El auge de los cafés de especialidad en España ha generado un crecimiento sin precedentes en la demanda de baristas, un perfil profesional cada vez más solicitado, pero que no logra cubrir el elevado volumen de vacantes disponibles.
En los últimos años, ciudades como Madrid y Barcelona han visto multiplicarse las aperturas de negocios dedicados al café de especialidad, una tendencia que también comienza a consolidarse en urbes como Sevilla, València o Bilbao. Estos locales requieren personal altamente calificado, capaz de satisfacer las expectativas de un consumidor dispuesto a pagar entre 2,8 y 4 euros por café.
Según Ángel Solves, director sectorial de Hostelería y Turismo del Grupo Adecco, la demanda de baristas se ha intensificado tanto en el ámbito de la hotelería de lujo como en la restauración especializada. Los sueldos para estos profesionales pueden alcanzar los 25.000 euros anuales, con posibilidades de ascenso en función de la experiencia y el dominio de idiomas.
Los sueldos para estos profesionales pueden alcanzar los 25.000 euros anuales, con posibilidades de ascenso en función de la experiencia y el dominio de idiomas
No obstante, la oferta de formación no crece al mismo ritmo que las necesidades del mercado. “Hay mucha demanda de formación de baristas, pero el mercado está creciendo tan rápido en España y en el extranjero que no se encuentra suficiente personal”, señala Amilka Lee, barista y formador de la Asociación de Cafés de Especialidad, quien imparte cursos en la Escuela de Baristas fundada en 2014.
Cada año, por esta escuela pasan unos 100 alumnos: un 60 % son aficionados, un 30 % buscan reinventarse profesionalmente y un 10 % ya trabaja en el sector. Aunque las cifras son reducidas, algunos alumnos acaban en países como Australia o Nueva Zelanda, considerados referentes mundiales del café de especialidad.

Las cafeterías de Syra Coffe trabajan con café de especialidad proveniente de distintos países del mundo
El interés por aprender este oficio no ha dejado de crecer, entre otras razones, porque las condiciones laborales suelen ser más favorables que en las cafeterías tradicionales, con horarios más compatibles con la vida personal. Sin embargo, la velocidad con la que se abren nuevos locales impide cubrir toda la demanda. “Toda la gente que formamos ya está colocada”, confirma Lee.
Un ejemplo de esta evolución es Hola Coffee, cafetería madrileña fundada en 2017 por Nolo Botana. En aquel entonces, apenas existía una escena de café de especialidad en España y la formación era limitada. Hoy, el negocio cuenta con dos locales y programas formativos como el intensivo “barista bootcamp”, que cuelgan el cartel de completo con listas de espera de hasta dos meses.
“El hecho de contar con formación propia nos permite conocer a posibles trabajadores y ofrecer oportunidades de crecimiento”, explica Botana, convencido de que el mercado aún tiene espacio para muchos más baristas, ya que el consumidor español es cada vez más consciente del valor del café de calidad.
Entre las historias que ilustran esta tendencia está la de Gwen Guadarrama, barista que decidió reinventarse tras doce años en el sector del diseño. Tras formarse en Hola Coffee, pasó a formar parte de su equipo docente. “Mientras más avanzas, más hay por descubrir”, asegura, subrayando que esta profesión exige “dedicación, constancia y concentración” para dominar el arte de calibrar un espresso.