Guardia civil retirado, viudo desde hace tres años y huraño de vocación, este vecino del barrio de Santa Eulalia solo tiene dos alicientes en la vida, sus compañeros Copón y Suelto y la garrafina del bar de Ambrosio
Ha regresado a la plaza de toros barcelonesa, que le trae recuerdos de infancia, para fotografiar sus entrañas una vez clausurada, captando una de las mejores fotos de los lectores: “Volver allí fue emotivo y nostálgico”