El historietista Kim Aubert (nacido en Barcelona en 1941), célebre por ser el artífice de Martínez el facha,, entre otras creaciones, deambulaba por los mercados de pulgas de Barcelona con la esperanza de hallar algo que capturara su interés. Entre la vasta variedad de artículos disponibles, descubrió una pila de libros, y uno en particular despertó su atención. Era un diario con cubierta de cuero marrón y un pequeño cierre dorado que ya no funcionaba (la portada del cómic es una representación artística). En sus páginas se revelaban los secretos íntimos escritos tiempo atrás por una muchacha de 19 años, relatando una historia de amor que abarcó décadas entre ella y un hombre mayor, quien estaba casado y tenía descendencia.
Han transcurrido 18 años desde aquel encuentro casual con el diario, tiempo durante el cual Kim ha podido indagar y reunir datos sobre esa enigmática figura: Mercè Lidgi. Esta mañana, la librería Norma Comics, ubicada en el Paseo Sant Joan de Barcelona, fue el escenario de una conferencia de prensa donde Kim compartió detalles sobre su más reciente publicación El diario de la señorita Litgi (Norma Editorial), y el proceso de transformar las anotaciones de Mercè en una novela gráfica, así como de representar visualmente un amor tan desolador y hermoso como auténtico.
Viñeta del cómic 'El diario de la señorita Litgi'.
Kim explica que “durante muchos años iba descubriendo cosas de esa chica: me iba llegando información, conocidos de ella, donde vivía…”. Justo ayer contactaron a la casa editorial, “era el dentista que había tenido ella y su familia, afirmaba haberla conocido”. La figura central del relato murió en 1997, aparentemente sin compañía. “Cuando murió, alguien se encargó de vaciar su casa y sus pertenencias, puede ser que alguna amiga suya. No sé cómo llegó el diario a los encantes, ni nunca lo voy a saber”, finaliza.
Al leer el diario por primera vez, Kim quedó asombrado por varias de las situaciones que ella relataba: celebraciones y eventos sociales, una existencia apacible en el club de tenis, inmersiones en la piscina y el océano, o salidas al cine: “Me imaginé que sucedió durante los años setenta, pero luego vi que no, que se encontraban en 1938, en medio de la guerra civil”. Mercè se entregó por completo a Manolo; ambos poseían estatus sociales elevados, lo que explica por qué “vivían una vida cómoda, podían hacer actividades de ocio y salir de Barcelona para visitar Tossa de Mar o Sitges”, señala Aubert.
“Era difícil llenar de dibujos cada página, mostrar lo que ella narraba. Lo curioso es que esta historia no es una novela, es de verdad, tenía que transmitirlo de manera que se entendiera. En algunas ocasiones he dibujado escenas que me han pasado, que cuadraban perfectamente con lo que sucedía en la vida de Mercè.” Concretamente, Kim se refiere al momento donde Manolo va a comprar condones al barrio chino de Barcelona: “Tenía un amigo que hizo lo mismo, y me contó que le mostraron la efectividad del preservativo poniéndolo en un palo de madera, para después entregárselo listo para usar, encima era lavable”, comenta entre risas.
“He tenido mucho cuidado de no tomar partido. Claro que todos pensamos que Manolo era un cabrón, pero creo que lo bonito es contar la historia y ponerse en una posición neutra”, opina Kim. Considera que su principal objetivo era ilustrar con imágenes los textos que Mercè escribía para su amado, y tras haber completado y difundido esta obra, él piensa que “ella estaría contenta de que esta historia tan bonita salga a luz”.


