bakero.
En 1996 realizó el primer implante de células vivas en una rodilla en España. Veinte años después, en 2016, él y su equipo firmaron un estudio que ha sido reconocido recientemente por la revista Cell como uno de los diez trabajos científicos más relevantes de la última década. Inspirado en los hallazgos del Nobel Shinya Yamanaka, el estudio demostró que es posible revertir algunos signos del envejecimiento en tejidos animales sin efectos secundarios graves, lo que abre una vía prometedora para mejorar la salud y el bienestar en edades avanzadas.
Los resultados fueron impactantes: los tejidos envejecidos de los ratones tratados recuperaron características propias de etapas más jóvenes y mostraron una notable mejora en su vitalidad. “Imaginen que un tejido de 80 años pueda comportarse como uno de 40. Aunque aún queda mucho por investigar, estos hallazgos marcarán un cambio profundo en la manera en que abordamos el envejecimiento”, afirma el doctor Guillén.
Junto a su equipo, trabaja ahora en trasladar este avance en personas, y, según anticipa, “antes de que acabe el año veremos resultados en pacientes con artrosis de rodilla”.
¿Qué hábitos cotidianos recomienda a las personas mayores para cuidar sus rodillas?
Lo más importante es evitar el sobrepeso y no cargar peso de más al caminar. También conviene evitar ejercicios que fuercen la articulación, como las sentadillas profundas. Y, tras caminatas largas, es esencial descansar. El cartílago articular es fino y carece de riego sanguíneo, pero si está sano, puede soportar más de 200.000 millones de pasos a lo largo de una vida sin lesionarse… siempre que no haya enfermedad ni traumatismo.
¿Cuáles son los primeros signos de que una rodilla está envejeciendo mal?
Las señales de alerta son claras: derrame articular, pérdida progresiva de flexión o extensión, y ese cansancio o molestia que aparece al subir escaleras. Es el cuerpo avisando de que algo empieza a fallar.
Lo más importante para las rodillas es evitar el sobrepeso y no cargar peso de más al caminar
¿Cuándo operarse de la rodilla? ¿Se está interviniendo demasiado pronto o demasiado tarde?
La cirugía debe plantearse cuando hay dolor persistente, derrames articulares frecuentes y pérdida significativa de movilidad. Ni antes ni después. Quitar un menisco sano, por ejemplo, es lo que yo llamo un “meniscocidio”: una agresión innecesaria. Solo hay que operar cuando la molestia es mayor que el beneficio de conservarlo. Y hay que conservarlo siempre que valga más de lo que molesta. La clave está en no precipitarse… pero tampoco en llegar tarde.
¿Qué opina de las prótesis frente a tratamientos conservadores?
Las prótesis de rodilla o cadera han sido una revolución médica. Pero deben usarse solo cuando fracasan medicación, infiltraciones y fisioterapia. También es lícito explorar procedimientos ortobiológicos, sin generar falsas esperanzas.
Las prótesis de rodilla o cadera han sido una revolución médica. Pero deben usarse solo cuando fracasan medicación, infiltraciones y fisioterapia, según el doctor Guillén.
¿Qué avances veremos pronto en medicina regenerativa aplicada a las articulaciones?
Estamos a punto de rejuvenecer el cartílago de la artrosis. El condrocito dañado podrá regenerarse gracias a intervenciones epigenéticas. Se podrá revertir el envejecimiento articular y aumentar la esperanza de vida.
¿Qué lograron exactamente en el estudio sobre rejuvenecimiento celular que publicó Cell en 2016?
Aplicamos la técnica desarrollada por el Nobel Shinya Yamanaka en ratones con progeria, una enfermedad que acelera el envejecimiento. Al reprogramar sus células, conseguimos reducir su edad biológica en el equivalente a 40 años humanos. Pero lo más importante es que lo hicimos sin provocar tumores, el mayor riesgo de este tipo de intervenciones. Fue algo único, por primera vez, se demostró que rejuvenecer un organismo vivo era posible… y seguro. Un verdadero cambio de paradigma.
Estamos a punto de rejuvenecer el cartílago de la artrosis, se podrá revertir el envejecimiento articular y aumentar la esperanza de vida
¿Cuál fue la clave para evitar los tumores que aparecían en otros experimentos similares?
La clave estuvo en algo tan clásico como poderoso: la dosis. En medicina, la dosis lo es todo. Lo entendemos con la anestesia, una cantidad adecuada permite operar, una dosis equivocada puede matar. Aplicamos esa lógica. Al reducir la exposición al mínimo, conseguimos activar los genes regeneradores sin descontrolar el sistema, evitando así la aparición de tumores.
¿Y cómo se activaba ese proceso regenerativo?
Utilizábamos doxiciclina, un antibiótico que en este caso funcionaba como un “interruptor molecular”. Al tomar agua con doxiciclina, los ratones activaban un gen modificado en su ADN que despertaba los genes de Yamanaka, “dormidos” hasta ese momento. Esos genes reprogramaban el epigenoma celular, rejuveneciendo el tejido. Los ratones mejoraban su movilidad, su aspecto y sus funciones. Literalmente, rejuvenecían.
¿Qué significa para usted que el cuerpo tenga el poder de curarse?
La cura está en nuestra propia sangre. Si guiamos bien a la célula, ella sola puede sanar. Es biología bien dirigida, no magia. Y ahí entra el epigenoma, que regula cómo se comportan nuestros genes.
¿Qué representa para usted esta investigación?
Que el envejecimiento no es irreversible. No se trata de volver a ser niños, sino de lograr que una célula de 80 años funcione como una de 40. Eso es salud. Eso es dignidad. No buscamos inmortalidad, sino preservar la funcionalidad y la autonomía. Morir lo más tarde posible… pero jóvenes por dentro.
El envejecimiento no es irreversible, no se trata de volver a ser niños, sino de lograr que una célula de 80 años funcione como una de 40. Eso es salud.
¿Cuándo cree que podrá aplicarse en humanos este tratamiento?
Estamos ya en fase clínica. Si todo va bien, podríamos ver resultados en pacientes con artrosis de rodilla antes de que acabe el año. Hablamos de personas que volverán a caminar sin dolor, gracias a sus propias células. Si funciona, esto marcará un antes y un después en la medicina articular.
¿Cómo vive su longevidad profesional? ¿Nunca pensó en jubilarse?
Nunca. La edad no es el problema. Sí lo es la falta de ideas. Retirar a un profesional acreditado es pegar fuego a una biblioteca. Mientras tenga buenas sensaciones, seguiré. La mirada agradecida de un paciente curado rejuvenece.
¿Ha sentido edadismo en su carrera?
Sí, lo vimos claramente durante la pandemia. Pero el paciente busca la voz experta. La experiencia no se improvisa.
¿Qué aporta un médico sénior a la medicina actual?
Valor añadido y confianza. Las sesiones clínicas donde colaboran jóvenes y veteranos mejoran el diagnóstico. No quiero una sesión clínica que bostece.
La edad no es el problema, sí lo es la falta de ideas. Retirar a un profesional acreditado es pegar fuego a una biblioteca
¿Qué ha aprendido al tratar a grandes figuras del deporte y la cultura?
Ante el dolor, todos somos vulnerables. Pero estas personas muestran una entrega admirable y siempre preguntan cuándo podrán volver a su vida profesional, tienen mucha prisa por reincorporarse.
¿Recuerda algún caso que le haya marcado especialmente?
Muchos, sin duda. Pero hay dos que nunca he podido olvidar. Uno, un atleta olímpico que, pese a tener una lesión grave, seguía persiguiendo su sueño de ganar el oro. Le costaba aceptar la realidad médica, y no fue fácil hacerle ver el riesgo que corría. La pasión por competir lo cegaba. El otro caso fue aún más desgarrador: un paciente tetrapléjico que dependía por completo de su única mano funcional para manejar su silla de ruedas. Un día sufrió una fractura precisamente en esa mano. Cuando lo atendí, me miró con una ansiedad y una angustia que se me quedaron grabadas. Sabía que, si no conseguíamos un buen resultado, perdería su única autonomía. Solo cabía el éxito.
Un guardameta español me dijo: “Usted haga bien su trabajo, que yo haré el mío de recuperación”. Y volvió a brillar en el campo
Y… ¿alguna historia que recuerde con admiración o cariño?
Un guardameta español me dijo: “Usted haga bien su trabajo, que yo haré el mío de recuperación”. Y volvió a brillar en el campo.
¿Cómo protege la relación médico-paciente cuando hay presión mediática?
Para mí, el paciente siempre es una oportunidad: la oportunidad de aplicar todo lo aprendido, de demostrar competencia, pero sobre todo de acompañar, escuchar y devolverle aquello que la enfermedad le ha arrebatado. He vivido la presión mediática, sí, pero nunca debe desdibujar el vínculo con el enfermo. Esa relación es sagrada. Creo firmemente en la investigación y la innovación como motores del desarrollo. Sin ciencia no hay futuro, y sin una medicina profundamente humana, no hay salud real. Una sociedad que no investiga enferma, y la enfermedad es el primer síntoma de su empobrecimiento.
¿Cómo imagina la medicina del futuro?
Será más personalizada, más preventiva, más segura. Y seguirá necesitando el juicio clínico humano. La tecnología ayuda, pero no sustituye la escucha ni la mirada experta.
¿Cuál es su deseo para los próximos años?
Que la medicina reprogramada llegue a más personas. Que podamos vivir más, pero sobre todo mejor. Con lucidez, sin dolor, y conservando la dignidad. La verdadera curación está en nuestras propias células. No queremos vivir 200 años. Queremos morir jóvenes lo más tarde posible.






