Los neuromoduladores, un tratamiento de medicina estética para eliminar arrugas en auge

Bajo supervisión

Los doctores Cristina Villanueva y Carlos Morales Raya explican las ventajas del tratamiento

Una paciente se somete a una intervención estética

Una paciente se somete a una intervención estética

@dracristinavillanueva

Durante décadas, la narrativa de la estética ha girado en torno a una obsesión: parecer más joven. La toxina botulínica con su capacidad para “eliminar” arrugas -temporalmente- parecía estar dirigida justo a eso, a borrar el paso del tiempo. Pero algo está cambiando y eso ocurre, como siempre, de la mano de personas que ejercen su libertad.

En paralelo a un discurso cada vez más crítico con la presión estética y la patologización del envejecimiento-, y un cambio en el concepto de belleza que se manifiesta en la introducción de modelos de más de 55 años en los catálogos de las firmas de moda o en la tendencia a llevar el pelo blanco -, hay personas que están reinventando el uso de los procedimientos estéticos. Personas que recurren a la toxina con fines personales no necesariamente motivados por los sociales.

Esto ha sido una constante entre actores: a menudo han usado el efecto de las inyecciones de toxina para acercar su rostro al personaje que iban a interpretar. Aunque en el sector la mayoría de los profesionales hablan de la toxina como de un tratamiento que debe hacerse de forma continuada para evitar el envejecimiento, hoy día hay muchas personalidades que eligen un “bótox estratégico”, no encaminado, necesariamente, a la búsqueda de apariencia de juventud.

No tengo nada en contra de envejecer, pero a veces quiero verme distinta, no joven

Constance DebréEscritora

Y es probable que tenga que ver con un cambio en la relación con el propio cuerpo y con la imagen. Con una visión más flexible, lúdica y lúcida.

Los mismos tratamientos que han nacido de la presión que se ejerce en el mundo de la belleza, -especialmente sobre las mujeres-, pueden ser herramientas para jugar con el aspecto, fuera de los objetivos impuestos. 

Porque dentro de estas estructuras incómodas se puede encontrar espacio para el gesto creativo y el uso inteligente. “No tengo nada en contra de envejecer, pero a veces quiero verme distinta, no joven”, escribió recientemente la escritora francesa Constance Debré en un ensayo sobre identidad y cuerpo.

'Summer' Botox

En este contexto existen por ejemplo quienes recurren a la toxina solo para que dure los meses del verano. El Dr. Carlos Morales- Raya nos dice que “aplicar toxina botulínica en primavera o principios de verano es científicamente razonable si se quiere prevenir el marcaje de arrugas dinámicas ligadas a la gestualidad incrementada por el sol, ya que el tratamiento relaja la musculatura responsable de los pliegues y minimiza el efecto acumulativo que la radiación solar ejerce la gestualidad sostenida”.

Dr. Morales Raya

El Dr. Morales Raya en su consulta estética

Carlos Morales

Este uso sería algo parecido al de quienes se realizan una única sesión de depilación láser anual, para olvidarse del vello dos meses -o más-. La bajada del efecto va llegando “de modo progresivo”, señala la Dra. Cristina Villanueva, “a lo largo del invierno, unos cuatro meses después de la inyección”.

Septiembre: adiós cansancio

En esta tendencia de la que hablamos, de reapropiación del rostro y las decisiones estéticas, también se sitúa la que en absoluto se une a eso que parece estar en el ADN del bótox, de que “la arruga no es bella”, pero que sí detesta que la expresión refleje un cansancio inexistente. Y probablemente es donde se enmarca otra corriente creciente: la del “bótox de vuelta”.

El peor momento del aspecto de la piel aparece siempre tras las vacaciones si es que ha estado expuesta a los agentes externos propios del verano -radiación solar y altas temperaturas, fundamentalmente-. Coincide esto además con un cambio horario -de nuevo el cuerpo no manda, sino la obligación-, y con el tono apagado que se produce en quienes han gozado de un bronceado veraniego. Como quien bebe un chupito para subir el ánimo, hay quien elige este momento para usar la toxina.

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La doctora Cristina Villanueva realizando un estudio previo en su paciente

@dracristinavillanueva

Fundamentalmente lo que se busca en septiembre, incluso para quienes luego no gastan más tiempo ni dinero en estética, es evitar una expresión agotada que no refleja el sentir interior. 

La Dra. Cristina Villanueva destaca que la toxina “levanta la cola de las cejas por lo que mejora el aspecto de cansancio. Es importante conseguir un resultado armónico, que tampoco queden demasiado altas o arqueadas”. Y añade que “relaja el entrecejo lo que mejora el aspecto de enfado o preocupación”.

¿Por qué confían en ella personas detractoras de otros tratamientos?

Las razones por la que la toxina tiene muchos más usuarios que el resto de los tratamientos inyectables, podrían ser varias. Su duración no es permanente ni pasa de cuatro meses, de modo que, si el resultado no es satisfactorio para el usuario, solo debe esperar. Y es importante lo que nos cuenta la Dra. Cristina Villanueva: “Los neuromoduladores no dejan huella estética negativa” cuando se realizan repetidamente. Y cuando solo se recurre a ellos de modo puntual, menos.

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“Una sola aplicación no dejará ninguna huella, ni positiva ni negativa, solo estaremos bien durante el tiempo que dure el tratamiento, de 4 a 6 meses. Y en el caso de tener un efecto adverso, algo nada frecuente, no durará más que entre 15 a 30 días”. No obstante, es muy importante la mano médica que lo ejecuta. “Y el diagnóstico previo”, añade la Dra. Villanueva: “Es muy importante hacer un buen estudio de los movimientos de la musculatura y realizar un tratamiento personalizado”.

Nuevos usos

De momento el uso de la toxina botulínica en Europa solo está permitido en el tercio superior de la cara. Sin embargo, nos cuenta el Dr. Morales-Raya que “en la práctica clínica de dermatología estética se utiliza también en regiones del tercio inferior facial -como el músculo platisma en el cuello, el depresor del ángulo de la boca o el masetero-, incluso aunque estos usos no estén aprobados oficialmente en Europa. Es decir, se emplean de forma off-label, basándose en evidencia clínica acumulada y evidencia científica cada vez más sólida, pero sin aprobación regulatoria formal”. 

Una intervención con neuromoduladores

Una intervención con neuromoduladores

@dracristinavillanueva

Es probable que no tarden en permitirse todos estos usos sobre los que “se están desarrollando ensayos clínicos”. Mientras tanto, muchos dermatólogos estéticos expertos lo llevan a la práctica seguros de lo que hacen. Cómo no iban a sentirse tan libres como ellos a la hora de decidir lo que quieren de la toxina, quienes ponen sus caras en sus manos.

¿Tendencia o estilo de vida?

El bótox puntual se perfila como una nueva manera de relacionarse con la estética menos centrada en la permanencia, en la persecución de objetivos universales y en la disciplina que a menudo se pretende imponer tanto desde la medicina como desde las publicaciones especializadas en belleza. 

Cada día es más importante la personalización y en ese camino, la toxina estacional o puntual podría ser más que una moda viral, una señal de respeto a los ritmos y los criterios propios.

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