El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
Las relaciones personales son, posiblemente, el aspecto más complicado de gestionar, en especial cuando se está pendiente de todos los movimientos de la otra persona. Un apunte que ha destacado la psicóloga Virginia Frutos, quien divulga con frecuencia sus conocimientos mediante redes sociales. A través de un vídeo compartido en TikTok, la experta en bienestar emocional reflexionaba sobre las personas que se escudan en su condición para esquivar posibles cambios.
“A veces nos encontramos con personas que dicen “así soy yo”, como si fuera una verdad absoluta. Pero, ¿realmente así eres? ¿O así aprendiste a protegerte, a defenderte, a no cambiar? Muchas veces creemos que nuestra forma de ser es una decisión personal, pero también puede ser una adaptación: maneras que aprendimos para protegernos, para encajar, para que no nos duela tanto”, contaba a sus seguidores.
“Tal vez podrías empezar a reconocer qué partes de ti quieres seguir eligiendo y cuáles ya no necesitas seguir sosteniendo”, insistía. Recientemente, Frutos también recalcaba la necesidad de evitar el abuso en las bromas: “Esto va para los bromistas: si tus bromas están siempre haciéndole daño a la misma persona, no eres gracioso. Te falta empatía y te sobra crueldad. Sí, eres cruel. La microviolencia no se vuelve aceptable porque le pongas una sonrisa encima a tus bromitas”.
Basta de bromas
“El humor es una herramienta maravillosa para la salud mental y el bienestar emocional. Pero hay una gran diferencia entre ese humor que suma y el que se usa para hacer sentir mal a alguien o para hacerlo sentir menos. Por eso, cuidar cómo usamos el humor es también una forma de respeto y de amor hacia quienes nos rodean”, remarcaba. Recientemente, la psicóloga también aportaba su punto de vista sobre la confusión y malos pensamientos que pueden generar terceros.
“No estás confundida, te están confundiendo. Te dicen te quiero, pero no hacen nada para quedarse. Te escriben y luego desaparecen. Te dicen no quiero perderte, pero no hacen nada para sostenerte. Te acercan, te enfrían y cuando reaccionas te dicen qué exagerada que eres. Y el problema aquí no es tu sensibilidad, es que hay personas que confunden y luego te culpan por estar confundida. Y no necesitas que te quieran a ratitos”, comentaba.


