València se prepara para una contienda electoral de gran intensidad, marcada por los nombres en juego, las aspiraciones de los candidatos y los posibles retornos a la arena política.

Análisis

La contienda por la dirección del ayuntamiento pone en conflicto a personalidades nuevas y experimentadas con asuntos sin resolver.

La delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé, y la alcaldesa de València, María José Catalá, presiden la Junta Local de Seguridad para las Fallas 2025

La representante del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, junto a la regidora de Valencia, María José Catalá, encabezan la reunión de la Junta Local de Seguridad con motivo de las Fallas de 2025.

DELEGACIÓN GOBIERNO CV / Europa Press

La crisis en la Generalitat Valenciana, que incluyó la renuncia de un presidente, ha acaparado tanta atención que el enfoque nacional se ha desviado de lo que podría ser una contienda electoral crucial en los próximos comicios: la ciudad de València. A un año y medio de las próximas elecciones locales, los partidos ya están tomando posiciones y presentando a sus candidatos más fuertes para competir por la alcaldía, actualmente en manos de María José Catalá, pero cuya permanencia no se considera asegurada. La percepción general en los cuarteles generales es unánime: la próxima batalla será reñida, centrada en las personalidades y fuertemente influenciada por los nombres de los contendientes.

La trayectoria reciente de València ilustra considerablemente esta tensión previsible. Después de más de veinte años de dominio del PP, inicialmente bajo Rita Barberá y luego con un breve período final marcado por el agotamiento y la deshonestidad, la urbe experimentó en 2015 una transformación significativa con la asunción de Joan Ribó y la administración de izquierdas del PSPV y Compromís. Ocho años más tarde, la balanza se inclinó nuevamente y el PP reconquistó la alcaldía con María José Catalá al frente, requiriendo en esta ocasión el respaldo de Vox. Este frágil balance es lo que actualmente moldea todo el panorama.

El próximo encuentro se prevé muy competido, con gran énfasis en los individuos y notablemente influenciado por las personalidades públicas involucradas.

Catalá governa amb un aliat difícil però necessari, i és conscient que la seua capacitat d'acció política i simbòlica depén d'eixa unió. Les enquestes que els partits consideren suggereixen que el PP podria mantindre's com la força més votada a València, però amb poques probabilitats d'obtindre la majoria per a governar per si mateix. Una vegada més, Vox es presenta com un participant decisiu. I és ací on comencen els moviments.

En Vox, la figura que resalta con mayor prominencia es Vicente Barrera, quien anteriormente fue torero, ocupó la vicepresidencia de la Generalitat Valenciana y fue designado recientemente como líder provincial del partido por Santiago Abascal. Barrera, que ya representó a Vox en el gobierno de Carlos Mazón, conserva sólidas relaciones en ciertos círculos sociales y económicos de la localidad, particularmente dentro del ámbito cultural tradicional y en sectores conservadores de cap i casal. Su imagen, más familiar y menos conflictiva que la de otros líderes de la formación, se alinearía con una táctica de Vox enfocada en afianzar el voto en áreas urbanas y proyectarse como un aliado gubernamental “fiable”, si bien manteniendo su propia identidad.

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En el lado socialista, el PSPV ha optado por una fuerte apuesta en Pilar Bernabé, quien ocupa el cargo de delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana y es la secretaria de Igualdad del partido a nivel nacional. En los últimos años, Bernabé ha emergido como una de las figuras más prominentes del socialismo en Valencia, con una postura claramente alineada a la dirección de Pedro Sánchez y una considerable presencia en los medios. Su incursión en la política local no es fortuita; el PSPV busca establecer una figura de liderazgo definida en València, una urbe que tradicionalmente ha presentado desafíos para los socialistas en el ámbito municipal, exceptuando ciertos períodos. Para el partido, Bernabé encarna una mezcla de experiencia en gestión, un discurso progresista y la habilidad para enfrentarse directamente al PP.

Por su parte, Compromís considera a Papi Robles, la portavoz municipal actual, como la candidata más probable. Robles se ha caracterizado por sus críticas firmes y continuas a la administración de Catalá. Ha intensificado su discurso y buscado diferenciarse del PSPV, reconociendo la división del electorado progresista en València y la necesidad de que Compromís refuerce su identidad centrada en lo urbano, lo ecologista y lo valencianista. No obstante, una interrogante más significativa, que altera sutilmente la situación, persiste en segundo plano.

En Compromís existen incertidumbres y no se descarta por completo la posibilidad de que Mónica Oltra retorne.

Nadie descarta por completo la posibilidad de un retorno de Mónica Oltra. La antigua vicepresidenta de la Generalitat, que se retiró de la política activa tras su renuncia en 2022, conserva una considerable influencia simbólica y electoral entre ciertos segmentos de la izquierda en Valencia. Existen diversas especulaciones sobre su posible reaparición, y hasta el momento, todas permanecen abiertas: desde liderar una propuesta ligada a Iniciativa, su partido de procedencia dentro de Compromís, hasta unirse a una coalición más extensa o incluso a una agrupación como Ens Uneix, la iniciativa política encabezada por el exsocialista Jorge Rodríguez, aunque esto último parece poco factible. Su potencial postulación añadiría un elemento de gran incertidumbre al ámbito progresista y podría alterar acuerdos y planes estratégicos.

Y para añadir más complejidad a la situación, el Partido Popular tiene entre bastidores otro nombre de gran relevancia histórica: Francisco Camps. El exmandatario de la Generalitat, quien estuvo alejado de la política activa durante varios años y ha sido recientemente absuelto por la justicia, no esconde su intención de regresar. Si el PP se niega a permitirle liderar nuevamente el partido y aspirar a la presidencia de la Generalitat, la alcaldía de València podría surgir como una ruta alternativa para su vuelta, presentando una propuesta política independiente. Esta maniobra implicaría un riesgo considerable, pero también tendría una fuerte repercusión simbólica en una urbe que fue uno de los pilares fundamentales del "campismo".

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En este escenario, lo que se aproxima en València trasciende una contienda electoral convencional, configurándose como un enfrentamiento de narrativas, trayectorias y figuras de liderazgo. La urbe valenciana se erige nuevamente como un espacio de experimentación política, donde convergen el recuerdo del pasado, las fricciones actuales y las aspiraciones venideras. El encanto de los candidatos que emergen para la pugna constituye, sin duda, uno de los mayores atractivos de las inminentes elecciones municipales en la Comunitat Valenciana. Un juego que da inicio mucho antes de la apertura formal de los colegios electorales.

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