Manolo González: La mano que mece al Espanyol

Números de récord

El intervencionismo del técnico es una de las claves del histórico comienzo de los pericos

BARCELONA, 24/11/2025.- El entrenador del Espanyol, Manolo González, durante el partido de la jornada 13 de LaLiga EA Sports entre el RCD Espanyol y el Sevilla FC, este lunes en el RCDE Stadium. EFE/ Alejandro Garcia

Manolo González, en un partido de esta temporada

Alejandro Garcia / EFE

Después de una década entrenando en Segunda División B casi siempre con éxito, Manolo González recogió de la lona al Espanyol vagabundeando en Segunda División. En su primera (media) temporada lo ascendió en un playoff cardíaco, en la segunda lo salvó en contra de la opinión de muchos. En su tercera lo tiene en posiciones europeas después de catorce partidos y unos números históricos.

La evolución de este Espanyol está intrínsecamente ligada al crecimiento de un entrenador que desde el anonimato más absoluto se ha ganado un nombre por méritos propios en el fútbol español. Él es la estrella. La mano que ha mecido al Espanyol hasta devolverle la identidad. Encontrando soluciones habitualmente para, como en el desplazamiento a Vigo, resolver partidos que huelen a cuerno quemado.

Kike y Edu entraron para el balón parado, nos daba más opciones para poder ganar”

Contributing WriterEntrenador del Espanyol

Más allá de los resultados, a lo largo de esta temporada se pueden contar con los dedos de una mano las veces en que González se ha visto superado por su homólogo en el banquillo. Lo habitual ha sido lo contrario, que la lectura del entrenador de Folgoso do Courel sea la acertada, ya sea porque su equipo es capaz de someter a su rival o porque impide que su talento salga a relucir. Pero su fuerte, como él mismo reconoció hace un par de meses en rueda de prensa, son sus intervenciones a lo largo de los encuentros. “A lo largo de tu carrera, cada año vas mejorando como entrenador. Ves cosas nuevas que puedes aplicar, tienes más experiencia, más calma. Creo que si tengo una virtud es que leo los partidos bastante bien, y eso también lo he mejorado”.

Una declaración que no era baladí. El último ejemplo sucedió en Vigo. Ante un rival muy ofensivo pero con problemas para crear en el último tercio del campo, propuso una defensa ordenada como base para la supervivencia. Antes de pensar en ganar, debía pensar en cómo no perder. Conforme pasaban los minutos, en su cabeza fue dando forma a la idea de la victoria. “Yo sabía que si el partido iba 0-0 en el tramo final íbamos a tener opciones”. Y ante la incapacidad de su equipo para buscar transiciones rápidas, optó por el balón parado. “Siempre le he dado importancia al balón parado, siempre me ha dado muchos puntos en todas las categorías. Por eso entraron Kike (García) y Edu (Expósito). Edu es el mejor lanzador a balón parado, nos daba más opciones para poder ganar”, dijo ayer tras el triunfo producto de un centro de Expósito y un remate de García al saque de un córner.

Mi mayor miedo la primera vez que pisé el vestuario del Espanyol era que los jugadores no creyeran en lo que queríamos hacer”

Contributing WriterEntrenador del Espanyol

Pero no solo ha sido contra el Celta. Son muchos los ejemplos a lo largo de la temporada de cómo su mano tuvo mucho que ver en el rendimiento del equipo. Frente al Sevilla, los cambios tácticos al descanso le dieron la vuelta al partido para terminar ganándolo. Contra el Elche el juego directo ante una defensa adelantada dio otros tres puntos. La derrota ante el Betis no puede hacer olvidar que González fue superior en ambición a Pellegrini y su equipo, claramente superior.

Pero nada de lo que propone el gallego llegaría a buen puerto si no tuviese a un grupo completamente convencido de sus planteamientos. “Mi mayor miedo la primera vez que pisé el vestuario del Espanyol era que los jugadores no creyeran en lo que queríamos hacer”, dijo hace poco González en rueda de prensa. En Vigo reforzó esa idea. “Los jugadores confían en lo que hacemos. Han respetado el plan de partido. Es lo más difícil, convencer al jugador para que trabaje tanto y defienda como un animal. Estoy muy orgulloso del grupo”, se desahogó.

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El año pasado, a estas alturas, el Espanyol era 19º, con 11 puntos. Necesitó 24 partidos para alcanzar los 24 puntos que ahora ostenta en la clasificación tras solo 14 encuentros. El último Espanyol que besó competiciones europeas, con Rubi al mando, tardó 18 jornadas en lograr esos 24 puntos. Los números son históricos y a estas alturas nadie puede dudar de que el factor clave de este éxito es la dirección desde el banquillo de Manolo González.

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