Luis Manuel Rojas conoce cada rincón del edificio donde trabaja. Con más de ocho años dedicados a la consejería, se ha convertido en una figura imprescindible para su escalera, ubicada en el barrio de Sarriá, en Barcelona. Su historia es la de un trabajador que, lejos de su país, ha construido una vida basada en la responsabilidad, el respeto y ha transformado el trabajo en su hogar.
La consejería, explica, es una profesión en que la se requiere de una gran autonomía y buena actitud y predisposición para trabajar. “Nadie te está diciendo constantemente lo que tienes que hacer. Tú sabes cuáles son tus responsabilidades, y si quieres mantener tu puesto, tienes que cumplirlas”, resume. Antes de ser conserje, fue mozo de almacén, pero su carácter cercano y circunstancias de la vida lo llevaron a encontrar un lugar en el sector. Desde sus inicios como conserje, ha pasado por distintos barrios y edificios, siempre “haciendo su camino” con dedicación y constancia.
Luis Manuel Rojas
Hoy trabaja en un lugar donde se siente especialmente arropado. Presume con orgullo que los vecinos de su edificio lo tratan como a un miembro más de la familia. “Ni siquiera me ven como trabajador. Me ven como parte de su familia”, comenta emocionado y agradecido. Mientras responde a este medio, dicha cercanía y confianza se observan en los saludos cariñosos de sus vecinos cada vez que entran y salen del edificio. “¡Hasta luego, Luis!”, “¡Buenos días, Luis!”, son algunos de los mensajes que le mandan con una sonrisa.
Esa sensación de pertenencia, que no siempre se encuentra en un oficio tan solitario, es para Luis Rojas una de las claves de su felicidad. También menciona la ayuda y compañerismo entre el resto de conserjes en el barrio. “Hay muy buen rollo y nos ayudamos, como debe de ser”.
La juventud tiene que prepararse, porque trabajando es como se consigue el futuro. Hay estudiar y buscar ideas
Rojas llegó a España hace 25 años desde República Dominicana. Aunque reconoce que integrarse no fue fácil, sobre todo por la distancia con la familia, el tiempo y el esfuerzo le permitieron construir un hogar aquí. “España ya es mi país también. Llevo la mitad de mi vida aquí y no me puedo quejar”, afirma. Aun así, cada año viaja para reencontrarse con los suyos y mantener viva la conexión con sus raíces. Eso sí, tiene claro que cuando se jubile viajará a su país para estar cerca de los suyos, aunque, asegura, a sus 56 años, aún es algo que le queda lejos. “De eso ni puedo hablar todavía. ”
A día de hoy, el conserje es muy feliz, ya que siente que todos los aspectos de su vida están equilibrados. El trabajo, que para él es algo fundamental, está integrado en su vida cotidiana de una manera natural, en la gran medida en que le alegra los días. Él tiene muy claros cuáles son los objetivos de su vida y qué es lo necesario para vivir con plenitud. “La clave de la vida es tratar bien a los demás y pensar que hay que trabajar a diario para ganarse la vida”, recuerda. Rojas considera que con la llegada de las nuevas tecnologías, cada vez hay más jóvenes que quieren dedicarse a crear contenido en plataformas como TikTok o YouTube, que la gente busca el dinero fácil. Pero él se mantiene firme a sus ideas: “El dinero se consigue trabajando de forma honesta”, aclara.
En la vida hay que sembrar, llevarse bien con la gente, ser buen consejero y buena persona con niños o adultos
Por ello insiste a los más jóvenes en que tienen que prepararse para tener un buen futuro. “Hay estudiar y buscar ideas”. Sin embargo, el conserje concluye que de nada sirve la formación si uno no tiene buenos valores hacia los demás. “Tienen que ser amables. Si lo son, verán que la vida los llevará a donde quieran”.


