Tu historia
Españoles en el extranjero
En Guyana Guardian queremos contar tu experiencia en otros países. ¿Te has mudado fuera de España porque tu trabajo está mejor valorado en el extranjero? ¿Has cruzado las fronteras por amor? Si has cambiado de vida lejos de casa, escríbenos a [email protected]
A las seis de la tarde, las cafeterías comienzan a cerrar, el silencio se adueña de las calles y la vida en Suiza se apaga poco a poco. Cada uno regresa a casa para pasar la tarde en familia y prepararse para el día siguiente. Pero para Noemí López, de 24 años, esa es justo la hora en la que en España empieza la vida. A esa hora los bares se llenan, las conversaciones se alargan y la jornada laboral da paso a la diversión.
Su nueva realidad, sin embargo, es muy distinta. Se mudó a Suiza, a un pequeño pueblo del cantón de Lucerna. “En invierno hace mucho frío y anochece temprano. A veces siento que solo trabajas y luego te vas a casa. Me costó al principio porque soy una persona activa, pero con el tiempo te adaptas al ritmo”, cuenta en una entrevista con Guyana Guardian. Hoy trabaja como niñera y compagina ese empleo con sus estudios a distancia de Comunicación.
¿Cómo describiría las diferencias entre la forma de trabajar en Suiza y en España?
Siento que la forma de trabajar de los suizos y los españoles es muy distinta. Los suizos valoran muchísimo la puntualidad, son muy organizados, reservados y les gusta que todo esté bien planificado, que las cosas se cumplan tal cual se dicen. Al principio pueden parecer fríos, pero bajo mi experiencia, cuando te ganas su confianza, son mucho más abiertos. También dan mucha importancia a las jerarquías: cuando te diriges a un jefe, hay que hacerlo con muchísimo respeto porque es tu superior. En cambio, en España somos más cercanos y habladores, nos gusta trabajar en un ambiente agradable y con confianza. Nos tomamos en serio los momentos de pausa, la merienda, el desayuno, y valoramos mucho el buen trato y el humor en el trabajo.
Monte Rigi, Lucerna
¿Diría que la ética laboral también difiere entre ambos países?
Sí, la ética laboral en Suiza es mucho más seria y responsable. Son personas muy puntuales, si el trabajo empieza a las ocho, a las siete y cuarenta y cinco ya están allí. Cumplen las normas y valoran la discreción. Recuerdo que cuando trabajaba como niñera con una familia, pasaron casi dos meses hasta que supe a qué se dedicaban, porque son muy reservados y no mezclan lo personal con lo laboral.
En España, en cambio, somos más flexibles y humanos. No es que no seamos responsables, pero no nos tomamos tan en serio la puntualidad ni los plazos. Se improvisa más. Cada cultura tiene su parte positiva y su parte negativa.
¿Le ha costado adaptarse a la forma de comunicarse y comportarse en Suiza?
Sí, he tenido que adaptarme bastante. Me he criado en una familia muy abierta y habladora, y aquí he aprendido a cuidar más las formas, a ser respetuosa y mantener una actitud profesional. Ellos valoran mucho la calma, la serenidad y la educación. Antes vivía muy deprisa, pero en Suiza he aprendido a hacer las cosas con más tranquilidad.
En Suiza se gana bien y, aunque la vida sea cara, el margen de ahorro es altísimo
También la educación infantil es distinta. Los niños no empiezan el colegio hasta los seis años y las familias priorizan el aprendizaje a través del juego y la experiencia. Al principio me costó porque yo venía con la idea de seguir rutinas, pero aquí los niños son más autónomos y espabilados. Desde pequeños se les enseña a ir solos al colegio, incluso a coger trenes o autobuses con apenas seis años, porque el país está preparado para ello.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido de la forma de trabajar o de vivir en Suiza?
La organización que tienen para absolutamente todo. Recuerdo que al firmar mi primer contrato me explicaron que si quieres dejar un trabajo, no puedes hacerlo cualquier día, sino la última semana del mes, y el preaviso suele ser de dos o tres meses. Me impresionó lo previsores que son.
Y también la vida aquí, sobre todo en los pueblos, es mucho más tranquila. Vivo en una zona pequeña del cantón de Lucerna, y todo cierra a las seis de la tarde. En invierno hace mucho frío y anochece temprano. A veces siento que solo trabajas y luego te vas a casa. Me costó al principio porque soy una persona activa, pero con el tiempo te adaptas al ritmo.
De España a Suiza: el choque cultural que sorprende a quienes buscan una vida mejor
¿Qué cree que le ha ayudado más a adaptarse a vivir fuera de España?
Creo que mi capacidad de adaptación y tener la mente abierta. Siempre intento entender las costumbres y la forma de pensar de aquí, incluso cuando son muy distintas a las mías. Trato de cumplir con las normas, ser respetuosa y aprender el idioma. Aquí todo está muy reglado: no se pueden poner lavadoras a ciertas horas, hay que respetar los horarios de descanso… Adaptarse es clave.
Lucerna
¿Qué aprendizajes personales le ha dejado esta experiencia?
Más que una habilidad, diría que vivir aquí te obliga a espabilar. Llegas a un país donde no entiendes el idioma ni el sistema, y tienes que aprender todo sola. Al principio da miedo, pero con el tiempo descubres de lo que eres capaz.
Leí una vez una frase que decía que quien a los 20 años se muda al extranjero, busca trabajo, piso, aprende un idioma, gestiona sus papeles y se adapta, ya no le teme a nada. Y creo que es así. Vivir aquí me ha hecho más fuerte, independiente y segura de mí misma.
¿En qué cree que los españoles superamos a los suizos?
En socializar, sin duda. En España somos más abiertos, cercanos y disfrutamos mucho más del tiempo libre. Aquí depende mucho del cantón: en la zona alemana la gente es más fría. En ciudades grandes como Zúrich hay más vida social, pero en pueblos pequeños como el mío la gente es más reservada.
De España echo de menos el clima, el humor, la comida, la calidad, los sabores y, por supuesto, a mi familia
Muchos disfrutan de la montaña y de hacer excursiones, pero también hay quien prefiere quedarse en casa. En España, en cambio, nos gusta salir, tomar algo, estar en terrazas y disfrutar del buen tiempo.
¿Cuál diría que ha sido la mayor diferencia cultural que ha encontrado en su trabajo como niñera?
La educación de los niños. Aquí se fomenta mucho la independencia y la autonomía desde pequeños. Les cuesta más compartir y son más individualistas, pero también son muy responsables y educados. Quizá eso ha sido lo que más me ha costado entender al principio.
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¿Y económicamente, nota mucha diferencia entre los dos países?
Sí, muchísimo. En Suiza se gana bien y, aunque la vida sea cara, el margen de ahorro es altísimo. Puedes permitirte salir, viajar y guardar dinero cada mes. En España, en cambio, la vida está carísima para lo poco que se cobra.
Yo, por ejemplo, trabajando como administrativa en un hospital en Barcelona, no llegaba a los mil euros. Con alquiler, comida y gastos básicos, era imposible vivir sola. Aquí, en cambio, el esfuerzo se nota y hay una sensación real de estabilidad.
¿Le preocupa su futuro con respecto a la jubilación?
No, en absoluto. El sistema suizo está muy bien estructurado. Se compone de tres partes: una estatal, otra vinculada al trabajo y una tercera voluntaria, que funciona como un ahorro personal. Lo que aportas genera rendimiento con el tiempo, y puedes ver en todo momento lo que has acumulado. Es un sistema serio y estable, muy distinto al español.
Interlaken
Sí he tenido que informarme bien, sobre todo pensando en el futuro, por si algún día decido volver a España. Pero lo positivo es que el dinero que has aportado sigue siendo tuyo.
Para terminar, ¿qué es lo que más le gusta de vivir en Suiza y qué es lo que más echa de menos de España?
De Suiza me encanta la calidad de vida. Todo funciona bien, hay orden, seguridad y tranquilidad, especialmente siendo mujer. Puedes vivir bien, ahorrar y disfrutar sin tanta preocupación. Además, los paisajes son impresionantes: montañas, lagos, naturaleza por todas partes.
De España echo de menos el clima, el humor, la comida, la calidad, los sabores y, por supuesto, a mi familia y mis amigos. También esas conversaciones espontáneas, salir sin tener que planearlo, la playa y el mar. En general, echo de menos la alegría y la cercanía que allí se respira.



