No es la primera vez que Venezuela sufre un bloqueo: así impuso EE. UU. Su poder en 1902

Crisis en el Caribe

Hace más de cien años, Alemania, Italia y el Reino Unido asediaron las costas de Venezuela. La respuesta de Washington en aquel conflicto, en que se presentó como mediador, consolidó su hegemonía en América Latina

El SMS Panther de la Marina Imperial alemana, uno de los barcos que participó en el bloqueo naval de Venezuela, en una imagen de 1902

El SMS Panther de la Marina Imperial alemana, uno de los barcos que participó en el bloqueo naval de Venezuela, en una imagen de 1902

Universal Images Group via Getty

Donald Trump no deja de agitar la geopolítica internacional, y apenas unos días después de ser el protagonista absoluto de la débil y controvertida paz entre Israel y Hamas en Gaza, y realizar movimientos para cerrar un acuerdo entre Volodímir Zelenski y Vladímir Putin que ponga fin a la guerra de Ucrania, atenaza al régimen de Nicolás Maduro al incrementar el cerco a Venezuela, usando como pretexto la inmigración ilegal y el narcotráfico.

Esta política no es nueva y tiene numerosos precedentes, una estrategia que se enmarca en la llamada doctrina Monroe, esbozada hace más de doscientos años, con la supuesta intención de proteger al continente americano y que acabaría por convertir a Latinoamérica en una suerte de patrio trasero de la política estadounidense.

Con la lapidaria expresión “América para los americanos”, postulado tan presente hoy con Trump y su MAGA (Make America Great Again), el presidente de Estados Unidos entre 1817 y 1825, James Monroe, expuso el 2 de diciembre de 1823 una de las políticas más ambiciosas y significativas del país en un discurso ante el Congreso.

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El nacimiento de la doctrina Monroe, por Clyde De Land. De pie, el presidente James Monroe

Bettmann / Getty

En el marco de la por entonces reciente independencia de algunas naciones latinoamericanas, advertía a las potencias europeas que mantuvieran su política colonizadora fuera del continente americano. Y afirmó que cualquier intervención sería considerada una agresión a los mismos Estados Unidos.

El presidente seguía la política exterior delineada en mayo de aquel año por su secretario de Estado, John Quincy Adams: “Lo único que esperamos es ser amos del mundo”. Sin embargo, la interpretación de la doctrina Monroe ha ido variando a lo largo del tiempo, con las múltiples intervenciones (políticas, económicas y militares) en América Latina, dependiendo de cómo los mandatarios la entendiesen, o les beneficiase.

Hay que remontarse más de cien años, entre 1902 y 1903, para ver un bloqueo similar de las costas del país caribeño, en aquella ocasión ejecutado por británicos y alemanes, pero con Estados Unidos desempeñando un papel importante, no como atacantes, sino como mediadores neutrales.

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Esta neutralidad era muy relativa: grandes compañías estadounidenses como la New York & Bermúdez Company habían financiado la rebelión de los caudillos que desembocó en una sangrienta guerra civil; Venezuela, como resultado, atravesaba una delicada situación cuando tuvo lugar el bloqueo. Además, EE. UU. Había aumentado considerablemente su poder en Latinoamérica y el Caribe tras la derrota de España en 1898.

La economía, el dinero, estaba detrás del bloqueo de principios del siglo pasado. El 31 de diciembre de 1902, Venezuela adeudaba algo más de 119 millones de bolívares (más otros 46 de intereses) a Washington. Puesto que el país caribeño estaba exhausto por las guerras civiles del siglo XIX, el gobierno comandado por Cipriano Castro se vio obligado a decretar una suspensión de pagos.

Cipriano Castro en 1913

Cipriano Castro en 1913

Library of Congress

Al monto que se debía a los vecinos del norte, se sumaban las reclamaciones de Alemania, el Reino Unido e Italia por los daños sufridos en las guerras internas y que ascendían a 186 millones de bolívares, lo que desde Caracas consideraban un abuso.

Cerco marítimo total

El 9 de noviembre, 15 unidades de guerra británicas y alemanas irrumpieron en el puerto de La Guaira: las tropas tomaron seis buques venezolanos anclados en dique seco, desembarcaron y tomaron los muelles sin violencia. Lo mismo sucedió en Guanta, Trinidad o en el fortín Solano, en Puerto Cabello, ocupado por fuerzas británicas unos días después.

Entre diciembre de 1902 y febrero de 1903, Venezuela permanecería sitiada, y el mar Caribe ofrecía una imagen insólita, repleto de acorazados, cruceros y cañoneros. En este caso, EE. UU. Dio una nueva interpretación a la doctrina Monroe: frente al ataque combinado contra Venezuela, Washington replicó que no apoyaría a un Estado que sufriese ataques por negarse a saldar sus deudas; solo si la agresión de potencias europeas estaba motivada por la intención de recolonizar territorios.

Como respuesta, el entonces ministro de Relaciones Exteriores argentino, Luis María Drago (1859-1921), estableció el 29 de diciembre de 1902 la doctrina Drago, según la cual ningún Estado extranjero podía usar la fuerza ni la violencia contra una nación americana con el fin de cobrar una deuda financiera.

Siguiendo esta máxima, la reacción de Cipriano Castro fue similar a la actual de Nicolás Maduro, presumiendo de patriotismo y realizando un llamamiento que buscaba unir a Venezuela frente al enemigo extranjero con esta rotunda sentencia: “¡La planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria!”. Y no se quedó solo en palabras: Castro ordenó la preparación general del ejército y decretó una amnistía por la que eran liberados los presos políticos y se restituían los bienes a los revolucionarios para hacer frente a la amenaza exterior.

Triunfa la vía diplomática

A pesar de la debilidad del país y a la precaria situación económica, el llamamiento caló en la población, y muchos jóvenes se alistaron ante un previsible conflicto bélico. Maduro, tras la aseveración de Trump de que ha autorizado a la CIA a realizar operaciones encubiertas en Venezuela, ha declarado: “Con su guerra psicológica quieren atemorizar al pueblo, pero el pueblo está unido”.

Esto no encaja con la gran polarización de la sociedad venezolana: durante una entrevista el pasado día 15 con la periodista de la CNN Christiane Amanpour, la líder opositora María Corina Machado, recién galardonada con el Nobel de la Paz, respaldó la posibilidad de una intervención militar estadounidense en su país.

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Por su parte, el propio Trump ha endurecido su discurso y ha aumentado la presión sobre Maduro amenazándole, además de con la intervención de la CIA, con “operaciones en Tierra, porque ¡el mar ya está bajo control!”. El último ataque del ejército de EE. UU. Se realizó en el Caribe el jueves 16 contra una embarcación de presuntos narcotraficantes, el único hasta el momento que ha dejado supervivientes.

Antes, Washington ya dio luz verde para la destrucción de cinco lanchas, matando a 27 personas acusadas de llevar estupefacientes a territorio estadounidense, lo que despertó la indignación de los venezolanos y las críticas de algunos juristas norteamericanos que cuestionan la legalidad de dichos ataques.

Caricatura de Cipriano Castro con un machete en el que se lee

Caricatura de Cipriano Castro con un machete en el que se lee “Venezuela para los venezolanos”. Al fondo, el káiser Guillermo II de Alemania

Dominio público

De momento, el Pentágono y el Departamento de Guerra siguen enviando fuerzas a la zona, entre ellas, destructores equipados con misiles guiados, aviones de combate F-35, alrededor de 6.500 soldados e incluso un submarino nuclear. Y, según una información reciente de The Washington Post, también helicópteros de combate.

Durante los meses del bloqueo hubo algunos incidentes: el 13 de enero de 1903, el cañonero SMS Panther y el crucero ligero SMS Falke, ambos de la Marina imperial alemana, persiguieron a una goleta mercante que intentaba pasar por la barra del Lago de Maracaibo, desprovista por los venezolanos de balizaje, y el SMS Panther encalló cerca del castillo de San Carlos de la Barra. Hubo un intercambio de disparos y la artillería venezolana dañó considerablemente el cañonero alemán. Ello provocó que el 20 de enero el crucero protegido SMS Vineta acudiera a auxiliar al SMS Panther y emprendiese un bombardeo de ocho horas sobre el pueblo de San Carlos que causó 40 muertos.

El crucero acorazado italiano Carlo Alberto en 1902

El crucero acorazado italiano Carlo Alberto, una de las naves que intervino en el bloqueo, 1902

Dominio público

Finalmente, el conflicto se solucionó por la vía diplomática: EE. UU. Actuó como mediador y los contendientes firmaron el Protocolo de Washington el 13 de febrero de 1903, por el que Venezuela pagaría a plazos sus deudas con el 30% de sus ingresos aduaneros, poniendo fin al bloqueo, pero consolidando la supremacía diplomática estadounidense en América Latina.

Poco después, en 1904, se promulgaba el Corolario Roosevelt, una enmienda del presidente Theodore Roosevelt a la doctrina Monroe según la cual Estados Unidos podía intervenir en los asuntos internos de países latinoamericanos si cometían “faltas flagrantes y crónicas”.

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