Los trabajadores del cara al público son considerados por muchos como una especie de héroes. Tienen que soportar a determinados clientes (que por suerte son minoría) que les tratan básicamente como esclavos.
Es por eso que la gente más amable intenta compensar como puede el duro trabajo de los empleados. Es lo conocido como propina, que es una especie de premio por haber hecho una buena labor.
En el sector de la hostelería es donde más se da este fenómeno, que no es más que una cantidad simbólica. Cada local tiene su manera de gestionarlo. No obstante, en una conversación entre jefe y empleado que ha compartido @soycamarero en Twitter puede verse que hay gente para todo.
El camarero le pregunta a su jefa por la nómina y las propinas, a las que llama 'tips', su equivalente en inglés. Su jefa le responde que la nómina ya la tiene, pero que las propinas están condicionadas a las “directrices establecidas por la empresa”, tales como cumplir el horario de trabajo o el montaje de desayunos cuando corresponde.
Enfado generalizado entre la gente
La sección de respuestas al tuit ha sido un hervidero de indignación ante lo que consideran un abuso laboral. Protestan porque la encargada, según muchos, tiene la intención de quedarse con las propinas que tan duramente se han ganado los empleados.
