En verano, con las temperaturas disparadas, hay que ser especialmente cuidadoso con la seguridad alimentaria. Sobre todo cuando el menú incluye ingredientes sensibles a la contaminación y la multiplicación bacteriana. En este sentido, uno de los más problemáticos es el huevo, presente en varios platos estrella de la estación, como son la ensaladilla y la tortilla de patatas.
Por su versatilidad y porque gusta a prácticamente todo el mundo, la tortilla es una receta habitual en la mayoría de citas veraniegas. ¿Pero cómo hay que prepararla estos días para evitar cualquier riesgo microbiológico? La Agencia Catalana de Seguretat Alimentaria (ACSA) ha compartido una serie de consejos a tener en cuenta para elaborar y conservar este plato con total seguridad.
Los huevos deben romperse en un recipiente limpio, nunca en el margen de un cuenco
Para empezar, los huevos deben romperse en un recipiente limpio, nunca en el margen de un cuenco, como se hace en muchos casos. También hay que evitar a toda costa que las cáscaras del huevo entren en contacto con la yema.
Otra cosa que habría que interiorizar es lavarse las manos con agua y jabón, no solo cuando se cocinan huevos, sino siempre que se manipule cualquier alimento. Los cuchillos, tablas, cuencos y otros utensilios que se utilicen también deben estar bien limpios.
A continuación, una recomendación que disgustará a muchos: el centro de la tortilla debe alcanzar al menos los 70º C durante dos minutos; o lo que es lo mismo, que quede cuajada. Si no se está dispuesto a prescindir del interior líquido y untuoso, la ACSA propone utilizar huevo pasteurizado y así eliminar el riesgo.

El organismo recomienda utilizar huevo pasteurizado
Pero no solo hay que ser cuidadoso durante la preparación del plato: la conservación es otra de las claves. Desde este organismo recuerdan que la tortilla no debe dejarse bajo ningún concepto a temperatura ambiente durante más de dos horas. “Si no se consumirá inmediatamente, debe refrigerarse a menos de cinco grados tan pronto como sea posible”, señalan.
El recipiente donde se va a conservar también debe elegirse cuidadosamente. Este debe poder cerrarse para evitar las contaminaciones cruzadas con otros alimentos de la nevera, y no ha de permanecer en el frigorífico más de dos o tres días.
Cuando se quiera disfrutar la tortilla, debe volver a calentarse a una temperatura elevada (70 °C), práctica que se recomienda solo repetir una vez. Y si el plato va a viajar a otro lugar, es aconsejable que lo haga en una nevera portátil con acumuladores de frío. Sobre todo si no está bien cuajada.