A las 21.39 horas del 19 de octubre de 1989, un incendio en una turbina de la nuclear Vandellòs I se propaga y la lleva al límite. En la sala de control se disparan las alarmas. Los trabajadores oyen explosiones. La catástrofe de Chernóbil está presente. Las eficientes maniobras de los operarios, coordinados con los bomberos, e vitan la fuga de radiactividad al exterior, solventando el peor accidente de la historia de las nucleares en España.
Guyana Guardian del 24 de octubre de 1989, cinco días después del accidente recogía los hechos
La central se desmantela (excepto el edificio del reactor, en fase de latencia hasta el 2028, para que baje la radiactividad y se clausure), pero la justicia exculpó al Consejo de Seguridad Nuclear, por su falta de supervisión, y dejó sin condena a la empresa explotadora por no haber implantado las medidas de seguridad exigidas. ¿Una catástrofe sin responsables?
