La terapia de compras es como se conoce a la tendencia de consumir por el impulso de necesidades emocionales, es decir, una forma de gestionar los sentimientos, que suele cumplir con objetivos como reducir el estrés o lidiar con emociones negativas, que se basa en comprar cosas que, muy a menudo, ni siquiera son realmente necesarias. Este fenómeno suele estar ligado a la autoestima. Alisa Minina Jeunemaitre, especialista en Ciencias Sociales y comportamientos de consumo, explica que, por un lado, las personas con una percepción negativa de sí mismas manifestarán esta tendencia con el fin de reforzar esas creencias pesimistas. No obstante, aquellos con una autoestima más alta pueden caer en la terapia de compras con el objetivo de sentirse mejor consigo mismas en periodos en los que se sienten deprimidas o presionadas. El problema es que esto puede resultar contraproducente al generar arrepentimiento.
Este comportamiento genera un efecto de satisfacción momentánea, o lo que es lo mismo, funciona a corto plazo. Sin embargo, a largo plazo es otra historia. La especialista apunta a las compras compensatorias como una forma de canalizar determinados sentimientos negativos durante temporadas de un marcado estrés. Pero esto no acaba provocando más que infelicidad, revela Alisa Minina Jeunemaitre, ya que los problema emocionales siguen ahí y, a menudo, se les suma el arrepentimiento de las compras hechas por impulso. “Esto demuestra lo importante que es entender qué es lo que realmente nos impulsa a comprar”.
¿Qué hacer para evitar la terapia de compras?
La terapia de compras provoca una satisfacción muy fugaz, que no resuelve el problema emocional de origen y suele hacer que uno se arrepienta de haberse dejado llevar. La experta afirma que este representa el punto de partida para conseguir un cambio. Identificar los patrones y ser consciente de ellos hace que sea posible interrumpir esta tendencia y sustituirla por otras que resulten más efectivas y saludables.
Una de ellas es la práctica de ejercicio o alguna actividad deportiva, esto se debe a que ayuda a la regulación emocional y a reducir los niveles de estrés. Se trata de un mecanismo que sirve para canalizar esos sentimientos negativos que se manifiestan especialmente en las temporadas de mayor presión, como sucedía con la terapia de compras, solo que, esta vez, de una forma beneficiosa. También ayuda a aumentar la autoestima y a controlar los impulsos.
Otra opción con beneficios similares es la meditación y los ejercicios de relajación, que estimula la autoconciencia y fortalece la capacidad de autocontrol. Otro punto positivo es su eficacia para disminuir el estrés y favorecer sensaciones de calma y tranquilidad. No obstante, puede haber casos en los que sea necesario recurrir a la terapia psicológica para afrontar determinados problemas.


