Hace justo un año llegaba a la cartelera Wicked, el musical sobre el reino de Oz dirigido por Jon M. Chu que cosechó dos Oscars (diseño de producción y vestuario) de diez nominaciones. La esperada secuela aterriza ahora en los cines de nuevo con Cynthia Erivo en el papel de Elphaba, la Bruja malvada del Oeste, y Ariana Grande como Glinda, la buena.
La historia marca un nuevo capítulo en la complicada relación entre ambas brujas, esta vez muy distanciadas y con lucha incluida por el mismo interés amoroso. Resulta un poco empalagosa la exhibición de tanta bondad fingida por parte de una joven egocéntrica que canta bien pero no sabe hacer magia, en contraposición con la de la bruja de rostro verde que, en su empeño por hacer buenas acciones y salvar a los animales de un reino que los considera de segunda, le sale el tiro por la culata.
El pueblo quiere a Elphaba muerta, mientras que adora a la cándida del personaje de Grande. En el camino de baldosas amarillas aparece de soslayo Dorothy y compañía, asoman tragedias y se desvela algún que otro secreto. Una secuela digna que no alcanza la nota genuina que se merecía.
