Sonia López Iglesias, psicopedagoga: “Sobreproteger a un adolescente es desprotegerlo”

Crianza

 La maestra y asesora familiar acaba de publicar 'Cuando la adolescencia duele'

La psicopedagoga y maestra Sonia López Iglesias asesora en el ámbito del acompañamiento familiar y escolar

La psicopedagoga y maestra Sonia López Iglesias asesora en el ámbito del acompañamiento familiar y escolar

Xavier Cervera

Para la docente, psicopedagoga y madre de dos chicos de 17 y 20 años, Sonia López Iglesias, la adolescencia ha sido la mejor etapa como madre. Un periodo complejo pero bonito porque los jóvenes están decidiendo cuál va a ser su camino, explica. Y aunque reconoce que no es todo felicidad, lamenta que todos los inputs que se dan sobre adolescencia sean negativos.

Aunando su experiencia profesional y personal, acaba de publicar Cuando la adolescencia duele (Destino), una especie de guía que da claves para cuidar la salud mental de los jóvenes. Con un consejo que cree que hay que grabarse a fuego: entender que nada de lo que hace un adolescente es personal o contra la familia.

Nos preocupa mucho el contenido que consumen nuestros hijos y lo que más nos tiene que preocupar es por qué usa ese teléfono constantemente

Contributing WriterMaestra y psicopedagoga
Los adolescentes recurren a fármacos hipnosedantes para tapar sus problemas emocionales, su sufrimiento

Los jóvenes usan las redes sociales para buscar una validación de los demás

Mané Espinosa

La adolescencia es la época más temida por muchas familias ¿Con razón?

Es es la época en la que menos nos hemos formado. Te empapas de información con el embarazo y cuando desaparecen las rabietas, te dejas de formar. Pero si quiero comprender a mi adolescente, tengo que entender qué le está pasando. Qué le pasa a ese cerebro, que está en proceso de transformación. 

¿Qué le pasa?

Todo está en obras. Se está haciendo una poda neuronal que elimina conexiones que habían servido en la infancia y creando las nuevas. Ese cerebro necesita un tiempo, pero el adolescente sigue haciendo su vida con un cerebro que no le ayuda porque aún no está suficientemente maduro. Si entiendo esa impulsividad de mi hijo, esos problemas de regulación emocional, esa falta de orden o sus conductas de riesgo, esto me ayuda a no llevarme nada al terreno personal. 

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Nada de lo que hace mi hijo lo hace contra su madre o padre. No son adultos, son adolescentes que te han pasado dos cabezas. Nunca hay que olvidar que el adulto y el que tiene que controlar la situación eres tú. El que tienes que dar el paso atrás eres tú. Los padres a los que acompaño a veces me dicen “ya, pero él también podría”. ¡No está preparado! Le falta madurez. Y hay que buscar soluciones, no imponerlas. Y pasan muchas veces por consensuar límites en casa y responsabilidades.

¿Ahora duele más la adolescencia que antes?

Creo que no. Antes, quizá, no dejaban expresar el malestar. La salud mental ha sido durante muchos años un tema tabú. Ahora se empieza a hablar, pero nos estamos equivocando en ponerle el foco: no es una cuestión sanitaria, interpela a toda la sociedad y todos somos responsables, desde la familia y los institutos pasando por las administraciones. Donde hay que invertir es en la prevención de todos los adolescentes en salud mental.

El adolescente sigue haciendo su vida con un cerebro que no le ayuda porque está en obras 

Contributing WriterMaestra y psicopedagoga

En los últimos años han entrado en juego las redes sociales o los teléfonos móviles ¿Esto lo ha complicado?

Si, pero también según la gestión que se haga del teléfono móvil o de esa red social. A las familias nos preocupa mucho el contenido que consumen nuestros hijos y lo que más nos tiene que preocupar es por qué usa ese teléfono constantemente. Un móvil es ahora el cordón umbilical con tu grupo de iguales. Los jóvenes usan las redes sociales para buscar una validación de los demás. Encontrar ese grupo de iguales donde poder identificarse es muy importante.

¿Qué podemos hacer las familias?

Antes de darle un móvil a nuestros hijos tenemos que formarnos para acompañar ese uso responsable de las pantallas. Lo primero es analizar muy bien cuál es nuestro uso en casa y la privacidad. Si mi hijo ha visto que yo he compartido en mis redes sociales toda su vida va a ser muy difícil que él no lo haga. Hay que educar con el ejemplo. Una vez mi hijo pequeño me preguntó si no salía en mi móvil porque era feo. Le dije: “no sales, porque te quiero”. Mis hijos han entendido que la red social no es publicitar quién eres, sino que es una herramienta más de conexión con su grupo de iguales. Cuando tienes adolescentes, hay que gestionar en casa momentos sin móvil. Pactarlos y a la vez también buscar momentos de conexión familiar.

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Dice que la adolescencia es el momento en el que hay que empezar a soltar.

Dejar volar. Y acompañar, pero a una distancia prudencial. Y eso es lo difícil. Esa distancia la marca el adolescente. Un adolescente que sienta que confían en él te va a explicar cuando tenga un problema, por ejemplo. Y en casa hay que hablar de temas importantes, como el consumo de alcohol. Y que sepan que si pasa algo, nos debe llamar. Eso no quiere decir que validemos una acción incorrecta. Cuando el adolescente siente que esa adolescencia le duele es porque siente que no tiene adultos de referencia que le ayudan a entender esa complejidad y se sienten muy vulnerables. Si a eso le sumamos un aislamiento, ansiedad o llegar a la depresión, se complica mucho.

¿Qué señales de alerta nos pueden avisar?

En casa, si es un niño que había sido muy comunicativo y ahora se aisla mucho o se pasa el día encerrado en la habitación… Aunque que los adolescentes pasen mucho tiempo en su habitación es muy normal y muy necesario porque ahí es cuando están construyendo su identidad. Hay que respetarlo. Hay dos fases: al principio de la adolescencia cierran la puerta a cal y canto y hacia el final la dejan entreabierta. Yo tengo uno a punto de 18 y otro de 20 que ya vuelven a pasar tiempo en el sillón, con nosotros.

Recomienda acompañar sin juzgar.

Sin invadir. Muchas veces el problema de la relación con nuestros adolescentes es que nosotros no creamos unas buenas expectativas hacia ellos. Los adolescentes tienen derecho a equivocarse. Y esta sociedad que es muy exigente. Tus hijos tienen que sacar, excelentes notas, el capitán del quipo de baloncesto, tienen que tocar un instrumento perfecto y saber inglés a la perfección. El adolescente que nota que no va a estar a la altura, se desconecta de su familia. Se aisla completamente, empieza a cambiar sus patrones de sueño y de alimentación (comen menos), siempre está cansado o irritable, cambia su grupo de iguales porque no encuentra ese lugar para identificarse, hay una excesiva conexión a las pantallas… Hay muchos inputs que pueden indicar que no está bien.

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Xavier Cervera

¿Qué opina del debate sobre la prohibición del móvil?

Cuanto más tarde tengan un móvil, mejor. Pero a veces uno de 16 tampoco está preparado y uno de 14, sí. ¿Cuál es la edad ideal para dar el móvil? Cuando yo crea que ha recibido la formación necesaria y cuando su maduración le permita hacer un buen uso. Y esto se consigue a través del propio ejemplo. Ayuda el ponernos de acuerdo. La tribu en la adolescencia es muy importante. Cuando mis hijos empezaron a salir de fiesta, el grupo de padres consensuamos hasta qué hora les dejábamos salir.

A veces cuesta conseguir esta tribu.

En mi casa siempre hay adolescentes. Y que vengan sus amigos me permite además observar con quién va.

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En el libro avisa de los efectos de la sobreprotección.

Sobreproteger es desproteger porque no les ayudamos a desarrollar las habilidades sociales, comunicativas, de regulación emocional que necesitan para hacer frente a los retos diarios.

¿Qué deben tener claro las familias para enfrentar esta etapa con éxito?

Hay que comprender la etapa para acompañar con calma, empatía y disponibilidad. Y dando una distancia prudencial. Y esto se consigue confiando y siendo muy conscientes de que va a cometer errores, normales, porque está aprendiendo a qué es la vida. ¿Esto quiere decir que si toma malas decisiones no pasa nada? No. Se debe hacer responsable de esa mala decisión. Si no le dejo probar, le estoy desprotegiendo. Trabajar la resiliencia es esencial. También la perseverancia y la responsabilidad a través del trabajo.

La tribu en la adolescencia es muy importante

Contributing WriterMaestra y psicopedagoga

Es defensora de la pedagogía del querer. ¿La puede explicar?

Se basa en empatía y confianza, consensuando unos límites y haciendo responsable al adolescente de su propia vida. Es el equilibrio entre la educación autoritaria y la sobreprotección. La educación en positivo se ha confundido y mucha gente ha pensado que solo con el afecto o con que el niño pueda elegir en cada momento para que sea feliz está todo hecho. Quiero que mis hijos sean felices, pero también que sean responsables y, sobre todo, que se esfuercen para conseguir lo que ellos quieran.

Suena bien y fácil.

Eso no quiere decir que no haya momentos de crisis. Todos perdemos los nervios.

El sermón no funciona.

Desconectan a la primera. Hay que priorizar conflictos y eso va ayudar a no estar todo el día de mal humor. Siempre digo que aprendo a ser madre a la vez que mis hijos aprenden a serlo y eso me quita mucha ansiedad.

Es importante que los adolescentes tengan buenas relaciones ¿Los padres pueden ayudar a ello?

Al final los adolescentes se acaban juntando con otros que tienen inquietudes similares. En la adolescencia el índice de abandono deportivo, especialmente en las chicas, es horroroso. Casi el 60 % de las chicas deja de hacer una práctica deportiva. Participar en un club de deporte da mucha disciplina. También tocar un instrumento… El tiempo libre vacío lo único que provoca es estar conectado al móvil Y tener actividades también sirve para diversificar amistades. Pero hay que dejarles elegir. No puedo elegir a los amigos de mis hijos.

Su hijo menor ha escrito el prólogo.

Sí. Me puso como condición que pudiera decir lo que quisiera. La editorial no ha movido una palabra. Es una forma preciosa de empezar escuchando a un adolescente decir “confía en mí, acepta que me voy a equivocar, entiende que muchas veces esté de mal humor, pero te necesito a mi lado más que nunca”. Las abuelas se han dado un hartón de llorar (risas).

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