Energía telúrica
Tras una larga decadencia, en los 80, un grupo de viticultores pioneros (los Pérez, Barbier, Palacios, Glorian, Pastrana...) Devolvieron al Priorat el esplendor de una tradición de siglos. En los 90, sus bodegas ya eran reconocidas en el mundo como portadoras de la energía telúrica de su terroir de licorella (pizarra). Los mejores prioratos empezaron a cotizarse con tres o más cifras. Y Sara Pérez quería algo más: “Elaboraba vinos que yo no bebía y bebía vinos que yo no hacía. Así que empecé a experimentar con vinos ecológicos y naturales. La licorella, formada con grandes presiones y altas temperaturas, es fuego. El resto de la Península era agua, que al retirarse dejó sedimentos calcáreos que hoy dan a la viña frescura y agua. Decidí atemperar el fuego del Priorat en nuestro vino. Y ahora el cambio climático me acompaña”.
¿De casta le viene el vino?
Mi abuelo bodeguero ya trabajaba en Can Bach. Tras la guerra, la familia se exilió a Suiza, y mi abuelo siguió de bodeguero en Sachseln. Mis padres estudiaron allí biología... Y se casaron.
¿Pero la tierra tiraba?
En 1974 volvieron a Sant Cugat, y después a Falset, donde mi padre montó la primera escuela de enología y viticultura de España en 1981. Y compraron Mas Martinet, donde plantaron y experimentaron.
El litro de Priorat costaba entonces un duro a granel... ¡y era una delicia!
Cuando embotellamos nuestra primera añada en 1989 yo tenía 17 años. Las tres primeras añadas se elaboraron en la misma bodega donde empezamos todos los clos juntos.
¿Clos es un tancat o domaine?
Y todos los clos en conjunto a lo largo de años y cosechas le confieren a un territorio vitivinícola identidad y una tradición bien valorada que ya tenía el Priorat antes de la filoxera, aunque entonces se embotellaba poco. En 1989 empezamos la revolución de los clos del Priorat.
¿Estudiar la historia del Priorat y de la filoxera les sirvió?
Cuarenta años antes, en 1895, sufrieron la filoxera en Francia y la combatieron haciendo injertos a las viñas con pie americano.
¿Y en el Priorat, cómo se combatió?
Ya se temía que llegara desde Francia, pero mientras, se beneficiaron de la creencia generalizada, pero errónea, de que los vinos de las viñas injertadas allí eran peores.
¿El mercado prefirió los prioratos?
Hubo un boom de demanda. Para aprovecharlo, en lugar de emplear aquellos años en injertar y prevenir el contagio de la filoxera desde Francia, en el Priorat arrasaron los bosques y plantaron viña a saco.
Y a corto plazo no se hace buen vino.
Aquel error se pagó caro, porque al fin llegó la filoxera al Priorat justo cuando en Francia ya se había superado.
¿Se quedaron sin bosques y sin dinero?
En dos años, el Priorat se quedó pelado y sin cultivos alternativos a las viñas enfermas y luego muertas.
¿Qué hicieron los viticultores?
Las grandes familias del Priorat, que tenían el dinero invertido allí, en lugar de volver a invertir y replantar como hicieron las de Burdeos o Borgoña 40 años antes tras la filoxera, invirtieron su dinero en las primeras fábricas que se instalaban en Terrassa o Sabadell. Y ya no se replantó en el Priorat.
¿Y ya no volvieron?
Ahora vuelven algunos bisnietos de vacaciones. Los que no tuvieron más remedio que quedarse, resistieron en la Gran Guerra, las epidemias, la Guerra Civil... Y volvieron a replantar viñas.
¿En otras tierras?
No podían plantar en lo alto de las colinas, porque eran de los grandes señores, así que en las viñas alrededor de los pueblos intentaron unos injertar garnacha; otros, cariñena...
¿Con éxito?
Sin beneficios, porque la cadena de valor y la estructura comercial del vino había desaparecido con la filoxera. Entonces empezó el movimiento cooperativista.
¿Con su bella arquitectura modernista?
Algunas bodegas son memorables. Empezó alrededor de 1910 con otra generación viticultora, que pasa hambre y guerras y va abandonando la tierra para irse a las fábricas, hasta que nosotros llegamos en los setenta...
¿La revolución del Priorat?
Con espíritu renacido de pioneros, en los ochenta, que nos proponemos hacer grandes vinos con variedades perdidas desde la filoxera: trepat blanc, mandó, picapoll...Y experimentamos con los vinos biológicos, biodinámicos, nature , viticultura alternativa...
¿Reinventar el Priorat?
No sin la tradición de 4 generaciones, que recogemos a menudo de testimonios orales.
¿Entre paisaje y paisanaje?
Cada generación se explica a través de un vino y, con él, su contexto, cultural, social y económico... Al fin, en 1992, aquellos pioneros nos separamos y cada clos empieza a elaborar sus vinos con su propia bodega.
¿Y usted con la suya?
Sigo a mi padre, que asesora a otras bodegas, y trabajamos en Cims de Porrera. A veces pasábamos la noche en la bodega mi hermano y yo con un saco de dormir...
¿Valió la pena?
Tengo mi túnel del tiempo; mi oráculo, que es el rincón de la bodega en el que atesoro añadas antiguas. El tiempo pasa rapidísimo y me paro, miro atrás y puedo abrir botellas que elaboré hace 30 años... Y es mágico.
¿Qué le revela el oráculo?
Que el futuro ya no es de mi generación.
¿No es una pena?
Al contrario: me quita un peso de encima. Ya no hace falta obsesionarme con tantas cosas, ya se encargarán ellos. Yo seguiré embotellando trocitos de tiempo.
