El test de Rorschach de la opa BBVA-Sabadell

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Los bancos intensifican sus argumentos a pocas semanas del dictamen de Competencia y de las juntas de accionistas

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Tercera lámina del test de Rorschach

Tercera lámina del test de Rorschach 

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El test de Rorschach es un clásico de la psicología. Ideado hace un siglo por el psicoanalista suizo Hermann Rorschach, su objetivo era detectar la esquizofrenia, aunque la prueba no tardó en generalizarse. Incluye diez láminas con manchas simétricas de tinta que se presentan al paciente para que se explaye a sus anchas. Mientras el sujeto clínico intenta dar sentido a un lamparón ambiguo, el psicólogo se fija en el grado de coherencia de su discurso, en la originalidad de los comentarios, en el tipo de forma percibida, en las emociones suscitadas. No está mal el ejercicio, sobre todo ahora que vivimos tiempos confusos en los que la realidad brota como una humedad desfigurada en la pared de la caverna digital. Vivimos en un test de Rorschach continuo, obligados a interpretar y unir los puntos, y eso también se aplica al mundo de la empresa.

De las láminas de Rorschach, hay una que parece pensada para las fusiones no amistosas. Sí, para la opa del BBVA sobre el Sabadell, en la que laten pulsiones de amor, odio, pasión y violencia, al gusto del intérprete. Se trata de la tercera, que es la que ilustra esta newsletter  (si no se carga correctamente la imagen en el envío, búsquenla por favor en Google). ¿Qué ven allí los afectados? ¿Qué significa esta intrigante mancha?

Estos días, las direcciones del BBVA y el Sabadell han ofrecido interpretaciones muy diferentes sobre la opa. Lo hacen mientras el proceso se acerca al momento de la verdad y se intensifican los mensajes para para convencer a los accionistas del Sabadell. La previsión es que para finales de marzo o comienzos de abril la autoridad de Competencia, la CNMC, ofrezca su veredicto. Hoy concluye el plazo de alegaciones al pliego de concreción de hechos, tras lo que la Dirección de Competencia elaborará un informe para elevarlo a la sala, que es la que tomará la decisión final. El 19 de marzo será la junta del Sabadell y, dos días después, la del BBVA. En ellas se podrán contrastar una vez más discursos y propuestas. Y si el Gobierno no se demora en aquello que llaman la fase tres, los accionistas podrían tomar su decisión antes del verano. Esta semana por cierto el supervisor mexicano del mercado ha autorizado al BBVA a comprar la filial del Sabadell en el país.

Sometamos pues al BBVA primero y al Sabadell después al test de Rorschach. ¿Podrían describirnos lo que ven en la lámina? ¿Cómo interpretan este manchurrón de tensión empresarial?

Primer paciente, el BBVA:

Unión. El paciente BBVA asegura muy convencido que la mancha negra es la de dos personas que se miran a los ojos y se desean, hasta el punto de que sus corazones, en rojo, parecen haber salido del pecho para unirse. No hay duda, estas dos personas, afirma, se mueven empujadas por unas manchas rojas que cuelgan del cielo a uno y otro lado, en representación del apoyo de los accionistas.

El BBVA augura ante el psicoterapeuta una unión exitosa para ganar tamaño y afrontar retos tecnológicos. La mejor manera de afrontar las inversiones previstas en digitalización es sumar clientes para diluir el coste unitario, por mucho que Unicaja diga lo contrario. Además, Europa y el propio BCE reclaman fusiones como las que también se plantean en Alemania e Italia, indica Blanca Gispert. Se trata de tener escala para competir a nivel global. ING también está por la labor.

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Equilibrio. Las dos manchas negras separadas por el eje son simétricas y equilibradas, lo que significa que el canje ofrecido es adecuado, indica con aplomo el BBVA. Es “una oferta muy atractiva” y “no hay espacio” para mejorarla, asegura su presidente, Carlos Torres. El BBVA tiene un excedente de capital de más de 5.500 millones de euros, pero no está por la labor de pagar más de la cuenta. Lo ofrecido es más de lo que vale el Sabadell, argumentan sus directivos. También se resiste a poner dinero en efectivo, pese a la presión del mercado y al boyante momento para la banca, del que ha escrito Elisenda Vallejo esta semana.

Bonanza. Las dos manchas parecen mirarse y sujetar con las manos algo así como una bolsa. Son las sinergias anuales de 850 millones fruto de la opa. El nuevo impuesto a la banca las reducirá en 150 millones al año al tener carácter progresivo y penalizar las corporaciones de mayor tamaño, como indica aquí Eduardo Magallón. Sin embargo, el BBVA no lo ve así y, como mucho, se abre a modular la fecha para la posterior fusión. Asegura además que sería capaz de mantener las sinergias incluso sin fusión.

Esfuerzo. Ambas figuras, sostiene el BBVA, tienen la cadera hacia atrás porque entre las dos deben superar el peso del mercado y levantar el proyecto. La prima ofrecida, de un 30% sobre el valor anterior del Sabadell, ya ha quedado incorporada al precio gracias a la labor de los fondos arbitrajistas. Pese al retroceso inicial y las dudas en torno a México, las propias acciones del BBVA han subido un 22% desde que se conociesen sus planes y sostienen el excelente desempeño del Sabadell, que avanza desde entonces más del 55%. “El valor del Sabadell está soportado por el valor del BBVA”, dice Torres. Los directivos del banco se preguntan qué pasaría si retirasen la opa. Según su tesis, los títulos del Sabadell caerían con fuerza.

Pulsión competitiva. Para el BBVA, las tensiones que puedan percibirse en la lámina no son más que fruto de la dura competencia en el mercado. Por eso, porque no hay oligopolios a la vista, la CNMC debería aprobar en pocas semanas la operación con los compromisos ofrecidos por el propio banco, sin ir mucho más allá. Entre ellos figura el de cerrar sucursales solo en los casos en los que haya dos en un radio inferior a 300 metros. Tampoco las eliminará en aquellos códigos postales con un nivel de renta per cápita inferior a 10.000 euros. Los compromisos, dice, no tienen “precedentes”.

Amor a Catalunya. El paciente asegura que las dos manchas, aunque parezca lo contrario, desean unirse sin perder su esencia y que el BBVA “no ha abandonado su compromiso con Catalunya”. Dice que, en el caso de compra sin fusión, la sede operativa se mantendrá en Sant Cugat, y la social en Sabadell. Si hay fusión, la marca Sabadell podría continuar en algunos territorios junto a la del BBVA. Luis Florio informa esta semana de que la comunidad autónoma siguió perdiendo sedes empresariales el año pasado.

Segundo paciente, el Sabadell:

Fíjense bien. ¿Seguro que la figura representa a dos personas del mismo tamaño mirándose frente a frente? ¿No se han dado cuenta de la presencia de un ser monstruoso? En la parte inferior pueden descubrirse con claridad los ojos de un insecto unidos por una mandíbula de dientes afilados. ¿Lo ven? Sus dos patas acaban en amenazantes puntas afiladas. Y sobre el lomo, este insecto luce una mancha rojiza, indicio de veneno. Es lo que parece ver el Sabadell en la opa.

Entrevista CEO Sabadell, César González-Bueno

El consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno, en la reciente entrevista con La Vanguardia 

Dani Duch / Propias

Huida. El Sabadell da un respingo al ver la lámina de Rorschach. Como asegura su presidente, Josep Oliu, es necesario zafarse de la mancha porque el banco tiene un proyecto en solitario capaz de generar “valor de forma recurrente y sostenible”. El año pasado ganó 1.827 millones, un 37% más, y sobre la mesa ha puesto 3.300 millones de euros para animar al accionista a huir de las garras del BBVA. Son 400 millones de euros más que lo prometido hace un año.

Competencia. Para el banco vallesano, la voracidad de esta mancha depredadora amenaza con acabar con la competencia en el panorama bancario. “La opa es tan grave para la competencia como fusionar CaixaBank y Santander”, afirma su consejero delegado, César González-Bueno, en su reciente entrevista con Eduardo Magallón. La CNMC, asegura, debería darse cuenta del peligro y revisar una metodología que en este caso “es de aplicación dudosa” con el objeto de ser más estricta. El organismo de Competencia debería adoptar “medidas estructurales”, hasta el punto de que resulta “fundamental que la CNMC haga una investigación de mercado correcta”. Con este mensaje, el consejero delegado parece sugerir que no las tiene todas consigo en el análisis de la CNMC.

Un insecto equivocado en sus cálculos. El banco duda además de los cálculos de su adversario. Insiste ante el psicoterapeuta de acusarle de imprecisión contable. Frente al mensaje del BBVA, asegura que es imposible que las sinergias sean similares en caso de no haber fusión. También asiste al desmoronamiento de otra de las tesis que insuflaban atractivo a la operación: el Sabadell tenía hace meses un valor en bolsa 2.135 millones inferiores a su patrimonio real. Es lo que se conoce como fondo de comercio negativo o babwill, que habría procurado una interesante ganancia contable al BBVA. Ahora, con la subida en bolsa del Sabadell, podría estar cerca de desaparecer. Esto no tiene sentido, ni para el BBVA ni para el Sabadell, claman sus directivos.

El Sabadell también tiene alas. Desde el 20 de enero, recuerda el Sabadell apuntando a la lámina de Rorschach, el precio de su acción se ha situado por momentos en niveles superiores a la prima ofrecida por el BBVA. Su conclusión es que los fondos arbitrajistas que suelen tomar posiciones para arañar el reducido margen de la prima ya se han ido y ahora el Sabadell vuela por mérito propio. “Nadie va a cambiar sus acciones para perder dinero”, afirma el consejero delegado, convencido de que, según sus cálculos, “sale que no sale”.

Agazapado en Catalunya. Para escapar de la mancha tenebrosa, el Sabadell explica que es necesario refugiarse en su lugar de origen. Ha devuelto la sede a Catalunya, que es donde más apoyo político ha encontrado. El traslado, reconoce, responde sobre todo a una cuestión “emocional”. “Ningún pueblo se llama CaixaBank”, afirmaba el propio González-Bueno en la reciente presentación de analistas. Y para completar esta defensa, coloca otra barrera: la de los despidos. Según dice, el banco resultante debería prescindir de unas 4.000 personas. No es lo que comenta el BBVA, que recuerda que en el pasado ambas entidades ha abordaron sus respetivos procesos de reestructuración de plantilla.

En fin, no faltan interpretaciones en estos tiempos en los que la realidad parece haberse convertir en una enorme salpicadura de Rorschach. Mientras agudizamos el esfuerzo por entender, la mancha adopta formas desconocidas. Sirvan de ejemplo el giro copernicano de Estados Unidos en su relación con Europa y la forma con la que su vicepresidente, JD Vance, lo justificó en la reciente conferencia de Múnich. Los peligros no vienen de Rusia o China, sino del “retroceso de la libertad de expresión” en la UE, dijo. Son tiempos de deliberada confusión en los que la maquinaria de la interpretación funciona a máximo rendimiento. Ya lo dejó escrito Nietzsche, para desesperación periodística: "No hay hechos, solo interpretaciones”. El mundo es un gran manchurrón de Rorschach.

Otras noticias de la semana

El presidente de Naturgy, Francisco Reynés.

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NATURGY

  • Autoopa, plan estratégico y nuevos consejeros en Naturgy. La compañía presidida por Francisco Reynés presentará una autoopa por el 10% del capital valorada en 2.300 millones con el objetivo último de aumentar la liquidez en el mercado, uno de los factores que ha estado penalizando al grupo en Bolsa. En paralelo, también ampliará el consejo de administración hasta las 16 sillas para dar entrada al segundo vocal de IFM. Todos estos cambios se producen en un momento relativamente dulce en el día a día de la compañía. La primera gasista y tercera eléctrica de España ha rozado el beneficio récord en el 2024 pese a las complicaciones del entorno y ha lanzado un plan estratégico con 6.400 millones en inversiones, informa Gabriel Trindade.

  • Repsol gana menos. La compañía obtuvo un beneficio neto de 1.756 millones de euros en 2024, lo que representa una caída del 45% con respecto a los 3.168 millones de euros del ejercicio anterior por el impacto de la caída del precio de los hidrocarburos y unos bajos márgenes de refino, que cayeron un 40,5% respecto al 2024, informa Pilar Blázquez.

  • Aena cumple diez años en bolsa. La salida a bolsa del gestor aeroportuario hace justo diez años ha resultado ser toda una historia de éxito para sus accionistas. El principal, el Estado, que controla el 51% de la compañía a través de Enaire, dependiente del ministerio de Transportes que dirige Óscar Puente, y que durante esta década ha ingresado 2.477 millones de euros mediante dividendos. Pero también para otros minoritarios, entre los que destacan el fondo estadounidense Blackrock y el multimillonario británico de origen jamaicano Chris Hohn, como cuenta Maite Gutiérrez.

  • La crisis de la ESG. “La sostenibilidad es gestión, no es ideología”, cuenta Carlos Arango, director general de la Asociación Española de Directivos de Sostenibilidad (Dirse), en esta entrevista con Fernando H. Valls. Dirse tiene cerca de 1.000 asociados y defiende el esfuerzo de las empresas en sostenibilidad y gobernanza ahora que la Administración Trump lo pone en evidencia.
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