Una de las empresas icónicas de la industria española de la defensa se ha visto envuelta en una batalla por el futuro accionarial de la misma. Se trata de Santa Bárbara Sistema, una compañía que se dedica a fabricar, mantener y modernizar vehículos blindados y que en el 2021 fue vendida por el Estado al gigante estadounidense General Dynamics (GDELS), que es uno de los gigantes del armamento mundiales. Indra manifestó su interés en adquirirla, pero su propietaria respondió que no está en venta. La pugna coincide con un aumento histórico del gasto militar, pero también con un tejido productivo en España que debería concentrarse para aspirar a crecer.
El fabricante del mítico blindado Pizarro es en este momento la quinta compañía del sector nacional. En el 2022 vendió material de defensa por valor de 294 millones, lo que representa en torno al 3% de la industria. Con presencia en Alcalá de Guadaira, Trubia, Madrid y Córdoba, participa en el consorcio TESS, el encargado de fabricar el nuevo blindado 8x8 Dragón del Ejército de Tierra. Su cometido en el proyecto: la estructura protegida, el tren de rodadura, los sistemas de dirección y freno, la arquitectura eléctrica, los sistemas auxiliares y su integración en el vehículo.
Indra dio un paso al frente sin demasiado éxito, de momento. Ángel Escribano, el presidente del grupo que el Gobierno está impulsando para convertirlo en el campeón nacional, apostó por adquirir la compañía, e incluso habló de volverla a nacionalizar, para ir creando de forma inorgánica ese gigante nacional que tienen Francia, Alemania o Italia. Indra es una potencia tecnológica, pero tiene un problema: no dispone de una rama industrial de vehículos militares.
El gigante estadounidense no quiere vender y anuncia más inversión y contrataciones
Pero las puertas de Santa Bárbara están cerradas para Indra. GDELS considera que ha mantenido su apuesta por España durante una etapa de vacas flacas y que ha llegado el momento de dar un golpe de pedal a su estrategia. No solo ha desestimado su venta, sino que ha anunciado un nuevo plan industrial. El presidente de GDELS, Antonio Bueno, mantuvo hace unas semanas una reunión con los 1.100 empleados de la compañía en la que concretó los planes: aumentar la plantilla, abrir nuevos centros en otros puntos de España y una inversión inmediata de cinco millones para ampliar la robotización de las instalaciones de Asturias.
Pero una parte de los trabajadores de Santa Bárbara no termina de estar convencida de los planes de GDELS en España. Un grupo de empleados considera que durante los últimos 24 años ha habido un “desmantelamiento brutal” de la compañía, y que ha perdido capacidades de producción. Esta parte de la plantilla defiende su apoyo a que Indra acabe adquiriendo Santa Bárbara, para que la compañía vuelva a convertirse en una sociedad dependiente del Estado en esta nueva etapa. Esta opción hoy está descartada, insiste GDELS.
Indra, por su parte, ante la imposibilidad de avanzar en el plan A –comprar Santa Bárbara–, ha activado un plan B. Escribano detalló hace unos días internamente que la estrategia de la compañía pasa por convertirse en el contratista principal de vehículos terrestres militares del país. Pero para ello hace falta personal –Indra acaba de abrir un proceso de selección– y avanzar en localizaciones de instalaciones.
Indra pasa al plan B y abre una fábrica de blindados de combate en el taller de Duro Felguera, en Gijón
En Asturias, precisamente no muy lejos de la fábrica de Santa Bárbara, Indra ha anunciado la apertura de una fábrica de vehículos blindados de combate, que prevé ubicar en el actual taller de calderería pesada de Duro Felguera, en Gijón. La autonomía asturiana es un territorio en plena reconversión industrial y el sector de la defensa está tomando nuevas posiciones. La nueva sociedad se llamará Indra Land Vehicles, una filial del grupo que ya está buscando “talento para impulsar el futuro de la defensa terrestre”.
La de Santa Bárbara es, en definitiva, una batalla por el control de una compañía que solo puede producirse en un aumento del gasto en defensa, como el actual. Se avecina una nueva edad de oro para el sector en la que la clave será “digitalizar el campo de batalla”, explica Indra. El problema es que para crear gigantes nacionales hacen falta operaciones corporativas y no todas las compañías están dispuestas a diluir sus proyectos.


