Si se le vuelve a necesitar, Óscar Orellana ha demostrado que se puede contar con él, es innegable. Ha hecho de puente entre Peñarroya y Xavi Pascual, que cogerá el timón del Barça este mismo lunes, comiéndose lo que coloquialmente se llama un marrón, dirigiendo al conjunto azulgrana en los tres partidos de la semana. El balance es inmaculado, con tres victorias, la última este domingo en Liga ante el Baskonia, más que necesaria para seguir aspirando a meterse en la Copa del Rey.
El Baskonia se presentaba en el Palau con unos números de auténtico terror, habiendo ganado apenas en uno de los nueve desplazamientos de esta temporada, contando Liga Endesa y Euroliga. A pesar de todo, y de su facilidad para perder balones (16), el equipo de Paolo Galbiati completó una primera mitad de lo más convincente. Entre los triples de Sedekerskis, los puntos de Luwawu-Cabarrot y las penetraciones de Diallo le bastaba al Baskonia para hacer pasar un mal rato a un Barça que no estaba nada acertado en el tiro exterior. Punter era el único que parecía capaz de anotar, al margen de un Willy Hernangómez que sigue creciendo aunque acabó con problemas en el tobillo.
Tras muchos minutos sin que nadie controlara el duelo, el Baskonia amenazó con romperlo, estirando hasta el 32-41 en la recta final del segundo cuarto merced a un dos más uno de Diakité. La situación de emergencia conectó de inmediato al Barça, que ya en la segunda mitad completaba un parcial de 11-2 gracias a Shengelia para equiparar las cosas.
Esa reacción actuó como una cama elástica para los azulgrana, que fueron hacia arriba sin frenos. Afinar las muñecas también ayudó, porque Brizuela, con tres triples casi consecutivos, y otro de Clyburn obligaron a pedir tiempo muerto a Galbiati con 67-55 en el luminoso. No le quedó otra al italiano, al que se le volvía a escapar un partido fuera de casa tras una buena puesta en escena.
La charla del técnico dio sus frutos y propició una meritoria reacción de los vascos, liderada por un inspirado Diakité, que obligó a los azulgrana a aplicarse hasta el final, sin poder bajar la tensión en ningún momento. Clyburn acabó de abrochar el triunfo y el Barça ya espera a Xavi Pascual.
