El vino de la semana: Clos Bartolomé 1900 de 2021
Beber
Cada vid centenaria de Lo Grinyó les regala sólo la ínfima cantidad de entre 250 a 400 gramos de uvas para elaborar un Priorat maduro que mantiene un final fresco y mentolado
Clos Bartolomé 1900 de 2021
El viticultor Antonio Rodríguez, copropietario de la bodega Bartolomé de Bellmunt del Priorat, asegura que “1900 es el súmmum, la máxima expresión de la finca Lo Grinyó”. Allí mima cariñenas y garnachas centenarias, plantadas en vaso en 1900 por Josep Bartolomé Cabré, el abuelo paterno de su esposa Rosa Maria Bartolomé Vernet. Antonio Rodríguez explica emocionado que “ha sido la ilusión de mi vida hacer este vino, llegar al máximo con una viña centenaria”.
Antonio hace dos décadas que labra este viñedo con dos mulas alquiladas. Todo está cavado a mano, con un xapo (azada). Realiza prácticas agrícolas ecológicas sin certificar. Asegura que solo echa en el viñedo sulfato de cobre y azufre.
También manifiesta que Lo Grinyó, que es como se conoce en algunos lugares al fruto del espino, es una finca “emblemática”. Todas las ilusiones de Antonio Rodríguez están depositadas entre sus centenarias vides. Aquí, donde se respira una gran tranquilidad, late más intensamente su corazón. La viña es propiedad de su esposa.
Antonio Rodríguez en el viejo viñedo de su esposa
Cada vid centenaria les regala sólo la ínfima cantidad de entre 250 a 400 gramos de uvas. Aseguran que “son de una extraordinaria calidad”. Explican que “la cepa vieja desarrolla la capacidad, con los años, de dar uvas mucho más complejas que las más jóvenes”. Y añaden que “la cantidad baja, pero la calidad, en términos de antocianos y complejos fenólicos, es muy alta”.
El terreno está formado básicamente por pizarra del tipo gres carbonífero y, en menor medida, de pizarra carbonífera. Ambas rocas metamórficas, características de la zona central del Priorat, se formaron hace unos 300 millones de años.
Las centenarias vides que trabaja Antonio Rodríguez, en una imagen del pasado mes de mayo
Lo Grinyó suma dos hectáreas. Está ubicada a 350 metros de altitud, y con una fuerte pendiente de cerca de un 40%. Hay dos viñedos, opuestos el uno al otro. Uno tiene una orientación norte, y el otro cuenta con cepas plantadas con una orientación suroeste. Aseguran que “estos viñedos centenarios son trabajados con técnicas tradicionales que han sido transmitidas de generación en generación, garantizando la preservación de la biodiversidad local y la calidad de la uva”.
El rendimiento de sus vides es de unos 2.000 kilos de uvas por hectárea. Sus retorcidas cepas plantadas en vaso, que guardan secretos de generaciones pasadas y muchas horas de trabajo de sol a sol, no parecen tan viejas.
Celler Bartolomé, aseguran desde la bodega, “ejemplifica la tenacidad de las familias del Priorat en el cuidado de las viejas cepas, garantizando la excelente calidad de sus vinos”. Añaden que desde 1997 crean “vinos singulares y auténticos, respetando la tradición y comprometidos con la sostenibilidad”. A la vez, señalan que “la bodega se distingue por su atención meticulosa a cada detalle del proceso de producción, desde el viñedo hasta la botella, asegurando que cada vino refleje fielmente el carácter único del Priorat”.
“1900 es el súmmum, la máxima expresión de la finca Lo Grinyó”
Celler Bartolomé ha pasado a denominarse Priorat Centenari. Es propiedad de Antonio Rodríguez, que cultiva 18 hectáreas de viñedos, y del empresario del sector de los concesionarios de coches y también del vino Joan Nicolás, que posee otras 25 hectáreas en El Lloar. Rodríguez y Nicolás arrendaron las 18 hectáreas de Rosa Maria Bartolomé Vernet para impulsar este proyecto.
Sala de barricas de esta pequeña bodega del Priora
También proponen experiencias de enoturismo, con reserva previa, que incluyen degustación de vinos entre sus viñedos centenarios. Se puede visitar sus viñas con todoterrenos y degustar sus vinos armonizados con embutidos y quesos. Sus experiencias, que aseguran que sirven para descubrir “el auténtico Priorat”, van de las dos a las cuatro horas.
Afirman que cada uno de sus vinos quiere “reflejar fielmente el carácter único del Priorat”. Elaboran en torno a las 18.000 botellas anuales, de las que exportan un 70%. Estados Unidos, Suiza, Canadá y Suecia son, por orden de importancia, sus cuatro principales mercados internacionales.
Esperan elaborar en 2026 en una nueva bodega también situada en Bellmunt del Priorat, en la finca de La Fornatxa, en la entrada de este pueblo del Priorat. La nueva edificación, integrada en el paisaje, contará con dos plantas. Elaborarán por gravedad. Parte de la crianza se realizará en la planta semi soterrada, y en la superior situarán una tienda, una sala de cata, una cocina, una terraza cubierta con vistas y despachos.
Sala de vinificación
La añada del 2021 fue calificada como “excelente” por parte del Consejo Regulador de la DO Calificada Priorat. El año empezó marcado por la tormenta de nieve, de la borrasca Filomena, que cayó el día 9 de enero y dejó importantes espesores de nieve, también en Lo Grinyó.
Hacía tres décadas que en el Priorat no se registraban unas nevadas de estas características. Fueron unas precipitaciones que hicieron incrementar, de forma notable, las reservas hídricas. El registro de litros en su finca fue de 540 litros, y con temperaturas algo más frías. La temperatura media se situó en 15,70º C.
Una bodega fundada en 1997
Clos Batolomé dice “ejemplificar la tenacidad de las familias del Priorat en el cuidado de las viejas cepas”
Entre finales de invierno y principios de primavera se registraron algunos picos de temperaturas, que provocaron la brotación del viñedo durante la primera semana de abril. La primavera fue de alta normalidad climática, con un buen cuajado de la uva y un buen desarrollo vegetativo. Por eso, el cultivo avanzó sin incidencias sanitarias destacables. Las primeras semanas de verano fueron secas, soleadas y calurosas, manteniéndose un buen ritmo en el ciclo vegetativo y favoreciendo la sanidad del viñedo.
Durante la tercera semana de agosto las lluvias que cayeron durante dos semanas provocaron una ralentización en su madurez. La situación cambió de forma radical a partir del 15 de septiembre, cuando se recuperó el característico clima mediterráneo del Priorat, que benefició en mucho la evolución de la cosecha. Vendimiaron manualmente en cajas de 15 kilos el día 8 de octubre, exactamente 200 kilos de garnacha tinta y 250 de cariñena. Cosecharon tarde buscando una muy alta maduración de las uvas.
Clos Bartolomé 1900 del 2021 entre pizarras de su viña
1900 de 2021 es una cariñena (60%) y garnacha tinta (40%) fruto de una vinificación en barrica de 800 litros de capacidad, de roble francés de grano fino y tostado medio. Los remontajes se realizaron de forma manual. La fermentación alcohólica se prolongó por espacio de 12 días, a una temperatura media de 22º C.
El vino se crio durante 16 meses en barricas nuevas de 300 litros de capacidad, de roble francés y de tostado medio. Y se redondeó posteriormente durante un año y medio en botella antes de comercializarse.
Antonio Rodríguez con su esposa, Rosa Maria Bartolomé
Clos Bartolomé 1900 de 2021 (fruto de la cosecha número 121 en Lo Grinyó) es de capa media-alta, de color entre rubí y cereza picota. Con las lágrimas adheridas a la copa ligeramente tintadas. Catada la muestra 396 de 400 botellas. Despliega notas que recuerdan a la fruta madura roja y negra (arándanos y ciruela negra) en un fondo de marcado regaliz, tomate seco italiano, de vainilla, un punto chocolatoso y de hierbas aromáticas de garriga como el romero que crece en la finca de Lo Grinyó.
Destaca con notas minerales (grafito). De sensación táctil sedosa. La crianza en madera se hace más presente en nariz. Es un vino maduro y con 15º de alcohol que mantiene, pese a ello, un final fresco y mentolado.
Antonio Rodríguez junto al centenario viñedo de cariñena y garnacha de Lo Grinyó
A Antonio Rodríguez le gusta disfrutar de su vino con queso curado y jamón “del bueno”, de pata negra, para “ir pasando la tarde ante el fuego”. También es ideal para acompañar un estofado de carne, una paletilla de cordero a baja temperatura o carnes de caza. Y armoniza a la perfección con el conejo a la cazuela con setas cocinado con vino rancio por Teresa Picollà de la Fonda Cal Quel de Bellmunt del Priorat, el mismo municipio donde nacen las uvas con las que se elabora el Clos Bartolomé 1900. Incluso es un buen aliado para un chocolate negro amargo con sal.
Desde esta bodega del Priorat se espera una evolución favorable de este tinto de gama alta durante los próximos 5-6 años. Recomiendan una temperatura de servicio situada entre los 16 y los 20 °C.
1900 de 2021, de Celler Bartolomé (Priorat Centenari)
DO Calificada Priorat
Uvas: cariñena y garnacha tinta
Precio: 75 €.