Siempre me ha pasado lo mismo, llega septiembre, se acaban los días de playa y con ellos esa luminosidad natural que no precisa de contouring ni de iluminadores. Hoy te cuento la historia de la polvera más famosa del mercado, la que siempre usaba mi madre, la que uso desde los 16 años y la que ahora siguen usando las más jóvenes.
En 1984, Guerlain lanza por primera vez los polvos de sol Terracotta, convirtiéndose en pionera. Hasta ese momento, la mayoría de polvos eran matificantes y claros; Guerlain introduce la idea de recrear un bronceado saludable, natural y luminoso durante todo el año. El nombre “Terracotta” (tierra cocida) refleja el tono cálido y soleado que evocaba la Riviera francesa y un estilo de vida mediterráneo.
Su éxito fue inmediato y el secreto es que lograron una textura ultrafina, fácil de difuminar, con tonos adaptados a distintos tipos de piel, y se volvieron un producto icónico de La Maison.
El tan deseado efecto “buena cara” en un solo paso
Terracotta Light
Polvos Terracotta de Guerlain.
No son los típicos polvos bronceadores, son ese toque de buena cara al instante: luminosa, natural y con pinta de vacaciones, aunque lleves todo el día frente al ordenador. Lo uso a diario para dar un ligero toque de sol en los pómulos y la frente, pero también lo aplico un poco más intenso cuando quiero un look más sofisticado para la noche.
El aliado que nunca falta en mi rutina
Lo que más me enamora de este producto es lo fácil que resulta de aplicar. Su textura ligera se funde con la piel sin dejar parches ni exceso, y con solo unos toques mi rostro se transforma: paso de un aspecto cansado a esa “buena cara” inmediata que tanto buscamos. Dura prácticamente de la mañana a la noche, y no solo es un básico en mi neceser, también lo es en mi bolso.
Cómo lo aplico para un resultado natural
Con el tiempo he ido perfeccionando mi forma de usarlo. Mi truco es aplicarlo en las zonas donde el sol tocaría de manera natural: mejillas, puente de la nariz y sienes. De esta forma, el efecto bronceado es uniforme y realista, sin parecer maquillaje, sino más bien un halo de luz.
Cuando quiero un look más fresco, lo combino con un toque de iluminador en lo alto de los pómulos y un labial nude. Para un efecto más intenso, simplemente añado más capas con una brocha amplia y suave.
Por qué es mi imprescindible
Podría tener mil productos de maquillaje, probar muchísimas marcas, pero este es el que nunca me falla y al que siempre regreso. Me da la seguridad de que, sin importar la época del año, siempre voy a poder devolverle a mi piel ese toque dorado y natural que tanto favorece.
Otras alternativas interesantes
KIKO Milano Silky Glow
KIKO Milano Silky Glow Baked Bronzer 01
Los Silky Glow de KIKO Milano son polvos bronceadores con ese puntito luminoso que te deja la piel como besada por el sol, sin esfuerzo.
Lo mejor: llevan ácido hialurónico y aceite de jojoba, así que además de dar buen tono, hidratan y dejan la piel suave (y sí, huelen a vainilla). La textura es sedosa, se difuminan fácil y el acabado logra un glow natural.
ARTDECO Bronzing Powder
ARTDECO Bronzing Powder.
Otro fichaje de neceser: estos polvos bronceadores de dos tonos. Te lo pones y en segundos tienes ese bronceado natural y uniforme que aguanta todo el día.
Puedes utilizarlo también a modo de colorete, para dar ese toque fresco de “sí, he dormido bien” (aunque no siempre sea verdad). La textura es ligera, se difumina bien y además lleva vitamina E.
Clinique True Bronze
Clinique True Bronze.
Otro clásico que nunca falla: el True Bronze de Clinique ☀️. Es de esos polvos bronceadores que te dejan un toque de sol natural sin parecer maquillaje pesado. Aguantan todo el día. Disponibles en varios tonos (yo te recomiendo el Sunkissed), es ese básico que siempre te salva cuando quieres buena cara sin complicaciones.
LANCASTER Infinite Bronze Tinted Protection Sunlight
LANCASTER Infinite Bronze Tinted Protection Sunlight.
No es solo un bronceador, es como un híbrido entre protección solar + toque de color que te deja la piel con ese brillo saludable de “he pasado el finde al aire libre”.
Unifica el tono, aporta un bronceado natural sin exceso y, encima, protege del sol (ideal para pieles con manchas). La textura es ligera, nada grasa, y se funde con la piel como si fuera tuya. Es ese producto todoterreno que te pones cuando quieres buena cara y un punto de color.
Y aunque muchas piensen que los polvos bronceadores son ya un clásico del maquillaje que hay que ir olvidando, para mí son ese básico imprescindible que me acompaña siempre y que mantiene viva la luz del verano en mi piel con unos simples brochazos.



