“El colesterol alto se asocia a longevidad” versus “hay que bajarlo siempre”: la batalla de mensajes enfrentados sobre este índice confunde a los pacientes   

Longevity

Juan Bola, nutricionista, niega que niveles altos de colesterol comprometan la salud, en su libro 'El engaño del colesterol'; unas teorías respaldadan algunos estu dios científicos

Cardiólogos y endocrinólogos consultados, creen, en cambio, que este lípido debe controlarse siempre 

Los mensajes sobre el colesterol son a menudo confusos

Los mensajes sobre el colesterol son a menudo confusos

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Pocos mensajes de salud han calado tanto entre los ciudadanos como el de la importancia de mantener a raya las cifras de colesterol a fin de evitar problemas cardiovasculares, que son la primera causa de enfermedad y muerte en los países desarrollados. Gran parte del éxito corresponde a los médicos, que han hecho frente común contra el colesterol y advierten a sus pacientes de los riesgos que acarrea no seguir las recomendaciones para conservar los niveles en el rango de la normalidad, que van desde consejos dietéticos y de actividad física hasta la prescripción de medicamentos, entre los que las estatinas son las líderes indiscutibles.

La evidencia científica sobre la relación entre valores altos de colesterol y el riesgo de sufrir un infarto cardiaco o un ictus es extensa y ampliamente aceptada. Por eso son más llamativas las posturas contrarias, como la de Juan Bola, nutricionista y técnico de actividades deportivas, quien mantiene una actitud muy crítica frente al dogma de establecer en 200 mg/dl el límite ‘bueno’ de colesterol. “La cifra de colesterol total no sirve para nada”, dice a La Vanguardia, una afirmación a la que ha llegado a partir de los testimonios de sus pacientes, que “después de mejorar sus cifras de glucosa, dieta y otros parámetros, han visto elevarse su colesterol”.

El colesterol es necesario para el correcto funcionamiento del organismo, sin colesterol la vida no sería posible

Juan BolaNutricionista y técnico de actividades deportivas

Aliado de la longevidad

Bola sostiene que el colesterol LDL (el popularmente conocido como el malo) por sí mismo no daña las arterias, pero cuando se oxida por el efecto de la glucosa, el estrés o el tabaco, entonces puede ser peligroso. No antes. “El colesterol es necesario para el correcto funcionamiento del organismo. Sin colesterol la vida no sería posible”, subraya. Forma parte de las membranas celulares, interviene en la producción de hormonas, en la formación de ácidos biliares, en la síntesis de la vitamina D en la piel. Además, “el colesterol total se asocia a longevidad, sobre todo en mayores de 50 años. De hecho, si al llegar a esa edad hay una disminución significativa de los niveles de colesterol, puede ser signo de enfermedad”.

Estudios recientes muestran que, en ciertos grupos —especialmente en personas mayores—, “tener ese marcador alto podría estar asociado con una mayor esperanza de vida. Este fenómeno se llama ‘paradoja del colesterol’”, explicaba en The Conversation Estefanía Díaz del Cerro, investigadora postdoctoral colaboradora del grupo de investigación de Envejecimiento, Psiconeuroinmunoendocrinología y Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid. 

Tener ese marcador alto podría estar asociado con una mayor esperanza de vida. Este fenómeno se llama ‘paradoja del colesterol’

Estefanía Díaz del Cerro Investigadora postdoctoral colaboradora del grupo de Envejecimiento, Psiconeuroinmunoendocrinología y Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid
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Otra ventaja de tener el colesterol elevado, según Bola, es que puede protector frente al cáncer de mama y potenciar el sistema inmunológico. Estas son algunos de los argumentos que recoge el nutricionista en su libro El engaño del colesterol. La verdadera historia de un enemigo inventado (Editorial Alienta), un texto elaborado a partir de más de 300 referencias bibliográficas, y que le sirven de escudo protector ante posibles críticas. “Todo está justificado por la evidencia científica”, insiste Juan Bola, conocido por su dominio de la dieta cetogénica, la alimentación baja en carbohidratos y el ayuno intermitente.

En este mismo sentido Díaz del Cerro afirma que en efecto, existen varias teorías que intentan explicar la 'paradoja del colesterol'. “La más aceptada es que el LDL podría desempeñar un papel protector en el sistema inmunológico. Algunos estudios sugieren que esta lipoproteína puede ayudar a combatir infecciones, ya que se une a bacterias y virus, y los neutraliza. Esto es especialmente importante en personas mayores, cuyo sistema defensivo suele ser más débil. Otra teoría sugiere que otros factores de riesgo, como la presión alta, la diabetes o el tabaquismo, influyen más en las enfermedades cardíacas que el colesterol. Tener elevado ese parámetro no sería el principal culpable, sino que actuaría junto a estos otros factores”.

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“El problema en sí no es el colesterol, es la glucosa”, afirma el nutricionista, por eso propone una alimentación real, sin productos procesados y similar a la dieta paleo, con actividad física y sin estrés. Si en este contexto sube el colesterol, “no hay riesgo de que promueva la formación de placa de ateroma”. El problema son los otros parámetros, los asociados a inflamación, la glucosa y la proteína C reactiva, aunque reconoce que los médicos, ante un valor elevado de lípidos en sangre, “aplican los protocolos para bajarlos”.

El colesterol no es el único malo

Algunos de los postulados del autor del Engaño del colesterol están en línea con la evolución científica de esta sustancia. El profesor José Maria Ordovás, director del laboratorio de Nutrición de Precisión y Envejecimiento en el USDA-Human Nutrición Research Center on Aging en la Universidad de Tufts (Boston), y uno de los mayores expertos internacionales en nutrigenética, lípidos y enfermedad cardiovascular, explicó a este periódico que el papel “de malo de la película” que tiene el colesterol se debe a que fue el primero en llegar en la búsqueda de implicados en el desarrollo de placas de ateroma en las arterias. 

Pero después, “hemos ido descubriendo otros factores, como la hipertensión, la inflamación, etc. que favorecen la enfermedad cardiovascular”. Esto no implica que haya que pasar por alto unas cifras altas de lipoproteínas, sino de “no dejar desatendidos los otros factores”, defiende. “El colesterol viene de tu genética, de tus circunstancias y de lo que haces, por eso, si un análisis muestra un colesterol elevado, hay que pensar en las formas de bajarlo y ponerse a ello, pero sin obsesionarse”.

Tener niveles de colesterol alto siempre deben preocupar, aunque no haya presencia de otros factores de riesgo

Borja IbáñezDirector científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares
Formación de colesterol  en las arterias

Formación de colesterol en las arterias.

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Borja Ibáñez, director científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), también destaca que “hay multitud de factores de riesgo que se asocian a enfermedad cardiovascular”. Tras este apunte, destaca: “Pero, muy probablemente, el colesterol —y la hipertensión arterial— sea el más relevante. De hecho, el desarrollo de las placas de ateroma que provocan un infarto o un ictus se inician principalmente por tener los niveles de colesterol alto”. 

Es decir, “tener niveles de colesterol alto siempre debe preocupar, aunque no haya presencia de otros factores de riesgo”, enfatiza el también cardiólogo intervencionista en el Hospital Fundación Jiménez Díaz.

Implacables frente a la hipercolesterolemia

Entonces, ¿siempre que el colesterol esté alto hay que bajarlo? “La respuesta es sí, hay que bajarlo siempre”, dice tajante Ibáñez. “Obviamente, cuanto más riesgo tenga la persona más urgente es reducir el colesterol, pero incluso en quienes no han tenido nunca 

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Este cardiólogo no comparte la opinión de que se pueda aflojar la presión por reducir las cifras de lipoproteínas circulantes en la sangre, al contrario, enfatiza que “hacen muy mal” quienes defienden una postura más relajada porque “hay una evidencia clarísima sobre el aumento de niveles de colesterol y el mayor riesgo de mortalidad y de eventos isquémicos cardiacos y cerebrales. Los niveles altos de colesterol son muy muy perjudiciales y bajarlos es importante para evitar estos problemas”.

Por todo ello, el investigador es tajante sobre la opinión de los mensajes que apuntan que el colesterol es un engaño: “Me parecen unos mensajes terriblemente dañinos, que hacen muchísimo daño a la población; de hecho, las personas que defienden esto deberían tener algún tipo de responsabilidad. Los científicos que llevamos muchos años trabajando en este campo, tenemos tan claro el papel tan fundamental que juegan los niveles altos de colesterol en la enfermedad cardiovascular, que es la primera causa en el mundo y sigue aumentando, habría que tener responsabilidad y negar la implicación del colesterol en la enfermedad cardiovascular es poco menos que volver a la edad media y justificar que la tierra es plana”.

A partir de los 20 años es aconsejable hacer una analítica anual para conocer los niveles de colesterol, porque cuanto antes se controle este parámetro, mayor será el beneficio

Borja IbáñezDirector científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares
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El colesterol siempre a raya

Lo importante para el médico es bajar el colesterol, con dieta, ejercicio, con compuestos no farmacológicos (como el arroz rojo) o con fármacos, entre los que las estatinas son las más empleadas y, “hoy en día, probablemente, son la mejor opción”, con un beneficio a corto y largo plazo. Y no hay que esperar a cumplir 50 años para vigilar nuestro colesterol. “A partir de los 20 años es aconsejable hacer una analítica anual para conocer los niveles de colesterol, porque cuanto antes se controle este parámetro, mayor será el beneficio a lo largo de la vida”

Cerca de la mitad de la población tiene niveles altos de lípidos en sangre, una prevalencia que es mayor a partir de los 50 años. Borja Ibáñez confirma que el colesterol tiene a aumentarse en décadas más avanzadas de la vida debido a diferentes factores. “El primero, y más importante, es porque las mujeres tienen una elevación de colesterol después de la menopausia, principalmente por causas hormonales, y después porque con la edad, el metabolismo hepático se ve reducido y esto afecta al metabolismo del LDL colesterol”. Con todo, el incremento en la segunda mitad de la vida “no es enorme”.

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Juan Bola aclara en la introducción de su libro que el objetivo “no es ser un sustituto de las recomendaciones específicas de los médicos y otros profesionales”, y que su contenido “debe considerarse un complemento a cualquier programa o tratamiento prescrito por un profesional sanitario competente”.

 Dejando a un lado las diferencias, todos los expertos coinciden en que, además de factores genéticos, cómo vivimos impacta en nuestro colesterol; por eso una dieta variada, evitando alimentos ultraprocesados, manteniendo la actividad física y evitando el estrés son los mejores “guardaespaldas” de la salud.

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