Longevity

“Cuando me jubilé, me apunté con miedo, pero la experiencia fue muy positiva”: el intercambio de residencia durante los viajes, un método que funciona muy bien para los sénior 

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Esta alternativa concede a gran parte de las personas mayores la autonomía para recorrer el mundo con calma, gozar de visitas más largas y generar vínculos con otros turistas, un modelo muy distinto a los recorridos clásicos de la jubilación.

Únicamente dentro del segmento de individuos mayores de 65 años, este modelo ya congrega a una cantidad por encima de 27.000 usuarios, los cuales suponen el 11% de la totalidad de integrantes de la comunidad HomeExchange.

El intercambio de casa también es una gran opción para viajar entre los séniors, que se adaptan a las tendencias también en este aspecto. 

El intercambio de casas supone también una opción magnífica para los viajes de los séniors, puesto que se ajustan a las tendencias de hoy en este sector. 

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Permuta, trueque, canje, cambalache… no importa el término empleado, pues la acepción según la RAE no varía: se trata de una entrega recíproca de artículos y labores sin que participe el dinero. La motivación de fondo es similar, dado que en épocas recientes hemos regresado al hábito de permutar, repartir y localizar vías diferentes frente al comercio habitual.  

Un desarrollo espontáneo que ha convertido una costumbre tan remota como el intercambio en métodos que se ajustan a una visión más cooperativa, responsable y social fundamentada en la seguridad mutua. Esto se observa, por citar un caso, en el intercambio de casas para las vacaciones, o lo que se conoce como home exchange, donde dos individuos deciden, por consenso, brindar el acceso a su vivienda para que la contraparte resida en ella por un periodo determinado.

Al retirarme optamos por intentarlo. Admito que me inscribí con temor, mas la vivencia resultó tan satisfactoria que se me pasó de inmediato.

Patricia

La idea excluye la opción de obtener beneficios económicos, ya que en ese caso se trataría de modelos distintos. “No hay transacción económica, no hay especulación inmobiliaria y se utilizan recursos que ya existen: casas en las que vive gente”, señala Pilar Manrique, representante de HomeExchange en España. 

Las ventajas se presentan como un ahorro, “en mi caso, el viajar siempre ha sido una constante, pero claro lo hacía con limitaciones porque el alojamiento supone alrededor del 30% del coste de un viaje. Gracias al intercambio de casas ahora puedo hacer entre cuatro o cinco escapadas al año”, asegura Patricia, quien utiliza el servicio, y también confiesa que en su situación existe un factor afectivo, “a través de esta opción conoces a gente diferente y eso me aporta mucho”.

Vencer el miedo al abrir la puerta del hogar.

Si bien es verdad que sus comienzos en el ámbito del home exchange resultaron vacilantes, ya suma más de 80 transacciones, “mi marido llevaba muchos años queriendo hacer intercambio de casas, pero a mí me costaba. Sentía que era invadir mi vivienda habitual. Cuando se acercó el momento de jubilarme decidimos probar. Confieso que me apunté con miedo, pero la experiencia fue tan positiva que lo perdí enseguida”. 

Aquellas incertidumbres mencionadas por Patricia fueron compartidas por Cristina, quien también utiliza esta clase de servicios, “cuando empiezas nunca sabes a quién te vas a encontrar, pero es cierto que hay una mentalidad común dentro de la comunidad”, admite esta señora de 72 años que opta por ceder únicamente un dormitorio. 

No resulta lo más habitual, pero las personas que se deciden, al igual que ella, a brindar un espacio de su hogar resaltan un factor fundamental: el sentimiento de estar acompañados. “Recibir a alguien hace que me sienta algo más acompañada, aprendo cosas nuevas, especialmente cuando son viajeros de otros países”, aclara. No se trata únicamente de desplazarse, existe un componente de contacto social que contribuye a mitigar el aislamiento. Además de representar una manera muy específica de concebir la travesía. 

Estas vivencias están protagonizadas por un turista enérgico y meticuloso, que se aleja de los patrones habituales para mayores, definidos por lugares concurridos, hospedajes básicos y programas estrictos. Se trata de opciones que, para un gran número de personas, ya no coinciden con su aspiración de elegir la manera, el instante y el destino de su periplo.

Mi esposo tenía el deseo de intercambiar viviendas desde hacía tiempo, aunque yo sentía cierta resistencia. Al estar cerca mi jubilación, resolvimos realizar la experiencia.

Patricia

Los datos ratifican que los relatos de Patricia y Cristina no constituyen ejemplos únicos, ya que los adultos mayores están potenciando este hábito: únicamente en el grupo de más de 65 años, este sistema cuenta con más de 27.000 usuarios, lo cual supone el 11% de la comunidad global de HomeExchange. Este hecho se vincula a una transformación mayor en las características del turista, dado que, de acuerdo con las estadísticas de la encuesta FAMILITUR del INE, durante 2024 cerca del 25% de los individuos que se desplazaron por España superaban los 55 años.

Este grupo ha hallado en este lugar una solución adaptada a su etapa actual: desplazarse con una libertad superior, posibilitando permanencias de mayor duración y siguiendo una cadencia distinta a la dinámica del turismo tradicional. “Llevo casi diez años en plataformas de intercambio. Cuando empezamos, en Gijón había cuatro casas como mucho; ahora hay más de cincuenta”, rememora Patricia.

Imagen en la Calzada del Gigante durante un viaje a Irlanda
Imagen en la Calzada del Gigante durante un viaje a IrlandaCedida

Ciertamente, esta cuestión no es reciente. Ya en el año 2006, el largometraje The Holiday relataba la trayectoria de dos mujeres (Cameron Diaz y Kate Winslet) que acuerdan permutar sus residencias en la época festiva. Un argumento que a principios de la década de los dos mil se antojaba, justamente, más vinculado a lo imaginario y que, analizado con el tiempo, ha acabado siendo un referente cultural de un estilo de turismo que actualmente es cotidiano para miles de individuos.

Han transcurrido veinte años desde su aparición y el sistema de permuta de viviendas se encuentra en su mejor momento. Al finalizar este 2025, HomeExchange proyecta cerrar el año excediendo los 77.000 intercambios en España, reafirmando al territorio como su segundo mercado a nivel global. Hoy en día, posee más de 30.725 integrantes —aproximadamente 8.000 adicionales frente al cierre del año previo— y 41.000 propiedades dadas de alta, un auge que justifica mediante un conjunto de motivos que han cautivado a cada vez más turistas.

 “Los años 2020 y 2021 fueron clave. Esta opción existe desde hace más de 30 años, pero fue entonces cuando despegó definitivamente, impulsado por las restricciones, la crisis económica, la inflación y la búsqueda de alternativas más asequibles”, recuerda Manrique.

La crisis de COVID-19 funcionó como un catalizador y diversas motivaciones al momento de desplazarse —una preocupación superior por el turismo responsable y sostenible, además de un aprecio en aumento por integrarse en la rutina diaria del lugar frente al simple recorrido vacacional— completaron el proceso. 

Esta transformación ha modificado la forma de hacer turismo de numerosos adultos de edad avanzada, quienes utilizan su amplia flexibilidad horaria para realizar trayectos en épocas de menor demanda, eludir las aglomeraciones y decantarse por periodos de descanso más extensos y relajados. En vez de coleccionar recorridos turísticos, aprecian sumergirse en el entorno, una experiencia que el intercambio de casas favorece de manera orgánica: preparar alimentos como un habitante local, transitar por vecindarios apacibles y sentir la cotidianidad del sitio.

La seguridad mutua es un pilar esencial. Al carecer de ella, el home exchange pierde su propósito principal.

Pilar Manrique, portavoz de HomeExchange en España

“El intercambio te descubre sitios a los que jamás habrías ido. Te obliga a ser flexible y a dejarte sorprender”, aclara Patricia. Dicha versatilidad se refleja igualmente en el modo de seleccionar hospedaje. “Si voy a conocer una ciudad como Praga o Viena, me da igual la casa mientras esté limpia y bien ubicada”, relata. “En Dublín estuvimos en una habitación con baño porque solo íbamos a dormir”. 

Por el contrario, si el desplazamiento es por placer, los objetivos se transforman: “Si voy a la playa, prefiero una casa cómoda, con barbacoa, porque ahí sí pasas más tiempo”. Esta visión la ratifica Pilar Manrique a través del portal: “En muchos casos el destino no es lo más importante. Buscan tiempo de calidad y valoran mucho la casa: que esté bien equipada, que tenga piscina o espacios para disfrutar”.

Holanda es uno de los destinos favoritos por los séniors españoles, según HomeExchange. 
Holanda se posiciona como uno de los destinos más valorados por los ciudadanos de edad avanzada en España, conforme a las cifras proporcionadas por HomeExchange. Cedida

A partir de las incertidumbres iniciales hasta el impacto en las ciudades.

No obstante, no todo se presenta como un trayecto sin dificultades. Según Manrique, el obstáculo fundamental para diversos mayores “suele ser la digitalización, pero esa dificultad inicial suele diluirse pronto y luego intercambian con total tranquilidad”. Patricia ratifica que la veteranía no constituye un inconveniente, sino una posibilidad: “No creo que haya un límite. Depende de cómo te sientas tú. Personalmente se lo recomiendo a todo el mundo. Una vez saltas al vacío, ya no hay vuelta atrás”. Pese a ello, admite que ha fijado determinadas restricciones para conservar su serenidad “yo doy oportunidades a gente que acaba de empezar y no tiene referencias, pero nunca a perfiles con valoraciones negativas. Para mí, eso es fundamental”, declara.

Dicha estabilidad se fundamenta en principios comunes y en la seguridad “sin ella, el home exchange no tiene razón de ser. A eso se suman el respeto absoluto y la hospitalidad: todo el mundo quiere que quien venga a su casa se sienta como en casa”, destaca Manrique. Asimismo, se basa en una repercusión favorable para los lugares: al prescindir de intercambios monetarios, se evita la gentrificación y la tensión en el sector de la vivienda, al tiempo que el dinero no gastado en hospedaje suele derivarse al gasto de proximidad, favoreciendo a tiendas, locales de restauración y zonas fuera de las rutas de turismo convencionales. Además, permanece la vivencia genuina y valiosa, la cual Cristina representa idealmente mediante una breve expresión: “estoy viviendo una jubilación maravillosa, viajando más y de forma más económica”.

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