Jon Fosse: “Dios no es responsable del Holocausto ni de Gaza: su reino no ha llegado a este mundo”

Entrevista

El premio Nobel de Literatura habla en Oslo de su nueva novela, sobre el reencuentro de un pescador con su amor platónico de juventud

FREKHAUG, NORWAY - OCTOBER 6: Jon Fosse poses in the rain after being awarded the Nobel Literature Prize on October 06, 2023 in Frekhaug, Norway. Jon Fosse, the Norwegian author of novels, short stories and plays was awarded the Nobel Literature Prize 2023. (Photo by Helge Skodvin/Getty Images)

Jon Fosse posa bajo la lluvia en Frekhaug, Noruega, tras ser galardonado con el Nobel de Literatura en 2023

Helge Skodvin / Getty

Jon Fosse (Huagesund, 1959), el gigante noruego que ganó el Nobel en el 2023, tiene dos libros nuevos en las librerías, la novela Vaim (Random House / Galàxia Gutenberg), sobre un hombre solitario que se reencuentra con un amor platónico de juventud; y Misterio y fe (Debate), una conversación sobre religión con el teólogo Eskil Skjeldal que ofrece además muchas claves sobre su obra. Fosse recibe a este diario bajo la lluvia, a las puertas de su casa en Oslo, en los jardines del Palacio Real noruego.

Posesión

“No cuento la historia, ella me posee para ser contada, escribir es escuchar, no inventar”

Dos años con el título de Nobel ¿se sobrellevan?

El primer año fue el peor, sin duda. Pero continúa. Recibo invitaciones, casi una al día todavía, a festivales, a esto y aquello. Al principio, tenía, de media, tres invitaciones al día. Es una locura. Tengo que decir que no a casi todo. Es imposible que un ser humano pueda gestionarlo.

¿Dónde se situaría esta ciudad ficticia de Vaim?

Es mi paisaje de siempre. Casi todo lo que escribo se desarrolla en la parte occidental de Noruega, con lluvias permanentes y el mar. Es un lugar imaginario, muy pequeño, con algunas granjas pequeñas y algunos pescadores.

¿Este es el primero de tres libros que suceden allí, verdad?

Están escritos y se irán publicando uno al año, pero no lo siento como una trilogía porque puedes leerlos por separado, y tienen todo el sentido del mundo.

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foto XAVIER CERVERA 14/03/2025 Entrevista a Enrique Vila-Matas (Barcelona, 31 de marzo de 1948) es un escritor catalán, autor de más de una treintena de obras, entre novelas, ensayos y otros tipos de narrativa y libros misceláneos. Su obra ha sido reconocida con diversos premios, como el Rómulo Gallegos, Médicis y FIL de Literatura en Lenguas Romances, entre otros, y ha sido traducida a más de treinta idiomas. Es uno de los tres escritores españoles entrevistados por The Paris Review en su sección «The art of fiction»

Los que hayan leído las 800 páginas de Septología van a encontrar ligeras las 160 de Vaim.

Septología me llevó varios años, es una obra densa e importante. Vaim me ha servido para respirar, para relajarme, proviene de un estado de ánimo completamente diferente, más tranquilo. Fue un placer escribirla, nada doloroso, espero que se pueda sentir la alegría que hay en ella.

El personaje femenino, Eline, tiene algo misterioso, casi sobrenatural porque consigue imponer su voluntad a los demás, y lo hace con delicadeza. Y le cambia el nombre a las personas, por ejemplo, Frank en lugar de Olaf.

Los personajes de esta novela tienen otro nombre además del suyo verdadero. Cuando escribo, no planeo nada por adelantado, simplemente las cosas suceden. Es un universo regido por leyes invisibles. Yo no cuento la historia, es la historia la que me posee para ser contada, escribir tiene más que ver con escuchar que con inventar. Esto de los nombres cambiados me ha acompañado desde mi primera novela, que escribí a los 20 años.

Nombres

“No los pongo, o los cambio, siento aversión por ellos, nombrar es reduccionista”

Rojo, negro.

Sí. Los personajes de esa novela no tienen nombre: el padre, la madre, el vecino, el profesor, etcétera. Elimino la función normal de los nombres en casi todo lo que he escrito. Siento aversión por usarlos, es demasiado reduccionista. Cuando Ibsen ponía un nombre a un personaje lo hacía para caracterizarlo, como burgués o trabajador o bla, bla, bla. Pero esa forma de escribir e incluso de pensar no me interesa nada, esos detalles de la jerarquía social. Me decanto por lo sustancial, no por lo accidental.

Aquí, varios personajes son marineros. ¿Cuál es su relación con la navegación?

Mi padre tenía un barco bastante pequeño, pero le encantaba salir a pescar con él. Y, como yo estaba un poco aburrido, le acompañaba. Mi madre era de una isla llamada Karmøy, también salía en barco con mis tíos. Yo mismo he tenido varios barcos.

¿Aquí en Oslo?

Lo intenté, pero se volvió demasiado complicado y trasladé mi barco a un cobertizo al norte de Bergen.

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¿No es peligroso navegar con este tiempo?

Sí. Pero no creo que la gente esté tan loca como para salir cuando hay olas de más de 50 metros. Mi barco solo mide 21 pies. Cuando era más joven, podía quedarme en él durante dos semanas, recorriendo la costa. Pero ahora soy demasiado mayor para eso. Solo salgo una o dos horas con mi hijo mayor. A él le gusta pescar, a mí ya no...

¿Y eso?

Antes lo hacía, pero eso de matar... Matamos todo el tiempo, y los peces son seres vivos también. Pienso en la sangre, esa sangre derramada sobre la madera de la barca.

¿Quizás haya una conexión entre navegar y escribir, o más bien entre navegar y vivir?

Reflejo la experiencia básica de estar en un barco, con los movimientos de las olas, viendo la tierra desde la distancia. Mi prosa reproduce el ritmo del mar. De niño, caminaba y caminaba hasta la escuela, y al lado escuchaba siempre el sonido de la costa. Así que crecí con este movimiento de las olas. Y, por supuesto, eso te influye.

Hay un fantasma, ¿no? Como en otros de sus libros, un fantasma tan real como los vivos.

Elias ha experimentado algo que supongo que tenemos que llamar un fantasma... pero me parece un poco incorrecto llamarlos fantasmas. Al usar un nombre, limitamos aquello que designamos. No sabemos lo que es, pero sí lo que él experimentó al verlo. Si eso es real o no, nadie lo sabe.

Don Quijote, la primera novela de la historia, está llena de digresiones. Usted las usa mucho pero, aquí, todas tienen lugar en la mente de los personajes, no en los hechos.

No lo había pensado, pero así es en la mayor parte de mis escritos. Podríamos decir que en Vaim no pasa gran cosa, excepto hacia el final. Cuando leí el Quijote por primera vez, era estudiante universitario, y me reía tanto que no pude seguir leyendo. Pero creo que el humor de Don Quijote, como el mío, no es intencionado porque él es completamente serio, no pretende ser gracioso.

Usted es un hombre religioso, católico practicante, pero aquí la comunidad de creyentes no causa muy buena impresión, es un grupo cerrado de hombres que juzgan a los demás, por ejemplo a Jatgeir y Eline por vivir en pecado.

Esa es también una característica de la sociedad rural noruega. Es un movimiento protestante extremo o puritano que construyó sus propias casas. Al principio estaban en contra de jugar a las cartas, beber y bailar. Ahora, han perdido casi todo su poder pero esta historia tiene lugar hace unos 30 o 40 años, cuando yo era joven.

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Jatgeir es una persona incapaz de comunicarse con las mujeres. Da la impresión de que le gustan los personajes tímidos, a los que les cuesta expresarse con palabras.

Sí, él es un ejemplo típico. Pero tengo la sensación de que ellos dos se entienden muy bien, y por eso no necesitan decirlo todo. Se comunican de otra manera.

Es un libro sobre la amistad y el amor. ¿Está de acuerdo?

Sí. Gran parte de lo que soy, y casi todo lo que he escrito, tiene que ver con la amistad y el amor, e incluso diría que son las dos cosas básicas de la vida.

En la tercera parte, descubrimos que Frank no es tan mala persona como habíamos imaginado.

No, él es buena gente. Eso también es una característica mía. He escrito mucho a lo largo de los años y, en mis obras, no hay ninguna persona que sea realmente antipática o malvada. Todos tienen rasgos humanos que despiertan simpatía. Pueden ser estúpidos, pero no malos.

Hablemos también de Misterio y fe, donde explica las dos experiencias que moldearon su fe religiosa: el accidente que sufrió cuando tenía siete años y otra experiencia que tuvo a los 30…

De lo primero ya hablamos en otra ocasión, casi me desangro de niño por un corte accidental en una arteria. De lo segundo, no hay mucho que contar: fue solo un momento en el que, estando en casa, simplemente, tuve una visión y la sensación de que podía ver a través de todo y que lo entendía todo. Fue un momento cautivador, pero breve. Nunca antes ni después me sentí así. Pero, en ese momento, pensé que podía sentirlo todo. Increíble.

En ese libro, usted dice que el arte y el cristianismo son muy similares. ¿En qué sentido?

Para mí, el arte es básicamente paradójico. Es una paradoja constante. Es forma y contenido.Todas las contradicciones que se encuentran en el arte aparecen en el cristianismo. Si crees en la lógica científica, no puedes tener dos verdades al mismo tiempo. Es una o no es ninguna. Pero, en el arte, puedes tener dos verdades que se contradicen entre sí. La verdad reside en la contradicción, como en la mística, donde los opuestos se encuentran y se convierten en una nueva unidad. Es como la Santísima Trinidad. ¡No es posible! ¿Tres en uno? Es algo que rompe con la lógica científica, pero no con la poética.

Dice que Dios no es responsable del Holocausto, ni supongo que de Gaza. ¿Por qué?

Para mí eso es imposible. Creo que Dios ha creado este mundo y que está presente, pero también hay otras fuerzas. El Reino de Dios tiene que llegar, eso es lo que se reza todo el tiempo en el Padrenuestro: “Venga a nosotros Su reino”. No está aquí, tiene que llegar.

Preceptos

“Veo normal que la Iglesia critique la promiscuidad... pero no la homosexualidad”

Usted opina que el el cristianismo no debe criticar la homosexualidad, sino la promiscuidad…

Veo sentido a que la Iglesia critique la promiscuidad porque defiende un vínculo amoroso profundo y duradero. ¿Pero la homosexualidad? Es algo muy diferente. Si tienes que seguir todo lo que está escrito en la Biblia, eso conduciría a la locura total. Hay que interpretar la Biblia y leerla desde nuestro punto de vista para entenderla. Hay que respetar los pilares de la Biblia y la tradición pero hay muchas cosas brutales y locas escritas en la Biblia.

En cambio, defiende el celibato para los curas.

Pero tanto para las mujeres como para los hombres, que deberían ser iguales.

Al margen

“Nunca me he sentido otra cosa que un perdedor, un marginado, alguien que no encaja”

He subrayado una frase suya: «Un buen poeta es un perdedor exitoso». ¿Es su caso?

Así es. Nunca me he sentido ni me he comportado como otra cosa que no sea un extraño, un marginado. Siempre me he sentido así. Mi forma de ganarme la vida y participar en la sociedad era escribir, mantenerme al margen y seguir en contacto mediante la escritura, porque no me sentía parte de una comunidad o sociedad normal. No encajaba. Y eso es típico de los perdedores. También hay escritores inteligentes e integrados, pero no me gustan, como Umberto Eco, no me interesa en absoluto. Me gustan, por ejemplo, Thomas Bernhardt y Peter Handke.

¿­Quién ganará el Nobel este jueves?

Veremos. Los jurados están muy bien informados, me impresiona la cantidad de libros que algunos han leído. Saben mucho. Gracias a ellos, he aprendido sobre muchos escritores buenos que no conocía, lo mejor del premio Nobel es su lista de favoritos.

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¿­­Quién le gustaría que ganara?

Laszlo Krasznahorkai me gusta mucho, como el australiano Gerald Murnane –que no toma nunca aviones y no sé cómo recogería el premio- o Thomas Pynchon.

Los estadounidenses no sé si gustan al jurado…

Tienen razón, hay supuestos genios que a mi tampoco no me gustan nada, como Cormac McCarthy. A mí la que me fascina es Marylinne Robinson, es calvinista, muy buena novelista, todas sus referencias son extrañas a los europeos, ella sería mi candidata de EE.UU. Junto al ambicioso posmoderno Pynchon.

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