El queso no es solo un alimento con siglos de tradición, también es una pasión capaz de transformar la vida de quienes se adentran en su mundo. Alberto, creador de The Cheese Project, empezó en el sector casi por casualidad y hoy se ha convertido en un referente en la divulgación, la cata y la cultura quesera en España.
Alberto lo tiene claro. Un buen queso no necesita más que leche, cuajo y sal. Cuando en la etiqueta aparecen aditivos con códigos interminables, aconseja levantar la ceja y pensárselo dos veces. “Si te vas a un súper y tiene más cosas y empiezan por E200, estás cerca de descartarlo”, advierte.
Generalmente el queso azul, por una regla no escrita, se deja para el final
Más allá del paladar, Alberto defiende que el queso tiene un efecto directo en nuestro estado de ánimo. Explica que contiene casomorfina, un péptido derivado de la caseína que actúa de forma similar a otras sustancias que liberan endorfinas. El resultado es que comer queso genera placer y bienestar. Por eso no duda en recomendarlo a cualquier hora del día, ya sea en el desayuno, como aperitivo o incluso como sustituto de un postre.
Su trayectoria le ha llevado a dar de comer a personalidades como Ferran Adrià, el jeque de Omán, el príncipe de Suecia e incluso al rey Juan Carlos en una cata que todavía recuerda con nervios y anécdotas.
Comer queso te hace feliz
En paralelo, ha probado más de un millar de variedades, desde el comté, su favorito por su versatilidad, hasta rarezas como el pule, considerado el queso más caro del mundo al elaborarse con leche de burra en los Balcanes, pero no lo podemos comprar porque Novak Djokovic se lo llevó todo.
El queso es mucho más que un acompañamiento. Para Alberto, es cultura, es salud emocional y es disfrute compartido. Y, sobre todo, es un producto que, cuando se elige bien, puede arrancar una sonrisa en cada bocado.