Más allá de la religión o utilizarla como una desconexión donde aprovechas tus días libres, la Semana Santa también se percibe como una oportunidad ideal para compartir momentos en familia y por qué no, hacerlo a través de la cocina.
Los postres típicos de estas fechas, como las torrijas, los pestiños o las rosquillas, son recetas perfectas para involucrar a los más pequeños de la casa.
Convertir la cocina en un taller de dulces no solo les divierte, sino que también despierta su curiosidad por probar nuevos sabores y desbloquear hábitos culinarios. Las rosquillas de Semana Santa son un clásico infalible. Su preparación comienza mezclando ingredientes básicos como harina, huevo, azúcar, ralladura de limón, levadura y aceite.
Lo más entretenido para los niños llega con el formado de las rosquillas: solo necesitan coger pequeñas porciones de masa y darles forma circular. Una vez listas, se pueden freír o hacer al horno para terminar espolvoreando algo de azúcar por encima.
Rosquillas con azúcar
Las torrijas, por su parte, son otro clásico fácil de hacer con ayuda infantil. Aunque los adultos deben encargarse de cortar el pan y manejar el aceite caliente, los niños pueden empapar el pan en leche con azúcar y canela, pasarlo por huevo batido y, una vez cocinadas, decorarlas con miel, azúcar o canela. Pringarse las manos será parte de la diversión y del recuerdo compartido con los más pequeños de la casa.
Galletas decoradas para Pascua
Por último, las galletas de Pascua y los pestiños son ideales para que la creatividad salga a luz. En el caso de las galletas, la masa básica (harina, mantequilla, azúcar, huevo y esencia de vainilla) es capaz de adoptar cualquier forma gracias a los moldes y así, a posteriori, se decore al gusto.
Los pestiños, por otro lado, mezclan ingredientes como anís, miel, ajonjolí y canela, y recortarlos en forma de rombo antes de hornear o freír. El remate final para buscar ese toque más dulce, bañarlos en miel templada.



