En el complejo mundo de las relaciones humanas, existe una paradoja que el psicólogo Luis Muiño desentraña con agudeza: cuanto más nos esforzamos por adaptarnos al otro y mimetizarnos con sus gustos y personalidad, menos interesantes nos volvemos para esa persona.
Esta contraintuitiva observación, compartida en el podcast Entiende tu mente, desafía la creencia popular de que la similitud es el camino directo hacia la conexión.

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¿Por qué la adaptación excesiva reduce el interés?
La falacia del clónico. Muiño identifica y desmonta una suposición errónea que guía muchos comportamientos relacionales: “esa idea de que si yo soy como tú, si yo me convierto en un clónico tuyo, entonces te voy a caer mejor”. Esta creencia impulsa a muchas personas a minimizar sus diferencias, suavizar sus opiniones y ocultar sus singularidades en un intento de ser más aceptables y atractivos para los demás.
Sin embargo, el psicólogo afirma rotundamente que esta estrategia es contraproducente: “Pero, en realidad, funciona al revés”. La adaptación extrema, lejos de generar mayor conexión, diluye precisamente lo que podría hacer única y valiosa esa relación: la autenticidad y la singularidad de cada individuo.

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El efecto “rompecabezas mental”
Crecer a través del otro. Muiño utiliza una expresión particularmente gráfica para describir el impacto de estas relaciones enriquecedoras: “Que nos rompe un poco la cabeza”. Esta metáfora ilustra perfectamente cómo las personas diferentes desafían nuestros esquemas mentales preestablecidos, nos obligan a reconsiderar nuestras certezas y nos abren a nuevas posibilidades.
Este “rompecabezas mental” no es incómodo, sino estimulante. Representa el crecimiento personal que experimentamos cuando nos relacionamos con alguien que no simplemente refleja lo que ya somos, sino que nos muestra lo que podríamos llegar a ser.

Dos jóvenes ríen
Implicaciones prácticas: hacia una autenticidad conectiva
La reflexión de Muiño tiene implicaciones profundas para cómo abordamos nuestras relaciones:
- Dejar de intentar agradar mediante la imitación: Abandonar la estrategia de volvernos clones del otro para caerle mejor.
- Valorar y mantener nuestras singularidades: Reconocer que lo que nos hace diferentes es precisamente lo que puede resultar más valioso para los demás.
- Buscar la complementariedad, no la similitud: Apreciar las relaciones con personas que nos complementan en lugar de aquellas que simplemente nos reflejan.
El mensaje final de Luis Muiño es liberador: podemos relajarnos en nuestras relaciones. No necesitamos esforzarnos por ser una versión edulcorada y adaptada de nosotros mismos. La autenticidad, con todas sus particularidades y diferencias, es mucho más atractiva e interesante que cualquier intento de clonación psicológica.