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Wendy Suzuki, neurocientífica: “Dije 'te quiero' por primera vez a mi padre cuando le diagnosticaron demencia. Colgamos el teléfono y me eché a llorar porque había cambiado la dinámica familiar de generaciones enteras”

Decir Te Quiero

La neurocientífica Wendy Suzuki ha demostrado que nunca es demasiado tarde para empezar a decir te quiero

Wendy Suzuki, neurocientífica

The Mel Robbins Podcast

Los seres humanos somos expertos en dar por sentados los sentimientos de quienes nos rodean. Tanto es así que muchas personas llegan a la vejez lamentando no haber dicho suficientes veces “te quiero” a sus seres queridos. No porque no lo sintieran, sino porque, ya sea por cultura o tradición familiar, nunca adquirieron el hábito de expresarlo. Dos palabras sencillas, pero cargadas de significado, que aprendemos a pronunciar demasiado tarde.

Sin embargo, la neurocientífica Wendy Suzuki ha demostrado que nunca es tarde para empezar a decir te quiero. Invitada al pódcast de la reconocida coach en desarrollo personal Mel Robbins, conmovió a miles de oyentes al compartir una historia íntima que cambió su vida y la historia emocional de toda su familia.

Wendy Suzuki, neurocientífica

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Suzuki, estadounidense de tercera generación de origen japonés, explicó que en su hogar nunca existió la costumbre de decir “te quiero”. “No es porque no nos queramos, simplemente no es algo que se diga. No forma parte de nuestra cultura”, afirmó.

Decir “te quiero” no forma parte de nuestra cultura. No es que no nos queramos, pero no lo decimos

Wendy Suzuki, neurocientífica

Pero todo cambió con un diagnóstico médico: a su padre le detectaron demencia. Aquella noticia sacudió su manera de ver la vida y las emociones. “Pensé: “Caray, ¿sabes qué? Quiero empezar a decirlo”, confesó a la coach emocionada mientras recordaba el momento.

Suzuki empezó a decir te quiero cuando a su padre le diagnosticaron demencia

Getty Images/iStockphoto

Sin embargo, como hija adulta que jamás había pronunciado esas palabras hacia sus padres, la idea le resultaba incómoda. Reflexionó durante días, hasta que decidió que lo mejor sería plantearlo abiertamente, pidiendo permiso e iniciando una conversación sincera.

Con una sola frase, había roto una cadena generacional de silencio emocional. Fue el punto de inflexión en la historia de mi familia

Wendy Suzuki,neurocientífica

Cada domingo, llamaba a sus padres para contarles cómo había sido su semana. Su madre contestaba primero y luego pasaba el teléfono a su padre. Pero hubo un domingo, en que Wendy decidió dar un paso diferente. Comenzó la charla con su madre como siempre, y en un momento le dijo: “Mamá, me he dado cuenta de que nunca decimos “te quiero” al final de nuestras conversaciones. ¿Qué te parece si empezamos a hacerlo?”

Recuerda perfectamente el silencio que siguió. Unos pocos segundos que se sintieron eternos. “Estaba aterrada de que dijera que no. Podía pasar. Podía no sentirse cómoda. Pero, tras ese silencio que me pareció una eternidad, me respondió: Creo que es una gran idea”.

Terminaron la conversación con una sensación extraña, como si ambas supieran que algo había cambiado. Describe que se sintieron como dos leonas dando vueltas una alrededor de la otra, preguntándose: “¿Qué va a pasar? ¿Quién va a decirlo primero?” 

Así que, con una mezcla de valentía y ternura, la neurocientífica se atrevió a decir te quiero. Cuenta que su madre respondió con las mismas palabras con una voz algo forzada, casi como sacada de una película de Disney, solo para atravesar la incomodidad del momento.

La emoción intensa hace que los recuerdos dependientes del hipocampo se fijen

Wendy Suzuki,neurocientífica

Justo después llamó a su padre. Fue más fácil, explica, ya que sabía que su madre lo había aceptado y confiaba en que él también lo haría. Acordaron decirse “te quiero” y al colgar, Wendy se echó a llorar. Con una sola frase, había roto una cadena generacional de silencio emocional. “Ese fue el punto de inflexión en la historia de mi familia: pasamos de no decir “te quiero”, a decirlo”, señala. 

Lo más conmovedor ocurrió una semana después. Al volver a llamar, decir “te quiero” a su madre ya no resultaba incómodo. Pero lo que realmente la marcó fue que su padre, en medio de su demencia, fue quien pronunció primero esas palabras. Él, que apenas recordaba lo que había pasado el día anterior, había conservado intacto ese pacto emocional y lo cumplió sin que ella tuviera que recordárselo. Como neurocientífica especializada en memoria, Suzuki comprendió de inmediato lo que había sucedido: su padre fue capaz de recordarlo gracias a la resonancia emocional. “La emoción intensa hace que los recuerdos dependientes del hipocampo se fijen”, explicó.

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Y aunque su hipocampo ya no funcionaba del todo bien, la carga emocional de ese instante, su hija adulta pidiéndole, por primera vez, poder decirle “te quiero”, fue lo suficientemente poderosa como para crear un nuevo recuerdo. Uno que quedó grabado y que perduró en su memoria. “Siempre valoraré ese momento, porque la última vez que hablé con él... también me dijo ‘te quiero’”, concluye la neurocientífica emocionada. 

Su historia se ha convertido en una gran inspiración para quienes no acostumbran expresar su afecto en palabras, recordándoles que nunca es demasiado tarde para empezar a hacerlo.