Karlos Arguiñano es el cocinero televisivo más conocido y celebrado de la pequeña pantalla en España. Durante cerca de cuatro décadas ha aparecido ininterrumpidamente en múltiples cadenas, cada mañana y cada tarde, dispuesto a presentar recetas con las que comer “rico, rico, y con fundamento”. Una auténtica eminencia gastronómica y una de sus caras más amables, siempre con una sonrisa relajada en el rostro y sus máscaras preparadas para pasar un buen rato.
Tal experiencia puede notarse desde los primeros pasos, como es el caso de la lista de la compra o los pros y contras de según qué alimentos. Parte de esa importancia se la da al desayuno, alejándose de las costumbres más extendidas en las grandes ciudades. El oriundo de Zarautz reconocía en una entrevista en El Hormiguero cuál era su comida elegida para empezar el día, confesando que no era partidario de un elemento muy consumido: el café.

Karlos Arguiñano
“A mí lo del café me parece de estudiante. Yo, para desayunar, prefiero tirar de sartén. Un huevo con cabeza de jabalí y un poco de cebolla frita no me cuesta nada”, explicó. Este embutido, según apunta Men’s Health, cuenta con unas atractivas propiedades nutricionales: “225 calorías por cada 100 gramos, 0 hidratos de carbono, 17 gramos de proteínas y unos 22 de grasas”. Asimismo, “es una fuente interesante de proteínas de alto valor biológico y ácidos grasos saludables”.
En líneas similares, el cocinero vasco también tiene claro cuál es uno de los alimentos menos recomendados para tomar de noche: el pan. “Hay que comer a la mañana y al mediodía porque luego lo vas quemando. El pan de la noche se convierte un poquito en azúcar, y a partir de una edad se nos va cargando la mochila”, explicaba en una receta reciente. Una decisión que puede afectar de manera significativa a nuestro metabolismo.

Cabeza de jabalí
Rebajando la ingesta
En este sentido, los panes integrales o de masa madre son la mejor opción para consumir durante el día. Su bajo índice glucémico y mayor contenido de fibra deja el cuerpo saciado y ayuda a regular el tránsito intestinal. Otro elemento sobre el que Arguiñano se ha sincerado sobre su consumo es el azúcar. Durante una entrevista en 2019, reconoció que llevaba una década sin echar azucarillos a su café. Su cambio se basó en una visión más amplia del consumo a largo plazo.
“Me quité los azucarillos hace 8 o 10 años. Si me tomo 3 o 4 cortados todos los días por 365 días al año, ¿cuánto azúcar he evitado? Que digan que es veneno tomar leche, no lo entiendo… Todos nos hemos criado bebiendo leche. ¿Por qué no te vas a tomar un flan o un arroz con leche? No hay que ir a estudiar a ningún sitio para darse cuenta de que comer sano es comer un poco de todo, con sentido común, y mucho de nada. Yo lo veo así de sencillo”, comentaba.