Helena García, 27 años, cofrade de la Semana Santa en Montilla: “Vestirte de nazareno es como el día de tu cumpleaños o Nochevieja, te arreglas, te emocionas, lo esperas con mucha ilusión”

Experiencias reales

La doctora en Biomedicina, Helena García, nos cuenta su experiencia como miembro activo de la Semana Santa de Montilla, Córdoba

“Hay muchas razones para unirse a una hermandad: el Cristo te transmite algo, te gusta una imagen, o tienes lazos con esa iglesia porque allí se casaron tus padres o fue bautizada tu familia”

Helena García Fernández

Helena García Fernández

La Semana Santa es uno de los momentos más esperados para muchas comunidades autónomas. Días festivos, de reflexión y de encuentros encabezan estas fechas tan significativas, tanto para el cristianismo como para los habitantes de las diversas ciudades españolas.

Aunque la Semana Santa puede vivirse de diversas maneras, hay personas que la experimentan con una profunda entrega. Una de ellas es Helena García, doctora en Biomedicina de 27 años, que espera con ilusión la llegada de estas fechas. Nacida en Montilla, Córdoba, forma parte de dos Hermandades en las que participa activamente durante las procesiones. 

Cortesía de Helena García

Cortesía de Helena García

En la Franciscana Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre de la Humildad y Paciencia, María Santísima de la Caridad en sus Tristezas y San Francisco Solano de Montilla, ejerce de acólita. Por otro lado, en la Hermandad Salesiana y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Juventud en su Presentación al Pueblo, María Santísima de Nazaret y San Juan Bosco de Montilla, participa como nazarena. ¿Sus motivos? Lazos familiares, historia y fe.

Hoy hablamos con ella para que nos cuente de primera mano lo que es vivir la Semana Santa de forma activa y llena de sentimiento. “La primera vez que salí como nazarena fue a los 7 años y fui acompañada de mi familia. Recuerdo muchos nervios y emoción. No es lo mismo verlo a vivirlo”

La Semana Santa

Hermandades: lazos familiares y sociales

Pertenecer a una Hermandad guarda mucho más simbolismo de lo que nos imaginamos. “Cuando entras en una es porque estás vinculado a ella de alguna manera. Son cosas muy familiares que se pasan de padres a hijos. Al final la gente suele ser de la Hermandad de la iglesia de su barrio de toda la vida”, nos explica Helena. “Yo pertenezco a dos, una es la iglesia en la que se casaron mis padres y bautizaron a toda mi familia, y la otra, a la que entré con 12 años, es en la que están todos mis amigos”, cuenta. 

Cortesía de Helena García

Cortesía de Helena García

Y es que para ella es un momento de disfrute con su entorno más cercano. “Me encanta poder salir a la procesión con todos mis amigos y disfrutar y vivirlo con ellos”, asegura la doctora.

Todas las Hermandades tienen su propio 'carisma'

Helena García, doctora en Biomedicina

“Dentro de una iglesia salesiana, por ejemplo, puede haber tres hermandades: una que sale el Domingo de Palma, otra el Domingo de Ramos por la tarde (Cristo de la Juventud), y otra el Miércoles Santo (Cristo del Amor)”, nos revela. Así, cada una tiene un carácter y valores distintos llamados 'carisma', algo que se ve en las procesiones gracias a la indumentaria. “Por eso, algunas túnicas imitan vestimentas de frailes, como algo más sencillo, más solemne. Otras hermandades, como las de Sevilla (Tres Caídas, Esperanza Macarena), no siguen una orden religiosa, sino una devoción popular y salen con túnicas de terciopelo, bordados y una puesta en escena muy lujosa”, nos afirma Helena.

Experiencia propia

Simbolismo de la Semana Santa

No para todo el mundo significa lo mismo la Semana Santa; puede simbolizar una época de vacaciones o, por el contrario, un momento para realzar la figura de Jesús. “Para nosotros representa la entrega de Jesús. Su muerte tiene sentido porque trae esperanza de vida eterna. Es algo profundo que responde a la necesidad humana de creer que nuestra existencia no acaba en la nada”, defiende la doctora.

Además, tal y como cuenta, también hay un propósito evangelizador en esta. “Es más accesible y emocional ver una procesión que leer un pasaje de la Biblia. La Iglesia siempre ha utilizado el arte para transmitir su mensaje: catedrales, música, teatro, pintura…”, afirma la cordobesa.

Es más accesible y emocional ver una procesión que leer un pasaje de la Biblia

Helena García, doctora en Biomedicina

Y es que esta época del año guarda profundas raíces en la tradición andaluza. “El arte conecta con los sentimientos, y estos con el alma. Por eso la espiritualidad y el arte están tan unidos. La Semana Santa es una forma de expresar devoción, pero también amor por la cultura y la identidad andaluza”, revela.

Cortesía de Helena García

Cortesía de Helena García

Así, hay quienes la disfrutan de una forma no religiosa. “Muchas personas participan, aunque no crean en Dios. Es un momento donde se junta nuestra cultura, amor a nuestra tierra y arte. Se puede vivir la Semana Santa desde lo emocional, cultural o familiar”, defiende García.

Participar con sentimiento

La emoción de las procesiones

“Vestirte como nazareno es como el día de tu cumpleaños o Nochevieja: te arreglas, te emocionas. Lo esperas con mucha ilusión. Vas a la iglesia, vives la misa, y después te posicionas en tu sitio según tu papeleta”, nos cuenta Helena. 

Las procesiones pueden tener un simbolismo aún más profundo, algo que va relacionado con tu historia personal del pasado, presente y futuro. “Algunas personas salen descalzas como ofrenda, por agradecimiento o petición. Hay testimonios de todo tipo: personas en silla de ruedas, niños, mayores... Todo se vive con un profundo respeto y emoción”, acaba.

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