Lo último en tecnología estética según Leticia Carrera, una de las profesionales más reconocidas del sector

Entrevista

El trato humano es tan importante como la ejecución de los tratamientos y la directora del centro Felicidad Carrera, lo tiene claro: “Hay que mimar al cliente como si fuera un bebé y respetarlo como si fuera la reina”.

Leticia Carrera

Leticia Carrera

Cortesía de Felicidad Carrera

Creció entre cabinas y cosméticos, cuidada por las manos de una madre que la embadurnaba de cremas cuando en España nadie cuidaba su piel. Leticia Carrera, farmacéutica, experta en dermocosmética y directora del centro que creó su madre cuando ella tenía seis años, es hoy una de las figuras más reconocidas del mundo de la estética. En ella confían Patricia Conde y Nieves Álvarez, por ejemplo. 

Aunque es conocida por su apuesta pionera por las nuevas y mejores tecnologías, también lo es por su prudencia, por haber mantenido siempre una filosofía de trabajo que solo persigue la naturalidad. Para la experta una de las claves de un negocio que lleva años consolidado como referente, es el cuidado del trato al cliente. Y se percibe en su actitud, mientras habla con nosotros: en su sencillez, su alegría y su delicadeza queda claro que nada de lo que pide a su personal en el centro, le es ajeno.

¿Qué recuerdos tienes de esa infancia entre conversaciones de belleza?

Yo tenía seis años cuando mi madre empezó en este mundo y lo que mejor recuerdo es la adolescencia. Era un lujo tener a una madre que me orientaba, una maravilla. Recuerdo que nadie utilizaba protector solar y que mi madre nos embadurnaba.

He tenido que decir no a clientes porque me negaba a que determinado trabajo tuviera nuestra firma”

¿Le hacías caso? En la adolescencia no es muy común…

Sí, sí le hacía caso. Es una edad a la que te importa mucho el físico, -que te salga un granito o depilarte-, y yo la tenía a ella. Mis amigas me envidiaban. Fui una de las primeras en hacerse la depilación con luz pulsada y luego con láser. Y en cuidarse las cejas. Mi madre siempre fue pionera y le gustaban las cejas anchas y naturales, pero las diseñaba y cuidaba.

Cuando empezaste a estudiar Farmacia, ¿ya pensabas en el legado familiar?

Tuve momentos de duda y de hecho quise alejarme del negocio de mi madre porque yo veía que trabajaba muchísimo y que siempre llegaba muy tarde a casa. Veía su esfuerzo y elegí ir por otro camino porque no quería trabajar tantas horas. Aún así opté por una carrera relacionada con lo que hacía ella. Cuando terminé la carrera de Farmacia hice la especialidad de Bioquímica Clínica en el hospital Gregorio Marañón y mi experiencia fue bonita pero ahí también me di cuenta de que echaba de menos la libertad de tener tu propia empresa. Antes de eso no sabía lo que era competir por nada: había sido hija única y no había tenido que enfrentarme a la realidad de la competencia hasta que llegué al hospital. Me resultó difícil. Y justo en ese momento mi madre me ofreció trabajo porque estaba abriendo un centro más grande, mientras yo hacía la residencia. Así fue como empecé con ella.

Lleváis muchos años con un centro. ¿En algún momento os planteáis abrir más?

No, porque uno solo ya requiere de mucho seguimiento y presencia. Eso es muy difícil si tienes varios. Prefiero seguir cuidando mucho al cliente y tener el control de todo el personal.

Leticia Carrera con Ultherapy Prime

Leticia Carrera con Ultherapy Prime

¿Hay algo de diván psicológico en la camilla de la cabina?

Sí, pero mi madre siempre ha cuidado que las trabajadoras no hablen con los clientes mientras los tratan. Y es algo que yo cuido mucho también. Es importante por varias razones: primero porque el cliente debe estar relajado, y segundo porque la esteticista no trabaja igual si no está concentrada en lo que hace. De modo que esa parte que dices de psicología, en nuestro espacio se vive más en el despacho, durante el diagnóstico, que en cabina

¿Qué valores heredaste de tu madre y qué has aportado tú?

Yo creo que el valor heredado más importante es el de la honestidad. He visto muchas veces a mi madre diciéndole a una cliente “estás fenomenal, no te gastes el dinero en eso”. Y también recomendándole algo que a lo mejor no se le había ocurrido. Es algo que me parece importantísimo en este sector en el que hay clientes que han pasado por muchos centros de belleza en los que les han prometido que van a rejuvenecer diez años. Las cosas no son así. Cada piel reacciona de forma diferente. Hay que ser honesto, no se pude prometer lo que no es real. Y, siguiendo con tu pregunta, yo he aportado conocimiento, disciplina, orden… soy muy ordenada en mi cabeza y en mi vida. También me gusta mucho la innovación, pero eso, según te lo digo, lo reconozco también como heredado. Mi madre siempre fue muy buena para detectar tecnologías pioneras buenas. Tal vez lo más importante de mi aportación es mi conocimiento en dermocosmética. Y que cuando hay un equipo nuevo lo entiendo mejor que mi madre. También que he informatizado los procesos.

La toxina es un 10 y sé que en el futuro tendrá nuevos usos interesantes”

Leticia Carrera

¿Cuál ha sido el mayor reto de liderar un proyecto con tanta historia detrás?

El mayor reto es no defraudar a mi madre.

¿Ha tomado más decisiones ella que tú?

Yo diría que hemos tomado las decisiones más importantes juntas. Excepto con algún equipo como Ultherapy, con el que se empeñó. Lo quería sí o sí porque lo había probado, incluso antes de que hubiéramos comprobado los resultados en otras personas.

¿Cómo ha cambiado el concepto de belleza desde que empezaste en el sector hasta hoy?

He visto un cambio importante. Nuestra filosofía siempre fue la defensa de la naturalidad. Buscábamos esos resultados desde la medicina. Hablábamos de prevención, de cuidar la piel, de protección… Apostábamos más por un cuidado continuo que por un efecto llamativo. Y hace años yo sentía que éramos las únicas que defendíamos esta visión de la belleza. De hecho, nos costaba inculcarlo en los clientes porque no todo del mundo estaba dispuesto a esperar. Y ahora es la tendencia general. Ahora todo es más fácil para nosotras y nuestro estilo de trabajo. Antes te pedían el inyectable del volumen y el rejuvenecimiento instantáneo que a mí nunca me gustó. He tenido que decir que no a muchos clientes porque me negaba a que ese tipo de trabajo tuviera nuestra firma.

Esperamos ansiosamente la evolución tecnológica que promete la IA”

¿Tu concepto personal de belleza ha cambiado con los años?

Sí, claro. De adolescente me miraba con lupa y quería mejorarlo todo. Ahora asumo las imperfecciones. Y así se lo digo a mis clientes porque muchas veces hay que asumir una parte del envejecimiento, esa que solo se resolvería con cirugía.

¿La arruga es bella?

Hay arrugas que no y otras que sí. Las del entrecejo, por ejemplo, no me gustan nada. Las del contorno de ojos y la frente me importan menos, siempre que no estén muy marcadas. Muchas veces no animo a mis clientes a tratar sus arrugas. Soy prudente. No me gusta abusar de la toxina.

¿Qué distingue al centro Felicidad Carrera?

Yo creo que la diferencia está en la innovación, la tecnología de última generación, la honestidad y el trato con el cliente. Esto último es una de las cosas que más me preocupan porque para mí es muy importante que tengan una experiencia muy buena. Cuidamos mucho el lenguaje y los modales. Les tratamos con mucho mimo. Mi madre siempre decía “trata al cliente con el cariño que tratarías a un bebé y con el respeto con el que tratarías a la reina”.

La medicina estética está en constante evolución. ¿Qué tecnologías consideras realmente transformadoras y cuáles descartas como puro marketing?

Nunca he visto el beneficio real del plasma rico en plaquetas. En cambio, la toxina es un 10: es increíble y sé que irán apareciendo nuevos usos interesantes. En el futuro sustituirá a los fillers, que solo me gustan para un retoque puntual y moderado. Los inductores de colágeno me gustan. Sobre todo, combinados con tecnologías. Los exosomas me encantan, les veo un futuro prometedor.

¿Cómo afectará la IA a la estética?

Creo que provocará un cambio interesante, y estamos esperando ansiosamente la evolución tecnológica que promete, porque hace años que no hay una revolución potente en el sector. Creo que ayudará a que se produzca un salto cualitativo.

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Habéis desarrollado dos productos de marca propia…

Sí, un complemento de colágeno dedicado a los pacientes que se hacen Ultherapy o Morpheus, para que el resultado sea mejor. Y un reductor corporal para potenciar los tratamientos de cabina. Formulamos los dos porque me faltaban, no encontraba lo que necesitaba. En el segundo caso, por ejemplo, no había un cosmético que trabajara sobre todo a la vez: la flacidez, la celulitis y la reducción. Y en cualquiera de los dos, no existía algo con la concentración de activos que yo buscaba.

¿Cuál es tu visión de futuro para el centro Felicidad Carrera?

Seguir innovando. Estar atenta a la tecnología que llegará gracias a la IA. Seguir dando lo mejor a mis clientes, hacer que se sientan bien. En resumen, seguir donde estoy porque me encanta lo que hago. 

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